De las pantallas flexibles se viene hablando desde hace mucho, aunque la primera se les vio de manera pública en el Consumer Electronic Show (CES 2019) de la mano de Royole, con un smartphone que no convenció a muchos sobre todo por sus acabados poco finos. También lo vimos en LG con su televisor enrollable… pero ese es otro tema.
El pasado 20 de febrero los aficionados a la tecnología se dieron cuenta que la cosa iba en serio: durante la presentación de sus smartphones Galaxy S10, Samsung develó el Galaxy Fold, un dispositivo de poco más de 7,3 pulgadas que se dobla y se convierte en uno de 4,6”.
Solo unos días más tarde, justo antes del inicio formal del Congreso Mundial de Móviles de Barcelona (MWC), Huawei presentó su Mate X, un dispositivo que desplegado alcanza las 8 pulgadas y doblado las 6,6 pulgadas. Aquí quedó confirmado que la pantalla flexible en los smartphones sería la tendencia del año.
¿Pero vale la pena realmente considerar siquiera la posibilidad de adquirir uno de estos novedosos aparatos? A continuación te daré cuatro razones por las que considero que es una buena idea y cuatro razones por las que no lo es apostar ya por smartphones con pantallas flexibles.
Razones por las que un smartphone con pantalla flexible es una BUENA idea:
- Te va a permitir tener a la mano una pantalla más grande si lo necesitas.
- Un poder de procesamiento similar al de una computadora en el bolsillo (o donde quepa)
- Una nueva manera de usar las cámaras para mejores fotos.
- Por fin, un dispositivo que tenga una gran batería sin que esto signifique convertir el aparato en un ladrillo.
Razones por las que un smartphone con pantalla flexible es una MALA idea:
- Pese a que se han logrado anchos menores a 1 cm, siguen siendo equipos voluminosos. En el bolsillo, no va.
- Hasta el momento hay que olvidarse de carcasas, es imposible. Y hay que ver si efectivamente soportan caídas.
- Hay que ver qué porcentaje del tiempo lo vas a tener doblado o desplegado. ¿Valdrá la pena entonces hacer la inversión?
- Y hablando de esto: son demasiado caros.
Hay un mantra que el experto en tecnología Arturo Goga siempre repite: espera siempre a la segunda generación. Este consejo suele tener sentido, pues siempre el lanzamiento inicial suele ser el del prototipo mejorado, pero es recién con la segunda generación de cualquier dispositivo –cuando ya se tiene el feedback del usuario real- en la que se suele corregir desde problemas de hardware y de software, incluyendo los de diseño.
Sin embargo, no vamos a dejar la cosa aquí. Es necesario –creo yo- hacer un listado de los aspectos como consumidores que se le debe exigir a este nuevo tipo de smartphones:
-Que el sistema de doblez sea duradero y que la pantalla flexible tenga un mejor acabado.
-Que se desarrollen más aplicaciones que le saquen el jugo a las nuevas dimensiones de la pantalla y al hardware que acompaña al equipo. Con software que cambie de tamaño no basta.
-Saber si es que el plan es popularizar el concepto o si será, desde el saque, un producto de nicho.
-Que sea más clara la necesidad en el consumidor que este tipo de aparatos viene a solucionar.
¿Cuál es tu opinión?