Alcances de la poesía
Este blog no pretende ser un espacio crítico de poemarios o poemas, es multitemático y, en ocasiones, pisa los terrenos de la poesía por puro deleite. Esta vez presentamos un poema arrobador.
La verdad es que la poesía es una y universal, no importa quien la escriba o si proviene de la sensibilidad de un hombre o una mujer. Vale la aclaración como vale mi permanente rechazo y corrección al término “Poetisa”, que hace poco leí por allí. El mundo está poblado de poetas. Punto.
Sin embargo, dada mi dilección por algunos autores o autoras, este espacio dará en ocasiones un lugar a las creaciones extraordinarias, incluso a poemas de lectores que brillen por su pluma y que la quieran compartir. La poesía tampoco le pertenece a los consagrados sino a todos, aún a los anónimos que la sepan escribir.
Conviene recordar las pautas de un buen poema y qué mejor que en la letra de la poeta mexicana Rosario Castellanos:
Destino
Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.
El hombre es anima de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.
Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.
El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo del tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
-antes que lo devoren- (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.
Damos la vida sólo a lo que odiamos