Una reja de fierro pintada de celeste se abre despacio, como si fueran las alas de una mariposa. Ocurre lo normal a esta hora en los pueblos del ande, arriba de los 3 mil metros: hace frío, el viento suena y se hace siesta. Sin letrero visible que anuncie y sin vigilante que guíe, el bus ingresa a una hacienda histórica, la primera sorpresa de un viaje que tres familias han preparado para sus hijos, ávidos lectores de tablets más que de libros: es la hacienda La Florida, en Tarma, donde Julio Ramón Ribeyro escribió su célebre cuento Silvio en el Rosedal y donde Alfredo Bryce Echenique decidió tomarse la última fotografía para la tapa de su libro, en homenaje a su querido amigo.
Un libro en tiempo real, si se me permite.
Una vez que los niños escuchan la historia, pisan el balcón de Silvio y recorren el huerto, una primera parte de la tarea ha sido cumplida: hacerles ver a los muchachos de 6, 10, 12 y 15 años que las vacaciones escolares tienen algo más que videojuegos. Pueden ser historia. Lo prueban sus rostros esa misma noche, hace dos semanas, rodeados de una fogata que nunca se apagó gracias a los algarrobos.
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La Hacienda La Florida -delicioso café, sabroso pan, habitaciones cómodas- es solo el primer paradero de la ruta de 6 días que el equipo de Happy Trails, liderado por el excursionista Víctor Doig Velarde ha organizado bajo el concepto de Family Experience: dos o tres familias ahorran unos meses, marcan el calendario y aceptan viajar a algún rincón extraviado de la naturaleza peruana. El plan incluye Tarma, Pozuzo, Oxapampa y Villa Rica. Sierra, selva, sol y café. Esto último es el paradero final. “Yo creo -dice Víctor- que conocer el país en ruta, en pareja o con tus hijos pequeños, es una forma ideal para liberarse del estrés de la ciudad, conocer otras culturas y entender, a partir de ese contacto, que todo aquello hermoso que dicen los libros está para preservarse. Lo acompaña Emma, su pequeña de 6 años, cuyo destino parece estar en la veterinaria o el trail running. Camina como si estuviera en una pasarela, aunque sean los 4 kilómetros de una montaña en la selva central que debe coronar para llegar al Mirador de Trama, un recodo en el camino que cruza a Oxapampa. Aunque unas vacas se han quedado a pastar en medio de la trocha, impasable. Aunque un derrumbe de lodo quiera detenerla.
Lo mejor de todo es que, contagiados por el espíritu aventurero de Emma, los demás niños la siguen. La alientan. Le creen la felicidad.
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Pozuzo es todo eso que dice Google, solo que caminarlo es mejor. Paz. Dice Wikipedia sobre Pozuzo que fue la primera colonia de su tipo fundada en 1859, cuatro años después de que el gobierno peruano les concediera las tierras a los colonos austro alemanes. A 84 km al Norte de la ciudad de Oxapampa y a 360 km de Cerro de Pasco. El sello natural en Prusia, acaso el paraíso perdido en la selva central es cinematográfico: plantas geométricas, pisos de madera y techos a dos aguas. Aquí es imposible no detenerse a almorzar en el restaurante Típico Prusia, donde la cecina, el chorizo y el plátano maduro se van montando uno sobre otro, como si el chef construyera un edificio. Con ese almuerzo, se puede continuar el itinerario: Trama y La Colonia en Pozuzo; el Mirador La Florida y las cataratas del Río Tigre en Oxapampa; la Finca Cafetalera La Torre, la laguna El Oconal, la fábrica de chocolates Kemito y el hospedaje Monte Sinaí que tiene una vista privilegiada. Los siguiente almuerzos se pueden tomar en La Casa de Yeral, después de coronar esta cima, en Mirador de Trama:
No debería uno regresar a Lima, nunca más.
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Happy Trails prepara una nueva aventura: se acerca otro fin de semana largo del 8 al 11 de diciembre y será motivo del segundo Family Experience con destino Ayacucho. El programa de actividades está destinado para familias con niños entre los 3 y 12 años para que conozcan el arte, la historia y cultura de Ayacucho de una manera entretenida de acuerdo a sus edades.
Es un viaje que transforma.
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