El primer amague de Cuevita llegó a los dos segundos de nacido. Cuando la última ecografía anunciaba a una niña, a María de Fátima Margarita -que es como iban a llamarle-; Maqui Bravo parió a Christian Alberto. El fútbol, que en resumidas cuentas es la versión más democrática de la alegría, había concebido a su mejor intérprete en un año triste para un Perú que se tambaleaba entre el remezón del fujishock y la tragedia de Barrios Altos. Era 1991. Veintiséis años después de esa pericia obstétrica, el hincha memorizaría para siempre la estética impecable de Cueva en la jugada previa al gol de Jefferson Farfán frente a Nueva Zelanda. Esa noche de repechaje mundialista de 2017, en el estadio Nacional, el ‘Genio’ de la sonrisa cachacienta nos conquistaba para siempre con su arte de barrio.
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Desde entonces hay por Christian Cueva una especie de reconocimiento espontáneo por lo felices que fuimos luego de treintaiséis años de infertilidad mundialista. Esa deuda emocional es evidente por estos días, pero desde el círculo más íntimo de la selección peruana, el de sus compañeros. Con Cueva en búsqueda de su mejor versión, Carlos Zambrano elogia la importancia del mediocampista de 32 años para el grupo. Renato Tapia advierte que “tapará muchas bocas” y asegura que es un “tipazo”. Aldo Corzo, uno de los más veteranos de la convocatoria para los amistosos ante Paraguay y El Salvador, sostiene que “es un lindo tipo, una gran persona y como jugador ni qué decir”. Piero Quispe, llamado a tomarle la posta al huamanchucano, tampoco titubea para responder: “Es un referente para mí (…), ahora él tiene un amigo que lo va a respaldar siempre”.
La sinfonía de halagos no es cuestionable, pero impresiona. ¿Cómo se traduce está abrumadora tanda de elogios y abierta declaración de amor de sus compañeros? ¿Por qué podría ser debatible y cuánto tiene que ver con su momento futbolístico? Para desglosar las interrogantes, acudimos a cuatro especialistas que, desde su materia, son capaces de interpretar con autoridad esta espontánea ebullición de cuevalovers en la Videna.
- Las participaciones de Cueva en Copa América
Torneo | Fase | Partidos | Goles | Asistencias |
---|---|---|---|---|
Copa América 2015 | Tercer lugar | 6 | 1 | 1 |
Copa América Centenario 2016 | Cuartos de final | 4 | 1 | 0 |
Copa América 2019 | Subcampeón | 6 | 0 | 1 |
Copa América 2021 | Cuarto lugar | 7 | 0 | 2 |
La añoranza al ídolo
Afligido por la muerte de Diego Armando Maradona en 2022, el también argentino Marcelo Bielsa suelta una frase que bien podría resultar útil para interpretar la pasión por ‘Aladino’: “La pérdida de un ídolo es una sensación de debilidad para todos nosotros”. A Cueva lo hemos perdido varias veces, entre ampays, broncas y riñas maritales; pero ahí estuvo Ricardo Gareca en siete años para recuperarlo siempre con sus abrazos y mimos.
Y tuvo -tuvimos- éxito.
“No creo que lo que pasa con Cueva se explique a partir del fútbol, nadie niega su capacidad, es un jugador que no tiene reemplazo, pero creo que esto va más allá. Hay una necesidad de relacionar este momento, que es un reinicio de la ilusión de clasificar a un mundial, de vincularlo al mejor momento de Perú que tuvo a Cueva como protagonista”, sostiene Carlos Bejarano, reconocido sociólogo y periodista.
El también docente va más allá y propone que esta apuesta por Cueva puede resultar en una forma de postergar las responsabilidades de los nuevos líderes. “Creo que acá se manifiesta una incapacidad para delegar a alguien que lo supla, en este caso podría ser Quispe, y se confía más en lo que fue, hay un deseo de encontrarse con ese Cueva que nos lleva a los mejores momentos. Los jugadores lo quieren, pero tiene que ver más con esa incapacidad de delegar a nuevas generaciones lo que tienen que hacer, que es asumir su rol y conducir [a la selección]”, añade Bejarano dejando en evidencia esa sensación de debilidad de la que hablaba Bielsa. Dejar ir a Cueva implica, de pronto, que otros tengan que asumir las riendas y con ello, el riesgo de ser héroes o villanos.
Lo de Cueva es un sentimiento que se sostiene en la ciencia pura. Como los afectos son a veces engañosos, ahí están los números para recordarnos la productividad del mediocampista en los siete años con Ricardo Gareca: 15 goles y 14 asistencias que propiciaron una de las etapas más felices de la selección peruana. Y del afligido hincha.
