A los 23 años, Lionel Messi tenía 37 goles en la Champions League, dos Balones de Oro y ninguna Copa del Mundo. A los 23 años, con el tanto de ayer ante el Benfica, Kylian Mbappé ha anotado treinta y siete veces en el torneo de clubes más competitivo del planeta, ha levantado una Copa del Mundo, pero todavía no ha sido elegido por mayoría como el mejor futbolista del mundo.
Mbappé es un incorfomista en el sentido menos simpático de la palabra. No es un revolucionario, sino más bien un engreido. Alguien que tiene tanto que nunca está contento con nada, excepto cuando convierte un gol y cruza sus brazos o cuando deja atrás a algún rival con un par de zancadas.
Es en ese puñado de segundos en los que recibe el abrazo de sus compañeros y las alabanzas de la platea en los que Mbappé nos muestra su sonrisa más genuina. Y es que, aunque el fútbol ha sido su catapulta hacia las nubes del ego, también es el lugar donde tiene el contacto más cercano con la tierra.
En el césped, Mbappé camina, esquiva y acelera. Y recibe patadas, como las del argentino Otamendi y el portugués Antonio Silva. Después, en casa y frente al espejo, básicamente levita. Piensa primero en sí mismo. Y luego en él.
Antes de medir fuerzas contra el honorable Benfica de Portugal, lo que más se comentaba no era algún dibujo táctico de Christophe Galtier para maquillar la ausencia de Messi, excluido por lesión, sino la inminente partida de Mbappé de París.
‘Donatello’ se sentiría disminuido por el excepcional arranque de temporada que han tenido sus compañeros de ataque, Messi y Neymar, dos leyendas que han reavidado la llama de su espíritu deportivo para tentar, en Qatar 2022, el codiciado trofeo que le falta a sus carreras y con el que se ganarían el corazón de sus países.
Mbappé no estaría a gusto con la directiva del Paris Saint Germain, porque le habrían prometido la llegada de un centrodelantero para que él pudiera jugar con más libertad por los extremos.
No es un rumor irresponsable, sino más bien un eco difundido por medios de prestigio como Marca de España o L’Equipe de Francia. Lo cierto es que la revelación de Rusia 2018 podría marcharse en enero al Liverpool inglés. El Real Madrid, quien lo tentó en este año, no sería una opción debido a las malas relaciones entre los directivos parisinos y madridistas.
—Hombre récord—
En este contexto revuelto, el PSG recibió al Benfica. Si la semana pasada habían empatado a uno en Portugal, esta vez el resultado sería idéntico. Ambos goles llegarían desde los doce pasos. Primero, Antonio Silva derribó con un empellón a Juan Bernat y convirtió Mbappé y luego Verratti derribó a un contrincante que posibilitó la anotación de Joao Mario.
Esta paridad ha dejado a ambos en la cima del Grupo H con ocho unidades. Quienes están varios escalones por debajo, aunque con chances matemáticas de clasificar a los octavos de final de la Champions, son la Juventus y el Maccabi Haifa. Ambos con tres puntos.
Con el gol de Mbappé, el muchachito que hacía dupla con Radamel Falcao en el Mónaco, se ha convertido en el máximo goleador del PSG en Champions con 31 tantos, uno por encima de Cavani y, además, ha igualado los 37 de Messi en esta competición. Si levita menos, capaz lo disfrute.
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