El torero español que conquistó el cine con su talento y fue acusado de pertenecer a una banda de narcotraficantes peruanos en los años 60

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Increíble detención

El lunes 5 de febrero de 1968, la Policía de Investigaciones del Perú (PIP) reveló que tenía detenido al artista y torero español Enrique Vera García. El ibérico fue arrestado por ser el enlace entre una banda de traficantes de opio y cocaína de Cajamarca y otra de narcotraficantes limeños. Los investigadores explicaron que el matador fue capturado en Lima con 800 gramos de cocaína, que iba a vender a varias personas en pequeños paquetes.

Vera llevaba cinco años viviendo en nuestro país y era conocido por presentarse en la Plaza de Acho y en provincias. Según la PIP, el español entró a la banda criminal en su penúltimo viaje a Cajamarca. En esa ciudad, contactó a José Piedra Martín, uno de los principales narcotraficantes de la zona y le ofreció servir como enlace en el “mercado limeño”. El jefe de la banda aceptó la propuesta y le entregó, al inicio, varias muestras de cocaína. Ya con la droga en su poder, Enrique regresó a la capital y, días después, volvió a la ‘Ciudad del carnaval peruano’ con “más pedidos”.

Finalmente, los investigadores afirmaron que Vera también consumía esta sustancia ilícita, una de las razones que lo impulsó a contactarse con estos narcotraficantes. Minutos después, el torero europeo fue puesto a disposición del Juez Instructor de Turno junto con el resto de la banda criminal capturada. Cabe recordar que Vera García tenía pocos años de haber recibido su alternativa en España y había trabajado en películas como “Tarde de Toros, “El último Cuplé” y “El niño de las monjas”.

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Captura por venganza

El martes 6 de febrero de 1968, el Juez Instructor de Turno, Federico Kajatt Chahade, explicó a los periodistas nacionales que el actor español había sido puesto a disposición de su despacho sin el atestado policial correspondiente y sin pruebas suficientes. Horas después, la conviviente de actor, Angela Arrieta, contó que Vera estaba detenido por una denuncia de su esposa, Elena Benites, quien “en venganza lo acusó falsamente ante la PIP como narcotraficante y drogadicto”.

Arrieta manifestó que la captura del torero lo estaba perjudicando económicamente, ya que llevaba detenido desde el 4 de enero de ese año, impidiéndole cumplir con varias presentaciones taurinas ya pactadas y la grabación de una película peruana mexicana. El jefe de la División de Narcóticos confirmó la denuncia hecha por Benites contra el torero. También afirmó que tres de los detenidos ratificaron a Vera como intermediario de la banda delictiva en Lima. El español lo confesó todo después. Los capturados serían enviados a Cajamarca. Por eso, la policía no mandó el atestado al Juez Instructor.

Al día siguiente, 7 de febrero de 1968, la PIP envió al juez el informe de la captura de la banda de narcotraficantes peruanos. Enrique Vera siguió recluido en la Carceleta de Palacio de Justicia. Horas más tarde, la policía reveló que el torero seguiría detenido por varios días más, ya que el Decreto de Ley N.º 11005, de 1948, les permitía retenerlo hasta que se aclaren las investigaciones. También informaron que habían capturado a gran parte de la banda criminal cajamarquina en Chota.

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Amor encubierto

Días después, el jueves 15 de febrero, el juez Kajatt citó a Benites para que declarara en el caso que ella misma denunció. Según dijeron voceros del juzgado, habría pruebas que su esposa sabía todo lo relacionado al tráfico de drogas del torero y que, por un tiempo, lo encubrió. Ese día también se presentó un nuevo atestado policial sobre la captura de la banda criminal. Ahí se reveló el nombre de diez personas, una de ellas tenía una fuerte amistad con Vera. El tema estaba por resolverse.

El miércoles 21 de febrero de 1968, el juzgado dejó en libertad a Enrique Vera García. Según Kajatt, no había encontrado pruebas suficientes para condenar al torero español por el delito de tráfico ilícito de drogas. También confesó que el detenido pudo salir antes; sin embargo, tuvo que ser confrontado con algunos miembros de la banda criminal antes de obtener la libertad condicional. Tras su salida, el actor ibérico pasó otros interrogatorios y su esposa declaró antes la policía.

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Nuevo caso de narcotráfico

Un año después de ese sonado caso policial, el lunes 21 de abril de 1969, Enrique Vera fue detenido nuevamente por la PIP, junto a Arrieta y su suegra, tras ser involucrado en otro caso de tráfico de drogas. Esta vez fue acusado de formar parte de una red familiar que se dedicaba a la “venta clandestina de clorhidrato de cocaína en paquetitos de un gramo” en la cantina “El banderillero”, en El Rímac. El local era propiedad de Julia Bellido, madre de su pareja.

Según los investigadores, este grupo vendía la droga en cajas de fósforos. El cliente hacía una señal secreta para solicitar la mercadería. El gramo de este estupefaciente costaba 350 soles. Durante el allanamiento del local, se encontraron varios paquetes con cocaína. Todos los integrantes de la banda fueron puestos a disposición del Juez Instructor de Turno. No se supo nada más del caso. Lo último que se conoció de Enrique Vera es que se anunció su presentación en la Plaza Acho en setiembre de ese año.

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