La siguiente es una historia que aún está en investigación, pero que en lo que se ha podido conocer, hasta ahora, reúne a una religiosa denunciada por vender niños al extranjero, un padre que violó a su hija de 11 años y a niños que han sido explotados con trabajo forzoso por sus abuelos. Así se presenta la trata de personas en el Perú, como una historia estremecedora pero que debe ser visibilizada.
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Desde el fondo de un callejón oscuro en el primer piso del jirón Los Pinos, en Santa Eulalia, se escucha la voz de una adolescente que grita entre sollozos: “¡Estoy tranquila! ¡Retírense! ¡No voy a dar información a nadie más, mis papás me han educado para no dar información a nadie!”. Un grupo de policías de la Dirección Contra la Trata de Personas y Tráfico Ilícito de Migrantes (Dirciptim) y una fiscal han ingresado al lugar para rescatarla a ella, de 16 años, y a su hermano de 13. Debido a que los menores tuvieron una crisis nerviosa, y aún no se reconocen como víctimas de trata, personal de la Unidad de Asistencia a Víctimas y Testigos del Ministerio Público (Udavit) llegaron a atenderlos. Pese a ello, la situación se volvió incontrolable y la Fiscalía de Trata de Personas de Lima (Fistrap) tuvo que pedir apoyo psicológico de las Unidades de Protección Especial (UPE) del MIMP. Sin embargo, la respuesta fue negativa. “Dijeron que no tenían esa función”, contó una fuente de la fiscalía.
Son casi las once de la mañana del martes 22 de junio. La vivienda de Santa Eulalia es uno de los 17 inmuebles que la Dirciptim y la Fistrap Lima han allanado en un megaoperativo que ha movilizado a decenas de agentes policiales desde las 5 de la mañana. En varios grupos se dirigieron a Chosica, así como a Santa Eulalia y Ricardo Palma, en Huarochirí. Las diligencias, asegura la policía, continuarán durante la semana.
La historia
Hace tres años, en el 2018, los agentes de Trata recibieron una denuncia anónima que los llevó a lo que hoy es una investigación con indicios de trata de personas con fines de venta de niños, trabajo forzoso y esclavitud sexual; así como de tráfico de ilícito de migrantes y violación sexual de una menor de edad.
La historia comienza cuando la joven, hoy de 22 años y que en esta nota llamaremos Carla, fue violada, al parecer, por su propio padre cuando ella era apenas una niña de 11 años. La niña salió embarazada y cayó en una severa depresión. Su mamá quería que abortara al bebé, pero le aconsejaron que mejor buscara ayuda espiritual.
La mujer decide, entonces, llevar a Carla a la Iglesia Evangélica Pentecostés “Fe, milagros y Sanidades”, ubicada en la Asociación de Vivienda Autogestionaria Huayaringa Alta, en Santa Eulalia. Ahí conocieron a una religiosa conocida como Vicky. “Ella las captó ofreciéndoles adoptar el bebé. Ellas aceptaron y así nació la primera bebé en una clínica del lugar. Esa niña no sabemos dónde está. Se la tragó la tierra ”, cuenta una fuente de la fiscalía.
La sospecha de la policía y la fiscalía es que la menor estaría muerta y habría sido enterrada en la zona trasera de un terreno en donde funciona la llantería ‘Las tres chinitas’, en Chosica, perteneciente a los padres de Carla. “Es por eso que se solicitó la presencia de la policía canina para buscar restos humanos posibles porque se puede presumir que había algún menor en esa área”, precisa el comandante PNP Rubén David Lescano Cuya, oficial operativo de la Dirciptim. Tras el allanamiento, no se encontraron restos humanos, al menos, en ese lugar. Según los padres de Carla, el recién nacido fue entregado a Vicky, pero ella lo ha negado.
