De vuelta a nuestra realidad
Acabada la pesadilla eliminatoria, volvemos a nuestra realidad: el torneo local. A la crema le toca subir a la sierra para enfrentar al Sport Huancayo y con un triunfo este domingo aumentaría a ocho unidades su ventaja en la liguilla.
Imposible dar en este momento una alineación porque no conocemos el estado físico de nuestros seleccionados, y todos sabemos que el Cabezón es muy amigo del misterio y de soltar ‘tapaditos’ como ocurrió con Ruidíaz la última fecha.
Sin embargo, a la luz de lo ocurrido con la blanquirroja en estos últimos días, me parece oportuno compartir algunas reflexiones referidas no solo al momento actual del club, sino del fútbol peruano en general.
La ‘U’ está a pocas semanas de organizar sus elecciones y aunque no se han definido todas las candidaturas, el ventilador anda encendido y apunta a distintas direcciones. Un grupo opositor acusa casi a diario al oficialismo de urdir una serie de maniobras para bloquear la postulación de Julio Pacheco y desde Ate se defienden señalando que ese bando solo busca desestabilizar a la institución. En tanto, la Municipalidad de Lurín niega que existan trámites avanzados para cambiar de uso los terrenos de Campo Mar, el jefe de la Sunat desmiente que la deuda del club se haya reducido, un dirigente afirma que Reynoso solo seguirá en el club si consigue el título nacional y la lista opositora deja entrever lo mismo. Surgen versiones de que el plantel ha cobrado solo parte de sus sueldos, que algunos jugadores han recibido cheques diferidos, que obreros y empleados llevan meses sin cobrar y otros etcéteras más. Pregunto… ¿En este ambiente puede trabajar con tranquilidad el primer equipo? ¿Reynoso y los jugadores cuentan con las condiciones apropiadas para pensar únicamente en el partido de este domingo y los que vengan? Si un club como Universitario, que dice ser grande, trabaja en medio de tanto desorden, de tanta duda e inestabilidad, ¿por qué llama la atención tanto el fracaso de Perú en las eliminatorias? ¿No fuimos realmente ilusos al pensar que teníamos ciertas posibilidades con clubes que se manejan como chacras particulares y una organización general que desde hace muchos años se cae a pedazos?La gran paradoja que vive nuestro país es que teniendo recursos relativamente abundantes para gastarlos en obras y servicios, no lo hace y, lo que es peor, los despilfarra. Los presupuestos no se ejecutan a tiempo porque ministerios, regiones y municipios carecen de gerentes capacitados para hacerlo. Los analistas coinciden: el gran problema del Perú es de gestión.
¿Y esto qué tiene que ver con el fútbol? Pues que algo parecido ocurre con la federación, la Comisión Sudáfrica 2010 y los clubes. Si bien el dinero no abunda, lo poco o mucho que se tiene se maneja mal, prácticamente se tira a la basura. Y pocos son los que ponen el pecho ante los problemas. Manuel Burga siempre evadió su responsabilidad ante los malos resultados, la comisión mundialista navegó en la anarquía absoluta y la enorme mayoría de equipos arrastra deudas impagables con jugadores, ex jugadores, cuerpos técnicos, empleados, proveedores, etc., y pese a ello insiste en millonarias contrataciones que no va a poder asumir en el futuro. Pasó con Mayer Candelo: la ‘U’ le renovó el contrato con un sueldo altísimo y a principios de año tuvo que cederlo porque no tenía recursos para pagarle. ¿Es serio trabajar en estas condiciones?
El fútbol es un negocio muy profesionalizado. El talento del jugador importa, pero no sirve de mucho sin una organización sólida que lo sostenga. Aunque la salida de Burga de la Videna es imprescindible, los problemas estructurales de nuestro balompié no se solucionarán si su reemplazante no ofrece capacidad, liderazgo y credibilidad. Y si los clubes no apuntan a lo mismo y deciden convertirse en instituciones serias. Que Pacheco señale que si es presidente manejará a la ‘U’ empresarialmente es esperanzador, pero no alcanza si no hay una seria restructuración interna de la institución y no se definen con claridad sus objetivos a futuro.
Como ustedes, ya me aburrí de clasificar a la Libertadores y que nos eliminen en primera ronda; que no podamos armar un equipo poderoso, que en Sudamérica nos miren como cenicientas. No obstante, es iluso pensar en un destino distinto sin hacer cambios radicales. La fórmula del éxito está ahí: solo se requiere trabajar.