Para los románticos, Cueva es un artista. Para los científicos, un fenómeno comprobado.
Para Bejarano, la buena disposición de los afectos hacia Cueva puede interpretarse como una ilusión por el pasado más que por su presente. “Cueva no juega hace tiempo, viene de una lesión que no sabemos si la habrá superado, porque no se operó finalmente, es mas una ilusión que una realidad. Pero es lo que hay que hacer [apoyarlo], porque si Fossati lo apoya, es imposible que alguien se oponga a él porque, de alguna manera, también se ve reflejado en Cueva con ese cariño que todos [los jugadores] necesitan”, teoriza.
Los afectos para dar seguridad
Juan Cominges prefiere creer en la naturaleza veraz de los afectos hacia Cueva. “Ha sido un jugador determinante, con un talento increíble, pasa por ahí el cariño, aprecio y respeto de sus compañeros. Todos coincidimos en el tremendo talento [que tiene] y que lo ha demostrado en el más alto nivel”, afirma el exfutbolista y ontólogo deportivo, quien fue parte del comando técnico de Gareca en el 2019 tras la salida del psicólogo deportivo Marcelo Márquez.
‘Juanchi’, que fue dirigido en Estudiantes de La Plata por Diego Simeone, es un convencido de que el efusivo compañerismo busca respaldar el ánimo y la confianza de un futbolista que urge mejoría. “El cariño que se tiene a la persona hace que queramos que esté bien, que esté contento, que disfrute de su talento. El cariño que le demuestran sus compañeros es genuino, no es condicionado a su rendimiento, sino mas bien a que él como persona esté bien. Todos los que queremos a Cueva y tenemos un lazo de afecto, queremos que este bien”, dice quien como jugador logró el Apertura 2004 con Sporting Cristal y que seguramente concuerda con una de las frases más célebres del ‘Cholo’ (el otro ‘Cholo’, el argentino) como entrenador del Atlético de Madrid: “Los partidos no los ganan los que mejor juegan, sino los que están más seguros de lo que hacen”. Y entiende que Cueva, a través del afecto, encuentra seguridad.
“En un trabajo en equipo todos tienen una gran importancia, hay personalidades que no se ven o no son rimbombantes, pero más allá de lo emocional y la alegría que un jugador como Cueva puede generar entre sus compañeros, lo más importante termina siendo lo que sucede dentro de la cancha. Yo prefiero quedarme más con el pase extraordinario ante Paraguay, que con su capacidad de hacer el vestuario más ameno, porque esto último no es finalmente por lo que se destaca más”, sentencia quien en 2005 compartiría vestuario con Juan Manuel Vargas en el Colón de Santa Fe argentino.
- Cueva en Eliminatorias con Gareca
Torneo | Partidos | Goles | Asistencias |
---|---|---|---|
Eliminatorias Rusia 2018 | 16 | 4 | 3 |
Eliminatorias Qatar 2022 | 17 | 5 | 2 |
El problema de querer
Cueva no disputa un partido oficial hace ocho meses, pero ha sido convocado a la selección peruana por méritos que responden a la nostalgia de lo que hizo. Su pico máximo de rendimiento vio luces entre fines del 2016 al 2017. Se dinamitó en el Mundial de Rusia 2018 cuando falló el penal frente a Dinamarca. Luego floreció entre fines de 2021 y mediados de 2022, hasta el olvidable repechaje mundialista con Australia en que fuimos eliminados desde los doce pasos. Desde entonces, la intermitencia lo ha convertido, salvo contadas excepciones, en un jugador que sobrevive del pasado. Su paso por Alianza Lima terminó siendo el detonante, además de las lesiones.
Ese penal errado ante los daneses en Saransk lastimó su figura de héroe. La Copa América 2019 volvió a enaltecerlo. Su rol como mediador del buen ánimo en la interna de la selección, sin embargo, nunca se vio opacado. Su carisma para improvisar un baile y repartir chacota a ritmo de cumbia por muchos años se convirtió en el DNI de la alegría en la Videna y en ‘carnecita’ para los noticieros y las redes sociales. Lograr que Lapadula menee la cadera al son de ‘Cervecero’, la cumbia que mejor representa al trujillano, fue quizá el apogeo de su gracia.
