2011 - Balance de cómo le fue al metal este año en Perú
Un año más ha pasado y el metal en el Perú parece estarse estancando en movimientos erráticos y contraproducentes (fiel reflejo del país al que pertenece), pero a la vez muestra cierta vitalidad creativa, sobre todo fuera de la capital. Revisemos algo de lo que ha pasado den estos tiempos.
Primero hablaremos de los conciertos. Aunque quienes tienen un conocimiento superficial del metal, y por lo tanto no pueden ser considerados headbangers, creen que estamos en una gran época porque “ahora todos vienen”, los que sabemos de lo que hablamos podemos decir que lo de los conciertos parece haber sido una mera primavera de Praga que acabó el año pasado (2010).
Este año los megaconciertos de metal (no producidos por headbangers) se limitaron a Ozzy Osbourne, Iron Maiden y Motorhead. Los tres con precios exorbitantes y disparatados si se les compara con sus semejantes en América Latina. Aunque en el de Ozzy efectivamente se obtuvo un virtual lleno total, debemos entender que la proporción mayor de asistentes eran seguidores generales del rock, curiosos, noveleros, “estrellas” de la farándula, gente que en definitiva iría también a un concierto de los Red Hot o hasta de Calle 13. No creo que una segunda presentación de Ozzy convocase a tanta gente. La prueba, el segundo concierto de Maiden, tuvo una asistencia de 14 mil personas menos que en el del 2008, aunque esta vez sí fue un evento más metálico, casi todos los asistentes éramos headbangers. El tercero fue el de Motörhead, un verdadero acontecimiento dentro de cualquier comunidad metálica que se respete, que apenas congregó unas tres mil personas (yo creo que menos, pero la producción señala tal cifra) y que supongo fue un fracaso comercial en toda regla, una verdadera vergüenza nacional.
Saliendo de los megaeventos, entrando a las bandas que convocan solo o preponderantemente headbangers, el evento mediático del año fue Slayer (con Mortem). Sin calificar la actuación de la banda, algo que ya hicimos en su oportunidad, es necesario decir que la asistencia fue muy inferior a las dos anteriores en años pasados de Megadeth. Con respecto de los demás eventos, tuvimos en Lima a Helloween y Stratovarius, U.D.O., Accept, Pestilence, Lacrima Profundere, Japan X, The Ghatering, Overkill, Onslaught, Dir en Gray y Sirenia (que me acuerde en este momento). Solo Overkill y parcialmente Accept y Helloween con Stratovarius tuvieron una asistencia respetable. El caso de Japan X y Dir en gray es excepcional porque su audiencia es pricipalmente otaku y no headbanger (en Japan X habían más headbangers). Los demás fluctuaron entre 20 y 200 personas (quizás en U.D.O llegaron a los 300). Fueron en gran medida espectaculos tristes en asistencia. Incluso en los mejores casos, son números inferiores a los de los conciertos homólogos en otras partes de América del Sur. Sin embargo,tomando todos en conjunto yo diría que los dos eventos más impresionantes desde un puto de vista headbanger fueron los conciertos de Iron Maiden y Overkill, tanto por su calidad como por su convoactoria.
El número de bandas podría engañar a muchos, diríamos, que tantos grupos en un solo año es señal de una escena poderosa que aunque exigua en número presiona para que las bandas vengan. La idea se desploma cuando le hechamos una ojeada a todo lo que ha pasado por acá en Latinoamérica, en algunos casos, sin mirarnos ni de reojo. Primero las cancelaciones. Con roche (se llegó hasta la venta de entradas) fueron las de Primal Fear, Forbidden, Blind Guardian (esta fue una de las peores, hubiera sido un éxito), Morbid Angel y Warrant. Ni nos vieron pese a dar enormes conciertos en países vecinos este año, Judas Priest (me tuve que ir a Chile, me parece el colmo que no hayamos podido traer a los Priest en su último tour mundial), Megadeth, Cannibal Corpse, Doro (yo adoro a esa mujer), Primal Fear, Exodus, Nuclear Assault, Testament, Destruction (también me parece increíble que estas dos bandas no hayan podido tocar en Lima), Satyricon, Saxon, Whiplash y Children of Bodom.
