Más de 300 aves contaminadas por petróleo han sido llevadas por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) al Parque de las Leyendas desde el 15 de enero, para su recuperación. Aquel día ocurrió un terrible derrame de petróleo en el mar de Lima frente a la refinería La Pampilla, de Repsol.
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De todas estas especies, apenas cuatro aves han podido ser liberadas en su hábitat hasta ahora. Muchos de estos animales no pueden sobrevivir, y en este momento el parque tiene bajo su cuidado a unas 130 aves, que reciben tratamiento en una estructura acondicionada a manera de hospital. Se espera que para la próxima semana se libere a 40 de ellas.
El proceso es arduo y requiere un trabajo conjunto de varias instituciones. Giovanna Yépez, vocera del parque y médica veterinaria encargada de los animales en recuperación, explica que el porcentaje de muerte de las aves que llegan es de 43%.
El hospital implementado en esta institución cuenta con profesionales, voluntarios, personal de varias ONG y estudiantes de veterinaria. Son aproximadamente 16 personas las que acuden día a día a trabajar de forma incansable para salvar a los animales que todavía llegan a diario con crudo o secuelas por el derrame.
La zona destinada al rescate de las aves marinas tiene un área de despistaje, otra de lavado, cuidados críticos para animales que siguen con petróleo, cocina y zona de animales posbaño. En este último sitio, los animales ya limpios comienzan a acomodar sus plumas, recuperar su impermeabilidad y capacidad de comer para volver a su hábitat.
Demoras
Sin embargo, el proceso de liberación de estos animales registra demoras y, según expertos, si estas aves se quedan más tiempo en cautiverio podrían hasta morir. “[En general] desde el momento de la captura hasta su liberación deberían pasar tres o cuatro semanas”, dice la directora de la consultoría en soluciones ambientales Aiuká, Valeria Ruoppolo, quien tiene más de 20 años de experiencia en este rubro y acude al parque a dar apoyo.
Hay muchas aves en el lugar hace unos dos meses.
“Aquí hay más tiempo. Yo creo que un poco por el hecho de los entes locales, el gobierno, todos están aprendiendo y está tardando un poco el tema de los permisos. Los animales se tienen que ir ya. Sí están listos algunos animales y es momento de liberarlos”, sostiene Ruoppolo.
Las especialistas del hospital explican que los animales salvajes en cautiverio pueden sufrir golpes con rejas o lesionarse las patas al estar sobre una superficie dura tanto tiempo en vez de volando o nadando.
Pero para liberarlos se deben cumplir ciertos requisitos: que los animales tengan buena condición corporal y nutricional, que se les haya descartado enfermedades y se les identifique, explica Yépez. Todo esto se pone en un expediente que se envía al Serfor, donde deben aprobar la liberación y hacer los estudios para encontrar la zona adecuada.
“El procedimiento que se ha seguido es de acuerdo a los protocolos que han sido recomendados por especialistas. Se debe tener una certeza de que estos especímenes puedan sobrevivir en su vida natural sin causar riesgo o daño a las poblaciones naturales”, indica la bióloga Pilar Ayala, especialista en fauna silvestre del Serfor.
Alec Hughes, velerista de gran experiencia quien estuvo en alta mar durante el derrame de petróleo, contó a este Diario que el 11 de marzo se iba a soltar a algunos pingüinos luego de una coordinación entre diversas instituciones. Ya estaba todo listo, pero al final no se logró hacer porque “no daban resultados de sanidad. (…) lo debía dar el laboratorio del Serfor”, explica.
Sobre las demoras en la liberación de los animales ya recuperados, Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana en el Perú, señala que se puede deber al retiro de muchos profesionales del Serfor. “A 43 funcionarios que eran claves para el desarrollo del Serfor –no solo en el caso de Repsol– los botaron, no se les renovó contrato”, sostiene Riveros. Agrega que “la capacidad del Serfor para responder a estos temas con la urgencia que se necesita es casi nula”.
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Continúa el petróleo
Quienes hacen labores de rescate en las mismas playas afectadas aseguran que el petróleo sigue en el mar y la arena. Lizeth Juarez, estudiante de medicina veterinaria y voluntaria de la asociación Unidos por los Animales (UPA), sostiene que siguen encontrando petróleo en la playa Cavero y Santa Rosa. “Aún hay fauna afectada. Hemos encontrado en dos días 22 aves muertas en la playa Santa Rosa”, comenta.
Diversas asociaciones como UPA son voluntarios que recogen a los animales de las playas, los llevan a centros de rescate y luego se los dan al Serfor para que haga el trabajo de rehabilitación. Sin embargo, estas asociaciones no cuentan con los fondos suficientes.
Sobre la contaminación, Juan Carlos Riveros comenta: “Hay una buena parte de residuos de petróleo en la columna de agua y en el fondo del mar. El problema es que el petroleo está abajo, ya no arriba. Muchos organismos viven hundidos ahí y ya están contaminados. Entonces los pájaros que vienen – ahorita va a comenzar el gran problema con los migratorios – no podran alimentarse o lo harán con comida contaminada”.
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