Juan José Oré, formador de muchas de las grandes figuras que han pasado en los últimos años por la selección peruana y gestor de la épica clasificación de los ‘Jotitas’ al Mundial Sub 17 en 2007, encuentra en la curiosa forma de ser de Cueva la razón por la que es tan requerido para aliviar las estresantes sesiones de entrenamiento y el rigor de la competencia en el combinado patrio. “Cueva es un chico palomilla, dueño de la chacota, es el que pone la chispa. Eso causa admiración por sus compañeros aparte de sus cualidades futbolísticas. Los chicos tranquilos y sanos admiran eso, es un chico que cae bien. A muchos los he tenido en menores. Eso sí, una cosa es admirarlo y otra que todos cumplan con su rol dentro del campo. Si no juega bien, por lo menos que deje el sacrificio, las ganas, la actitud. Cueva tiene que demostrar que así como cae bien fuera del campo, en la cancha también cae bien porque cumple”, sustenta quien también lograra la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud 2014 con jugadores como Fernando Pacheco y Martín Távara.
“Que Cueva sea un factor social en el grupo es fantástico, pero ahí es donde otros jugadores que sí están en competencia se preguntan por qué no son convocados. Entonces no se trata solamente de que caiga bien o sea agradable para el grupo”, advierte el entrenador Freddy Cardama.
“Soy un convencido de que Cueva es un extraordinario jugador, pero no está en su mejor momento, cuando lo esté va a ser muy útil. Uno de los principios de un seleccionador es que se seleccione a los que estén en su mejor momento, porque para eso existe un universo de jugadores. De eso se trata el método del seleccionador, no veo que Argentina convoque a Messi cuando está lesionado. Bielsa por ejemplo, ha convocado a un jugador amateur en actividad porque cree que está en un gran momento. No estoy en contra de Fossati, menos en contra de Cueva que es un jugador fantástico, pero la responsabilidad es encontrar un equipo con quienes pasan por su mejor momento”, explica el también exentrenador de Universitario y exseleccionador Sub 2023.
-¿Es una búsqueda de mimarlo para que rinda entonces?
-Estoy convencido de que eso es lo que esta pasando, -contesta Cardama través del hilo telefónico y añade: el futbol es un juego de estados de ánimo.
-¿Es un riesgo necesario?
-Estamos forzando el afecto porque no tenemos quién lo reemplace, nos estamos ilusionando con alguien que no está ni al 50% de sus capacidades. Eso sí, es loable lo que esta haciendo Christian, tratando de aportar lo mejor, pero, ¿no crees que él mismo no se sentiría mal estando en un campo de juego y que no rinda al nivel que todos esperamos?
Una mirada al pasado
Bejarano ve más allá de este riesgo de convocar a quien no está en su mejor momento. El sociólogo acepta que es una opción respetable, pero hacerlo compromete riesgos. “Cueva es una persona que necesita que lo quieran, que lo apapachen, es un adolescente todavía, un tipo inseguro, antes Gareca lo abrazó para que pueda sacar lo mejor de él y eso está bien, pero eso sigue siendo algo más folclórico, nos distancia mucho de un equipo que pueda rendir. Me gustaría más personas con más personalidad, con los afectos más claros, que no necesiten de esto para jugar mejor”, apunta.
El comunicador viaja en su memoria y argumenta: “No sé si habrá tantos jugadores como Cueva, yo recuerdo a los grandes, Teófilo Cubillas, Hugo Sotil, Julio César Uribe y ninguno era como Cueva [en el aspecto emocional]. Yo diría que Cueva es un jugador no formado emocionalmente y que necesita que lo quieran para poder rendir, eso esta bien, es bonito, pero sigo pensando que es medio folclórico y no nos garantiza nada. Es como el típico artista que si no esta en las condiciones ideales, no rinde, no hace el cuadro perfecto o no escribe la canción maravillosa”, argumenta.
Y es que cuestionar a Cueva involucra atenerse a las consecuencias de confrontar a un distinto. “Jugadores como Cueva aparecen cada tanto, hay que abrazarlos y quererlos. Seguramente Kukín Flores hubiera llegado al mismo nivel si es que alguien lo hubiera apapachado de esa manera, pero no fue el caso ni de ‘Chemo’ del Solar ni de Francisco Maturana. tal vez uno piensa también en jugadores como Jean Deza o Reimond Manco, si hubieran tenido el apoyo, habrían tenido más trascendencia”, sentencia.
Parafraseando al filósofo del fútbol, Jorge Valdano, tal vez esos ocho segundos fascinantes de Cueva para el gol de Farfán ante Nueva Zelanda nos hacen un poquito más felices todos los días. En alguna parte de todos los peruanos, sin saberlo, esa jugada habita.