José Antonio Bragayrac

Kimberly García solo tenía a dos perros que le ladren. Eso y un entusiasmo que la guarece desde los cinco años. Edad en la que, por casualidades de la vida, descubrió la forma de distraer su ávido interés por la gimnasia a través de una disciplina por entonces menos popular como la marcha atlética. Un cuarto de siglo después, la explicación a su descomunal éxito deportivo tiene un soporte científico que constata una estructura corporal idónea para ser la mejor en su rubro, pero es la certeza de sus hechos y palabras lo que convence de manera absoluta a quien se le cruce por su camino de estar contemplando el apogeo de la mejor atleta en la historia del deporte peruano.