Luego de repasar esta lista, es claro que no podemos ser optimistas y decir ¡cómo estamos creciendo en metal! Las razones de semejante situación tienen que ver con varios factores, el primero es la inexperiencia de los organizadores que cobran entradas exorbitantes, actitud enemiga de la creación de un mercado sólido de asistentes a estos eventos. La indolencia de la audiencia headbanger, es el otro, que no entiende que si no hay asistencia a los conciertos no hay conciertos. Además me parece que hasta hay rivalidades entre las productoras que se hacen una suerte de guerra sucia de desprestigio mutuo ante las bandas de afuera para que no confíen y al final los grupos no vienen. Ridículo y atroz.
En el caso de la producción nacional, me parece que la iniciativa del año ha sido la de Sonidos Latentes, orientada al rock y al metal progresivo, que nos ha dado bandas interesantes dentro del género, en particular la extraordinaria Shakken, banda de la que ya nos ocupamos hace un tiempo, y los prometedores Smilodons, de Huancayo. Entre otros lanzamientos, creo que hay que destacar el disco de Cobra Lethal Strike, muy en consonancia con el actual revival del heavy metal, y el de Epilepsia Human Race Extermination, banda que demostró su valía teloneando a Slayer y Mortem. Los álbumes de Black Angel y Thrastorno también merecen atención, así como el split de Narkan y Eternal Exhumation, the Spawn Split into Two Demons. Mención aparte merece la aparición, por fin, del disco debut en estudio de Armagedon, Nunca Digas Nunca, que espero pueda ser seguido por material de calidad, por lo menos, comparable.
En el nivel de los sellos, Sonidos Latentes de Pino, parece una de las propuestas más serias y constantes. Son los responsables de Shakken, Circo al Edén, Arbol de Fuego y otros. Austral Holocaust, de Erik Neyra, también nos ha brindado discos de calidad, no solo de bandas peruanas, como Shakken y Epilepsia, sino tanbién extranjeras, como los colombianos Morbid Macabre o los italianos Satanika, con un discazo increible, el Satanikattack, que comentamos en su momento. Otros que se perfilan con fuerza son los muchachos de Pentagram Records, muy enfocados en el black/death metal. En las demás regiones también estamos viendo una mayor movida de conciertos locales y de producciones independientes, como ejemplo están los compilatorios Emerging Dakrness que han editado tres volúmenes y que dan cuenta de una enorme variedad de propuestas desde el resto del país, en gran medida independiente de la capital.
Sin embargo, se requiere más. Un trabajo más unido y menos sectario de parte de los headbangers. Es tan ridículo que entre organizadores y productores se ataquen al parecer solo por envidia mutua o impulso tanático. Lo digo porque se atacan aunque ningún beneficio particular se derive de ello. Estaría mal de todas maneras, pero esto hace que sea más irracional. Incluso deberíamos trabaajr coordinadamente entre fanzines, productores, músicos, bloggers y seguidores en general para poder ayudarnos en todo nivel y crear una auténtica comunidad headbanger con verdadera proyección y peso dentro de la sociedad que sea capaz de actuar y promover al heavy metal. Eso no quiere decir que nos vamos a pasar la franela entre todos, sino que la crítica y la autocrítica sirvan para construir una escena cada vez más poderosa, digna del heavy metal.
Espero en los siguientes meses poder seguir colaborando en la difusión y fortalecimiento del metal junto con todos ustedes y que Headbangers sea una tribuna de promoción, discusión y crítica de todo lo que implica el metal, musical y culturalmente.
Iron Mainden por segunda vez en el Perú.
Motörhead en Lima, gran noche con un pobre marco de espectadores
Los integrantes de Ozzy se dieron una escapada por Polvos y constataron la popularidad de su música en versión pirata Princo
Slayer, para muchos el concierto del año (discrepo), el show se vio lamentablemente lastrado por los horripilantes y mediocres temas de los últimos 14 años de la banda, además de un sonido deficitario, como podrán apreciar. Acá el final de la noche.
Overkill fue de lejos el más vibrante concierto de metal del año, por su profunda y refractaria metalicidad, acá el final de esa noche de brutalidad sin freno
Shakken fue la revelación del año
Armagedon, por fin el disco oficial, buen sonido, letras deficitarias
Cobra se perfila como una nueva propuesta dentro del heavy tradicional.
Smilodons de Huancayo fue otra interesante revelación del metal peruano hecho fuera de la capital, probablemente el futuro del metal en el Perú.