Warrant (USA) - Rockaholic - Frontiers - 2011
¿Te gusta el buen rock? Oye este álbum y no pienses en Cherry Pie.Warrant fue, al lado de Poison, el anticristo de todos los headbanger ultras y extremos (quizá deberíamos decir el cristo, dada las tendencias extremas del metal). ¿Qué no se dijo de la banda de Jani Lane a comienzos de los 90? Es que Warrant fue la quintaesencia de la imagen de niño gringo de la clase media blanca estadounidense y eso resultó imperdonable para buena parte de la escena headbanger, predominatemente proletaria (blue collar) de ese país, y por reflejo y sin entender ese factor social de origen, acá, donde el metal era recontraclasemediero, se asumió la misma actitud opuesta a todo lo que sonase a glam y hard rock. Luego llegó el grunge y nos enseñó que le podían pasar cosas peores al metal y al revalorar, resulta que emergió una nueva visión sobre esa forma de hard rock metalizado que predominó en el Sunset Strip angelino.
Yo siempre tuve una actitud abierta hacia el glam y aunque claro muchas veces cayeron en excesos (¿qué genero que nace y alcanza cierta popularidad no cae en ellos?, ¿no fue tan o más posero el black metal que el glam?). Warrant me llamó la atención desde su primer disco, aunque nunca llegaron a estar entre mis favoritos (yo adoraba a los L.A. Guns). Sentía que aunque tenían buenos temas no hallaba en ellos suficiente sustancia, no los podía tomar tan en serio como a los Dangerous Toys, por ejemplo. Durante los 90, les perdí el rastro como a tantas bandas de ese estilo (la mayoría se ocultó). Supe que volvieron a escena y me pareció genial, pero recién ahora he tenido acceso al último disco de ellos, el Rockaholic y me he quedado sorprendido. Estoy escuchando un muy maduro y equlibrado álbum de hard rock con buenos ribetes metálicos que da ganas de seguir explorando.
Del viejo Warrant queda poco, para empezar la clásica voz pop de Jani Lane no está más (problemas con el alcohol y la ley) y en su lugar aparece Robert Mason, ex-vocalista de Lynch Mob, y que ha sido un baños de agua fresca para esta banda. La voz de Mason es seca, dura y hardrockera sin conseciones, no es de notas altas ni agudas, sino melodiosa y potente, transmite naturalmente las letras, es agradable oírle (realmente entonado y con cierta cadencia, no demasiada). Lo segundo es la aproximación rockera de todo el disco, que lo hace una versión mejorada de bandas como Whitesnake o incluso Great White (claro sin la importancia histórica de estas). Las guitarras están precisas y contundentes, los que tocan son los clásicos Erik turner y Joey Allen (aunque las guitarras eran de lo mejor que tenían Warrant).
El disco abre con dos grandes canciones, Sex ain’t Love e Innocense Gone. La primera abre con punteo bien metedor y una aproximación rockanrolera en la voz que te mete en el disco de entrada, algo de Cinderella y Whitesnake se percibe. Es un tema que recoje lo mejor de los 80. La segunda es más rítmica y casi sleazy, me encanta. Snake, el tercer tema, es bien Badlands y tiene una impronta setentera que podría llevarnos hasta los Purple e incluso antes. Dusty Revenge recuerda esos temas medio cowboys que eran típicos de Tangier, Badlands y Bon Jovi, pero mezclado con algo de las cenizas del grunge noventero, es una semblanza de algo de rock alternativo donde hay más rock que alternativo y que al final se salva por eso de caer en algo insulso, buen trabajo tomando lo bueno y descartando lo malo. Home es uno de los medios tiempos del disco y un tema bien feeling, poco que ver con el metal y más con el rock de toda la vida. Podría haber sido un hit ochentero, un lentito de los tonos de entonces: es simpática. What Love Can do vuelve a la huella rockera melodiosa, en este tema la cadencia suave de la voz de Mason destaca, así como la capacidad del grupo para mantener una tonada efectiva. Life’s a Song es un tema que podrían haber excluído, pues lo encuentro soso y algo torpe, desentona de todo el conjunto y lo oigo vocal e instrumentalmente mediocre. El siguiente, Show Must Go On es quizás el mejor tema del disco y del grupo en los últimos 20 años. Un tema energético que podría haber firmado Coverdale en su mejor época. Tiene aires a los W.A.S. P. más divertidos y es bastante metálico. El solo a mitad del tema queda de primera y da gusto repetirlo a cada rato. Cocaine Freight Train es un tema más divertido, menos acelerado y con resemblanzas a los 90 también, pero sin llegar a tanto. Found Forever repite los mismos errores de Life´s a song pero en clave baladita. No me gusta y podrían haber pasado de esta también. Candy Man se oye un poco distinta a las demás y recuerda un poco al estilo de lo que hicieron en Dog eat Dog, de hecho es el tema más “moderno” del disco. No está mal, pero pudo estar mejor. Sunshine la encuentro medio inacabada, pero se salva sobre todo por el trabajo en la voz; también es un tema de impronta moderna. Tears in the City es un tema muy bueno que recuerda a lo mejor que haya hecho Bon Jovi. Es un medio tiempo con algo de balada. Quedaría bien como parte de un soundtrack de película. The Last Straw, con la que cierra el disco, vuelve a la tónica del inicio del disco, la mejor parte del álbum; rítmica, contundente y rockera.
En definitva un buen disco, centrado y maduro, que quizás pecó de optimista y por eso nos han regalado con 14 temas cuando 10 podrían haber estado suficiente, aún así, vale el esfuerzo de los ahora señores de Warrant, que sabe mostrar que oficio y experiencia en el rock es esencial para salir adelante con la música.
WARRANT
Jerry Dixon – Bajo, Voz
Erik Turner – Guitarra rítmica, voz
Joey Allen – Guitarra principal, voz
Robert Mason – Voz principal
Steven Sweet – Batería, voz
Productor: Keith Olsen
Ingeniero: Pat Regan
Sello: Frontiers