¿Cómo sé qué estilo de yoga practicar?
Nunca has hecho yoga en tu vida, pero quieres empezar. Vas, entonces, a un estudio y te encuentras con varios horarios, pero también con varios estilos: power, hatha, tradicional, iyengar, restaurativo. De pronto lees soul yoga, o alguien te recomendó que practiques ashtanga.
Todo un rollo, ¿no? Vas a hacer yoga para relajarte y te zampas con más información de la que esperabas. Pero, ya, tampoco es para tanto. Es cuestión de ir probando. Vayamos por partes.
Si no te quieres mover mucho: Los estilos que te vendrán mejor son tradicional, iyengar y restaurativo. El primero se enfoca bastante en la respiración, el segundo en la alineación del cuerpo y el último en que termines casi dormido -más rico practicarlo de noche-.
Si lo tuyo es sudar y buscas también fortalecer los músculos: El power o el soul son lo tuyo. Ojo, el ashtanga también, pero sobre estilo hay que profundizar más: Este se mide por secuencias y niveles, y no necesariamente todas las clases son guiadas. Es decir, puedes llegar a una hora y encontrarte con gente que ya está practicando. Tú tienes tu propia secuencia -que te la entregan- y te vas moviendo a tu ritmo. Hay un profesor, obvio, chequeando; pero es tu ritmo. Mientras vas volviéndote experto en tu secuencia, pasas a otra y así. En este no se practica en luna llena ni nueva.
Si de estas opciones buscas un término medio: Hatha es la opción. Pero sí puedes sudar como chancho, eh. Esta práctica es más pausada que el power, sí; pero mantener una postura justamente es lo intenso.
PERO, hay que tener algo en cuenta: Imagina fuiste probando (está bueno probar todos los estilos) y encontraste el tuyo. ¡Bien!, el reto es que una vez a la semana (como mínimo) te sientes a practicar ese estilo que “no te gustó”.
¿Por qué? No para pasarla mal, sino para balancear el cuerpo y la mente un poco más. Si te gusta el power, es porque lo más probable es que te encante estar en actividad, ir de un lado a otro. Por eso, si te metes de vez en cuando a yoga tradicional, podrás bajar las revoluciones.
Todo es cuestión de balance, my friend.
Namasté.