No existen límites para nuestro desarrollo humano
Por: Carla Granados Moya
Corresponsal escolar 1997. Historiadora
Nuestra memoria está colmada de episodios maravillosos; esta mantiene vivos recuerdos del árduo trayecto de nuestras vidas, en la lucha constante por alcanzar nuestros sueños. Dicen que aquella persona que no sueña, no vive…
En 1997, cuando tenía 14 años fui invitada a participar en el Programa de Corresponsales Escolares del Diario El Comercio, en ese entonces cursaba el cuarto año de secundaria, era inquieta, entusiasta, y tenía miles de ideas para lograr el desarrollo de mi comunidad, sin embargo hasta ese momento no imaginaba lo que sucedería y lo que era capaz de realizar…
Aquí algunos recuerdos…
Mi colegio está ubicado en un AA.HH del distrito de Chosica, en ese entonces, como miles de Centros Educativos en el Perú, no contaba con infraestructura, estudiábamos en aulas de estera. Era Teniente Alcaldesa Escolar, cuando un extraordinario maestro con discapacidad, dejando atrás sus limitaciones físicas y cumpliendo su auténtica labor de maestro, nos hace la invitación, junto a dos compañeras más, para asumir el rol de corresponsales escolares. Su incasable aliento me motivó a escribir mi primer artículo referente a la situación del Complejo Arqueológico de Cajarmaquilla, sitio que diariamente cruzábamos para asistir al colegio y que formaba parte de nuestro paisaje; todos debíamos de involucrarnos en la tarea de proteger este patrimonio. Recuerdo que me llevó algo de un mes culminar el artículo, finalmente, con temor y alegría por haber culminado mi investigación, dejé el artículo por la Página Escolar del Diario El Comercio. Temía como cualquier adolescente, a los cuestionamientos que hicieran de mi redacción y conocimientos. Recuerdo que contaba los días para ver si publicarían el artículo, en la edición dominical…
…ser Corresponsal escolar no sólo implicaba escribir artículos, participábamos también de una serie de eventos: congresos, encuentros, cursos, seminarios, paseos, ayudas sociales y visitas a diversos lugares, para muchos casi inaccesibles, por ejemplo recuerdo las visitas a distintas bases de las Fuerzas Armadas o las reuniones en la Red de Líderes Adolescentes del hoy Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social. En estos espacios, aprendíamos de todo desde hacer panes, hasta hacer pruebas de comando. Era muy divertido encontrar a tus amigos y poder compartir ideas, momentos de alegría, aventura y aprendizaje, crecíamos a nivel intelectual y emocional, era lo máximo sentir que podías ser un agente de cambio social…
…“Los Semilleros” eran un grupo especial, adolescentes con capacidades extraordinarias, y casi siempre eran ganadores de las seis categorías premiadas en la Convención Nacional de Corresponsales Escolares del Diario El Comercio, ¡todos queríamos y teníamos la oportunidad de ser como ellos! En el trayecto anual, sólo tenías que ser perseverante, leer, escribir muchísimo y tener condiciones de liderazgo; ¿pueden imaginarse tal nivel?, entendiendo que todos los corresponsales éramos sobresalientes en nuestros colegios…
…El Museo Naval nos abría sus puertas en verano para formarnos como Promotores Culturales, durante el desarrollo del curso prácticamente vivíamos en el Museo; pienso que fue esta una de las experiencias más enriquecedoras, sin duda reforzó mi vocación, me incliné desde muy niñas por la investigación histórica, la arqueología, la antropología, en ese entonces soñaba con trabajar en ese Museo y apoyar en el proyecto arqueológico desarrollado en la Isla San Lorenzo dirigido por la Marina de Guerra del Perú.
Desde siempre admiré la cultura material e inmaterial del ser humano…
Serían incontables las experiencias y anécdotas; de la misma forma calcular lo aprendido en esos dos años como corresponsal escolar.
Simplemente les cuento que mis viajes desde Chosica hasta el Centro de Lima (45 km), para dejar los artículos, – y cuantos lugares más – las tenía que visitar guiada por un pequeño plano que mi padre me regaló y con el apoyo incondicional de mi madre y hermanas, puedo decir que nada de esto fue en vano, mis precariedades económicas no fueron obstáculos, para alcanzar gran parte mis sueños.
Con humildad les cuento que casi todos los artículos que envíe, fueron publicados; forme parte de “Los semilleros”, fui premiada en la Categoría “Ladrillo” al corresponsal más trabajador y responsable en la Convención de Corresponsales Escolares del Diario “El Comercio” en 1998, como premio recibí entre otros regalos, el obsequio de una beca preuniversitaria.
Ingresé a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en la modalidad de primeros puestos. Hoy soy Licenciada en Historia y he participado en innumerables proyectos para fomentar el desarrollo social y cultural. Les cuento que trabajé durante cuatro años en la Marina de Guerra del Perú como Asesora en Investigación Histórica, también para el Proyecto Arqueología Subacuática de la Isla San Lorenzo. Fui invitada para el III Encuentro de Investigadores sobre las Independencias Iberoamericanas en la Ciudad de Madrid –España.
Actualmente, trabajo en el Proyecto de Registro y Catalogación de los Bienes Culturales de la Universidad Católica del Perú en Convenio con el Instituto Nacional de Cultura, además soy asistente de investigación en la Cátedra de Historia de la misma universidad.
En resumen estas líneas no pretenden ser una biografía, simplemente buscan de alguna manera llegar a todos ustedes con la finalidad de mostrarles que ningún sueño es imposible, que no existen límites para nuestro desarrollo humano.
El Diario en La Escuela, es un programa que ofrece la posibilidad de formar comunicadores sociales a nivel escolar, capaces de ser interlocutores e interpretes de la realidad tan compleja con la que conviven en su escuela, colegio, comunidad y sociedad en general. Es un espacio de aprendizaje y realización que ningún escolar debería desestimar.
Tengo tanto que agradecerle a Dios, al Diario El Comercio, a Maritza Zapata ex Jefa de la Sección Escolar hoy Editora de la Sección Lima y de Lucy Torres hoy Coordinadora de Asuntos Comunitarios, quienes con paciencia y dedicación, compartieron su vocación periodística y contribuyeron en nuestra formación de manera integral y a todas las instituciones que nos abrieron sus puertas; la inversión que hicieron, hoy tiene sus frutos, muchos de mis compañeros se encuentran liderando en sus diversas profesiones, y que sin duda, en un futuro no muy lejano ocuparan puestos en los que tendrán la tarea de dirigir el desarrollo de nuestro país.