Un año después, según la investigación, Carla volvió a quedar embarazada, se sospecha que nuevamente fue violada por su padre. El bebé también fue entregado a Vicky quien con ayuda de cómplices que trabajarían en el municipio de Santa Cruz de Cocachacra y San Mateo de Otao, en Huarochirí, logró que sea registrado como hijo de los padres de Carla.
Luego, la madre de Carla viajó con el bebé a México y se lo entregó a Vicky quien hizo que el menor cruzara de manera ilegal hacia Estados Unidos. Vicky habría falsificado su partida de nacimiento para que pudiera ingresar primero a México y luego a Estados Unidos. Esta modalidad se repitió dos veces más años después cuando Carla volvió a salir embarazada.
“Se sospecha que en total son 4 los bebés que han sido entregados a la monja. Ella dice que tiene a tres y ha iniciado en Perú un proceso de adopción por excepción de uno de los bebes señalando al juez peruano que ella tiene la tenencia del bebé y que es hijo de los papás de Carla, lo cual es falso”, indica la fuente del Ministerio Público.
La hipótesis que tanto la policía como la fiscalía manejan es que Vicky captaba a las víctimas a través de la Iglesia para vender y traficar a sus hijos.
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“Esta persona que está radicando en el extranjero al parecer sería la cabecilla que lidera estas ventas. Esta señora pertenece a esa iglesia y se presume que ha sido uno de los medios que ha utilizado para captar a sus víctimas”, refiere el comandante Lescano.
Pero las investigaciones van más allá. Según las primeras indagaciones, el padre de Carla habría abusado laboralmente de los hijos menores que su esposa ha tenido con otra pareja. Desde pequeños, los niños habrían sido obligados a realizar trabajo forzoso en su taller de reparación de llantas. Ellos fueron expuestos a realizar el cambio de llantas de camiones y trabajos peligrosos para su edad. Incluso, uno de los niños sufrió la fractura de sus huesos debido a ese trabajo.
Luego del allanamiento en la llantería, la policía detuvo a los padres de Carla, a dos adultos más y rescató a 5 menores de edad que serían víctimas de trata de personas con la finalidad de trabajo forzoso. Ellos están bajo el resguardo de la UPE y están siendo evaluados para saber si también habrían sufrido abuso sexual.
Vicky tiene orden de detención en Perú, pero ella radica en Estados Unidos por lo que no puede ser capturada. Ha brindado una declaración ante las autoridades, pero esta se mantiene en reserva. Carla fue rescatada el martes por la fiscalía y fue incorporada al programa Udavit como supuesta víctima de trata de personas con fines de esclavitud sexual. Sin embargo, debido a los traumas psicológicos que le ha dejado el abuso que ha soportado por años, aún no se reconoce como víctima y no ha aceptado la ayuda del Estado. Fue reportada desde el año pasado al programa Aurora del MIMP, pero ella prefirió continuar viviendo con su agresor. Las autoridades confían en que, mientras la investigación avance, ella pueda recibir protección.
“Seguiremos insistiendo”, dice una investigadora del caso.
Los detenidos tienen detención preliminar por 7 días. La investigación se realiza por los presuntos delitos de trata de personas con finalidad de venta de niños en su modalidad de adopción irregular; así como por trabajo forzoso y esclavitud sexual. Además, se investiga la violación sexual de menores de edad.
*Las autoridades invocan a quienes se hayan identificado con el caso y quieran denunciarlo a acercarse a la Fistrap Lima ubicada en el Jirón Rio de Janeiro 501, Jesús María 15072, o a la Dirciptim en la Avenida España, en el Cercado de Lima.
Más información
A denunciar
Quienes tengan información sobre algún caso de trata de personas o de explotación sexual pueden denunciar el hecho en cualquier comisaría.
Línea gratuita
El Mininter dispone de una línea gratuita de ayuda: 1818. Atiende las 24 horas, todos los días. La fiscalía cuenta con el WhatsApp 93948-2768.
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