La historia del soldado español que peleó en la II Guerra Mundial, fue capturado por los nazis y terminó en un club nocturno del Callao
José del Río Cumbreras fue capturado por el ejército de Adolfo Hitler en 1942 y sufrió los más crueles castigos. Años después, llegó al Perú luego de recorrer varios países de Latinoamérica. Nadie imaginó que su memoria guardaba los más atroces recuerdos de la Segunda Guerra Mundial.
El mismo día que Ralph ‘Tiger’ Jones retuvo su título de campeón mundial de peso mediano de boxeo contra Sugar Ray Robinson, una increíble historia de guerra se conoció en todo el país a través de El Comercio. La mañana del sábado 20 de enero de 1955, el diario Decano publicó una entrevista sobre José del Río Cumbreras, ex soldado español en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Lo anecdótico del reportaje es que el ibérico se encontraba en el Perú trabajando como jefe de camareros en un club nocturno del Callao. Nadie imaginó que el trajeado empleado tenía en su memoria una infinidad de experiencias de su lucha en el conflicto bélico. También fue voluntario del ejército norteamericano en la guerra de Corea (1950-1953).
Prisionero del ejército alemán
La historia de vida de José del Río Cumbreras era sorprendente. Nació en la provincia de Cádiz, situada al sur de la comunidad autónoma de Andalucía, en España. En 1954, llegó al país luego de haber recorrido distintas ciudades de América Latina. En pocos meses, el español se convirtió en el jefe encargado de los meseros en el club nocturno “Rex”, ubicado en el Callao. Venía con la experiencia de haber trabajado en empleos similares en Venezuela, México y Ecuador. Nadie imaginó que su memoria guardaba los más atroces recuerdos de la Segunda Guerra Mundial.
Del Río se enroló como voluntario del ejército español para luchar en el conflicto bélico en 1942. Es así como llegó a ser sargento de las Fuerzas Francesas Libres (FFL), desde donde batalló contra el ejército alemán comandado por Adolfo Hitler. Meses después, cayó como prisionero de los nazis durante un combate en Metz, al noreste de Francia. “Una patrulla alemana nos sorprendió en un bosque, llevándonos al cuartel general de la Gestapo (policía secreta oficial de la Alemania nazi), en donde recibimos severos castigos e interrogatorios”, explicó Cumbreras.
Luego, el soldado ibérico fue llevado a Berlín como prisionero de guerra hasta 1945. De ahí lo trasladaron al campo de concentración de Tomchouve, en Polonia. En el lugar, logró formar un fuerte grupo rebelde con los que escapó meses después por la ayuda del ejército de resistencia polaca. Todos los fugitivos fueron escondidos en Suiza. El conflicto más mortífero de la historia estaba por terminar.
Años después del final de la guerra, José del Río Cumbreras se enroló como voluntario en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos. Fue parte del Batallón 11 de la Segunda División de Infantería. Con ellos, luchó en el conflicto de Corea. Ahí fue herido con varios disparos de ametralladoras en “La Toma de Houan”. Luego del incidente, fue declarado “huérfano de guerra” por la Organización Internacional de Refugiados (OIR).
Una nueva vida sin peligro
Luego de recuperarse, Cumbreras viajó a México, donde trabajó en varias empresas comerciales. En ese país, fue mayordomo del conocido jurista español Luis Jiménez de Asúa. El ex soldado trabajó poco tiempo en la casa del reconocido político. Meses después, se enroló como encargado del bar en un crucero panameño. Un trabajo que consiguió debido a que hablaba “francés, alemán e inglés”.
De esta manera, el ex combatiente español recorrió varios países de Centroamérica. Más adelante, viajó a Venezuela. Ahí empezó a trabajar como jefe de camareros en el club nocturno Moulin Rouge de Caracas. Después, se mudó a Ecuador. En el país vecino, se encargó del bar en el club Moroco y fue camarero en el Hotel Humboldt de Guayaquil. Luego, llegó al Perú en busca de una estabilidad económica y laboral.
Con el pasar de los años, José del Río Cumbreras decidió quedarse en Lima, ya que se sentía como en su “casa”. Además, consideraba a nuestro país como una de las naciones “más acogedores que había conocido a lo largo de su vida”. Es así como este ex soldado español llegó Perú para trabajar como jefe de camareros luego de experimentar los terrores de la Segunda Guerra Mundial y del conflicto de Corea.