Ronny Isla Isuiza

En un gesto solidario y desinteresado un grupo de guías especializados acompañó a dieciséis atletas con visión disminuida o ciegos desde el punto de partida hasta la línea de meta de la impresionante maratón . Con la ayuda de los guías, los atletas invidentes participaron en las tres distancias del evento venciendo sus limitaciones físicas y compartiendo la emoción de completar la carrera gracias a su esfuerzo.

Fueron veinticinco atletas invidentes los que participaron en compañía de 35 guías, según informó la Asociación “”, cuyos integrantes se distinguieron entre la multitud por sus polos fosforescente con la palabra “Guía” impresa en el pecho y en la espalda. Cada acompañante corría a la par con su atleta unidos por una liga que ambos sujetaban de la mano. Los atletas invidentes fueron el segundo grupo en partir, después de los participantes en sillas de ruedas.

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Para convertirse en los ojos de un atleta es necesario conocerlo y adaptarse a su técnica, por eso los guías reciben capacitaciones durante las semanas previas al evento. “Practicamos, nos conocemos y realizamos actividades de confraternidad. Hoy tenemos la satisfacción de acompañar a 12 atletas en la 10K, tres en la distancia de 21K y uno en la maratón”, contó Luis Ascama, de “Yo soy sus ojos”, tras cruzar la meta junto a Jesús Camarena, atleta invidente que corre con guías desde hace cinco años.

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Más de 30 guías acompañaron a 25 atletas invidentes. (Foto: Ronny Isla / El Comercio)
Más de 30 guías acompañaron a 25 atletas invidentes. (Foto: Ronny Isla / El Comercio)

Esmeralda Cuéllar, otras de las atletas participantes, no puede con su emoción tras pisar la línea de meta. “Pensé que no lo iba a lograr, pero gracias a mis guías y al aliento de la gente, llegué al final super feliz”, asegura. Carla, sus ojos a lo largo de 10 kilómetros, advierte que es una tarea intensa en la que se debe tener mucho cuidado. “A pesar de que estamos identificados como guías, algunas personas se meten en el camino y quieren pasar entre nosotros sin darse cuenta de que nos une una pita (liga)”, sostiene.

La competencia de los atletas invidentes transcurrió sin mayores contratiempos, con el apoyo de los espectadores y de los propios participantes que aplaudieron con fuerza cuando pasaron junto ellos. “El éxito de este evento es que la experiencia sea bonita, sin importar que rompas tu marca, sino que te haga crecer como persona y como deportista”, concluye Ascama satisfecho por su tarea.

DATO: El periodista deportivo José Chávarri, uno de los guías acreditados para la carrera, resume así esta experiencia.

Recorrer un camino sin saber lo que hay por delante debe ser de las cosas más aterradoras que pueden existir. Incertidumbre, miedo, inseguridad pueden apoderarse del caminante. Junto a “Yo soy sus ojos”, hacemos todo lo posible para eliminar todos esos monstruos y tratamos de que, al menos por algunos minutos, atletas que miran con el corazón pongan su destino en nuestras manos, en nuestros ojos”.