En diciembre de 1918, el diario “La Prensa”, por entonces uno de los más importantes del país, centraba su cobertura en noticias sobre el fin de la Primera Guerra Mundial, la epidemia de la gripe española que alcanzaba al Perú, o el sonado crimen de la Calle de Espaderos: el asesinato a hachazos de un empresario estadounidense en un hotel del Jirón de la Unión.
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Para la poesía había poco o ningún espacio. Y aun así, en apenas una veintena de líneas de la página 6 de su edición del miércoles 25 de diciembre, el diario publicó un pequeño poema en prosa de un tal César A. Vallejo. Titulada “Navidad”, se trata de una pieza hasta hace solo unas semanas desconocida. Una que no aparece en ninguno de los libros de Vallejo ni en antologías dedicadas al mayor poeta peruano y uno de los mejores de nuestra lengua.
HISTORIA DE UN HALLAZGO
Quien encontró el poema es el investigador Wilmer Cutipa Luque, y lo hizo por pura casualidad. Puneño pero radicado en Tacna, Cutipa vino a Lima hace un par de meses para buscar documentos relacionados a la vanguardia sureña de inicios del siglo XX: archivos y datos del Grupo Orkopata, de Gamaliel Churata –autor del cual es un especialista–, y de toda la efervescencia cultural surgida en la zona sur del Perú de aquellos tiempos.
Cutipa se pasó 20 días en la hemeroteca del tercer piso de la Biblioteca Nacional del Perú, en San Borja, casi sin leer. Para ahorrar tiempo, se dedicó básicamente a tomar múltiples fotografías de periódicos y revistas, para luego almacenarlas en su laptop y poder revisarlas con más calma a su regreso a Tacna. Y es así como semanas después, estando ya en casa, se topó con el poema vallejiano.
“No estaba en mis planes encontrarme con cosas nuevas de Vallejo porque yo suponía que todo lo relacionado a él ya era absolutamente conocido –cuenta Cutipa a El Comercio–. Pero cuando leí ese poema, tuve la intuición de que podía tratarse de un texto no recuperado. Así que hice la consulta con un amigo especialista, y luego de unas pesquisas dijo ¡bingo!”.
Cutipa, quien en la red social Facebook aparece con el seudónimo Wilmer Skepsis y suele compartir sus hallazgos literarios, publicó la fotografía del poema navideño de Vallejo y la respuesta general fue unánime: se trataba de un texto que ha pasado desapercibido por décadas. Un regalo de diciembre que vino adelantado.
MELANCOLÍA POR FIESTAS
El crítico Ricardo González Vigil, gran conocedor de la obra de César Vallejo, es una de las personas que puede confirmar y celebrar el descubrimiento de este poema. “Es un aporte a destacar porque es el primer poema en prosa de Vallejo que sepamos, una veta creadora que explorará después de ‘Los heraldos negros’”, dice el especialista a este Diario.
Por ese entonces, diciembre de 1918, Vallejo cumplía un año de estancia en Lima, luego de dejar Santiago de Chuco y Trujillo. “Imagino que la Navidad era una fecha que le producía una nostalgia terrible”, opina Cutipa sobre el poema que tiene una escueta pero significativa dedicatoria: “A mi padre”.
En una carta con fecha del 2 de diciembre de 1918 (es decir, días antes de la publicación del poema), Vallejo le escribe a su hermano Manuel, quien se encuentra en Santiago de Chuco. En la misiva recuerda a su madre María, muerta ese mismo año, y expresa su cariño y preocupación por su padre, Francisco de Paula Vallejo. “Cuiden muchísimo a papacito. Yo no tengo nada que advertirles sobre este único tesoro que nos queda en el mundo”, escribe el autor, revelando su añoranza paterna.
POR DESCUBRIR
“Navidad” tiene apenas 104 palabras, sin contar el título, pero en su condensada estructura deja ver varias de las obsesiones y los temas que conforma la obra vallejiana: el dolor y la angustia, el oxímoron como recurso, la escena doméstica, cierto erotismo. Pero por sobre todo una voluntad desafiante por explorar los alcances del lenguaje, que tendrían su punto más alto en “Trilce” (1922)
En una edición de “La Prensa” de octubre de 1918 podemos encontrar otro texto de Vallejo: una carta a su amigo Antenor Orrego, el respetado filósofo afincado en Trujillo. “Yo sugeriría que alguien revise todos los ejemplares de dicho diario entre los años 1918 y 1919, pues me parece que Vallejo colaboró con ellos en esos años”, señala Cutipa. “Yo lo que yo encontré fue casi al azar. Pienso que el poema se les ha pasado a especialistas e investigadores porque aparece pequeño y partido en dos columnas”, agrega.
De hecho, los estragos del tiempo también hecho su tarea con el ejemplar disponible en la Biblioteca Nacional. La doble L en la firma de Vallejo aparece borrada, por ejemplo; y varias páginas del periódico se caen literalmente a pedazos, por lo que es un material de archivo susceptible de perderse para siempre. En ese aspecto, también, hay muchísimo que hacer.
Hoy vendrá Navidad.
Zambullido entre el ruido pegajoso de imbéciles caldeos y tirios anacrónicos, con mi imperial silencio, y asistido por mis feroces sueños invencibles, hago tarde, llamo a dolor; campana, campana, campana!
Hoy el níveo Noel, remoto hebreo, alucinantes las manos abuelas dejará en las camas de los niños pobres el juguete milagroso o el fragante bombón que el niño Jesús envía a sus amiguitos de aquí abajo.
Hoy vendrá Navidad; y vendrá triste en mí, muy triste en mis ojos pascuales de pastor solitario y perdido.
Así balaréis vosotras, ovejas mías, ovejas del señor, dulces gotas de leche de la Virgen María.