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Fuga perfecta: la historia de cómo un delincuente fue ‘rescatado’ por su hermano del hospital en los años 70
Teodoro Correa Benites, alias Coto, lideró una banda criminal que robaba artefactos y joyas caras en Lima. En 1977, el peligroso delincuente recibió un balazo en la espalda durante el frustrado asalto a la agencia del Banco de Crédito de Miraflores. Por eso, estuvo cerca de un mes en el conocido hospital limeño, de donde fue rescatado por sus cómplices.
Era la mañana del miércoles 8 de julio de 1970, cuando El Comercio informó sobre la captura de una banda criminal que se dedicaba al robo de artefactos y joyas caras en Lima. La Policía de Investigaciones del Perú (PIP) reveló que este grupo delincuencial se hacía llamar “Los inocentes” y era liderado por Teodoro Correa Benites, alias Coto, un peligroso y violento asaltante peruano.
Los otros integrantes de esta red fueron identificados como Braulio Navarrete La Hoz, Francisco Ruiz Rosales y Benjamín Maldonado Lino. Este último fue arrestado primero y encerrado en la carceleta del Callao. A todos ellos se les acusó de ser los autores de más de 30 robos de radios, televisores y radiolas. También habían substraído joyas y pinturas caras de varios recintos limeños. El monto de lo robado superaba los dos millones de soles. Esta fue la primera vez que se supo de los actos ilícitos de Correa.
Frustrado asalto
La tarde del 13 de octubre de 1977, cuatro delincuentes, entre los que estaba Teodoro Correa, llegaron hasta la agencia del Banco de Crédito, ubicada en avenida República de Panamá, en Miraflores. Ya en el lugar y al verse descubiertos, los hampones dispararon contra el Guardia Civil (GC) que cuidaba la entidad financiera. Ante los disparos, el agente policial logró refugiarse detrás de una camioneta e iniciar una balacera contra los asaltantes. Uno de los delincuentes murió en el acto.
Los otros tres huyeron en un Volkswagen. Un patrullero de la PIP logró perseguirlos por varias cuadras e intercambiar disparos con ellos. Esto hizo que el auto de los asaltantes se estrellara contra un árbol. Nada pudo evitar que uno de criminales se diera a la fuga. Correa y su otro cómplice quedaron heridos en el vehículo. El conocido delincuente tenía tres heridas de bala en el cuerpo, una de ellas en la espalda. Su compañero solo tenía lesiones leves. Por eso, ambos fueron trasladados al Hospital Dos de Mayo, en el Cercado de Lima. Allí Benites se quedó internado por varias semanas.
A las once de la mañana del viernes 11 de noviembre de 1977, cinco sujetos llegaron hasta el Hospital Dos de Mayo para rescatar a Correa. Segundos después, entraron al pabellón Santa Rosa y dispararon violentamente contra los dos Guardias Republicanos (GR) que custodiaban al delincuente. Francisco Chipana Ccalle, uno de los agentes, de 35 años de edad, recibió un balazo en la cara y quedó tendido en el suelo. Luego, los criminales amenazaron de muerte a los enfermos que estaban en la sala y cargaron a Correa para sacarlo del pabellón.
Tras un corto recorrido, salieron del nosocomio por la puerta del jirón Puno. En seguida, abordaron un auto amarillo en donde los esperaba un sexto hampón. Chipana fue atendido de inmediato en el hospital. Minutos más tarde, los médicos explicaron que su estado era grave debido a la “corta distancia del disparo” y la zona donde entró la bala. Esa noche, la PIP y la GC no quisieron revelar más detalles sobre este caso.
Al día siguiente, la mañana del sábado 12 de noviembre de 1977, Francisco Chipana falleció en el nosocomio limeño. Sus restos fueron velados esa misma mañana en el Cuartel General de la Guardia Republicana. Esa tarde, la GR decidió ascender póstumamente al agente caído al cargo de Superior. Asimismo, se conoció que los sujetos que ayudaron a Correa a fugarse tenían entre 24 y 30 años de edad. Todos ellos llegaron al hospital vestidos con saco y corbata.
Según informó la PIP, los malhechores aprovecharon la hora de visita para ejecutar la “operación de rescate”. Primero atacaron a Nilo Villegas, el otro guardia que custodiaba a Correa. Luego, le dispararon a Chipana, quien quiso evitar la fuga del preso. Los testigos revelaron el número de placa del auto en donde fugaron los criminales. También confesaron que el que dirigió el plan fue el hermano del avezado delincuente, Hugo Correa Benites. Él no tenía antecedentes policiales.
Hugo había llegado temprano al hospital para comunicarle a su hermano los detalles del rescate. La PIP, la GC y la GR, empezaron un megaoperativo por todo Lima para dar con los autores del violento asesinato de Chipana y recapturar a Coto. Cabe resaltar que el guardiafallecido era de Huancané, Puno. Además, tenía diez años de servicio en esa institución policial, era soltero y vivía con su mamá y su hermano menor en una casa en La Victoria.
La mañana del lunes 14 de noviembre de 1977, los restos de Francisco Chipana fueron enterrados en el cuartel San Ciriano E-25 del cementerio El Angel, en Barrios Altos. En el sepelio estuvieron presentes varias autoridades como el general Gastón Zapata de la Flor, el director superior de la Guardia Civil y el agregado militar adjunto de la embajada de Estados Unidos. Ellos presentaron sus condolencias a la familia de la víctima.
Horas después, la policía informó que había detenido a más de una decena de sospechosos vinculados a la fuga del avezado delincuente. Todos estaban siendo interrogados por la PIP. También revelaron que para sacar a Correa del hospital, los malhechores asaltaron un taxi y metieron a su chofer en la maletera. Tras realizar el trabajo, el vehículo fue abandonado en la avenida Nicolás Arriola. Con ayuda de los testigos se estaba elaborando un identikit de los violentos criminales.
Días más tarde, el domingo 20 de noviembre de 1977, El Comercio informó que los detectives habían identificado a los sujetos que ejecutaron el rescate de Coto del Hospital Dos de Mayo. Según los agentes, fueron seis los delincuentes que ayudaron a fugar a Correa. Uno de ellos había sido detenido por las autoridades policiales y fue él quien proporcionó los datos de sus cómplices. Más de un mes más tarde, el 26 de diciembre de ese mismo año, la policía confirmó que ninguno de los sospechosos capturados tenía relación con fuga del peligroso criminal peruano.
Ese día, solo se afirmó que el autor intelectual de la fuga y el hombre que ejecutó los disparos contra Chipana fue Hugo Correa. También se recalcó que Teodoro Correa era un violento asaltante de bancos y que había escapado varias veces de la cárcel. En las siguientes semanas, no se supo nada más de este caso policial. Al año siguiente, el martes 27 de octubre de 1981, se conoció que Teodoro Correa Benites volvió a delinquir. Esta vez asaltó una concesionaria de la lotería de Lima y Callao y se llevó 32 millones de soles junto a otros dos conocidos criminales de nuestro país.
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