Nacida en Colombia, de padre turco y madre holandesa, Nina Mutal llegó a Perú cuando tenía 8 años de edad. Más de cuatro décadas y media después su vínculo con nuestro país sigue tan sólido como su carrera musical, la cual ha sabido reinventar a lo largo del tiempo. Después de siete años de ausencia de los estudios de grabación, la cantautora regresó para crear una nueva versión de “Enamorados”, un hit que marcó época en los 90′s y que formará parte de su séptimo álbum.
“Soy peruana de corazón”, nos dice Nina. “Aquí crecí y aquí me quedo. Amo al Perú. No tengo DNI, solo carnet de extranjería, lamentablemente no puedo sacar porque tengo las nacionalidades colombiana y holandesa”, explica.
El inicio de la historia musical de Nina se remonta a los años 90, cuando conoció a Manuel Garrido-Lecca, entonces productor de la recordada agrupación Dudó. En ese mismo período, la cantautora entabló relaciones cercanas con los integrantes de Frágil y Arena Hash. De esta última agrupación destacó su amistad incondicional con Pedro Suárez-Vértiz.
“Hasta ahora el rock es un mundo de hombres, pero en ese tiempo era peor, aunque yo nunca padecí discriminación. Tuve la suerte de conocer a Manuel, a Diego (Bertie), a Christian Meier. Y me hice muy amiga de Patricio, Pedro y Arturo Pomar. Crecí rodeada de hombres, de hermanos del alma, que me ayudaron y apoyaron. Íbamos de gira juntos, perseguíamos el mismo sueño”, asegura.
“A los integrantes de Arena Hash los conocí en un estudio de grabación. Cuando ingresé, Pedro, que estaba de cuclillas, me preguntó mi nombre. Luego yo le pregunté el suyo. Aquel fue el inicio de reuniones interminables. Algunas veces nos juntábamos en mi casa, otras en la suya. En el piano de mi hermana compuso ‘No pensé que era amor’”, recuerda Nina.
De esa amistad inquebrantable, la cantante conserva en un importante lugar de su corazón innumerables anécdotas, como las formas ingeniosas que Pedro encontraba para ayudarle a aplacar sus penas, especialmente aquellas originadas por decepciones amorosas.
“Una vez que estaba bajetona porque me peleé con mi enamorado, Pedro me llevó a una tienda de artículos de construcción. Me dijo que elija lo que quisiera. Escogí leña, sin pensar que sería la excusa de hermosas tertulias alrededor de fogatas. A él le gustaba filosofar mucho. Fuimos como hermanos. Con Patricio y Arturo somos como familia”, destaca tras rememorar la última Navidad que pasaron juntos.
“La Navidad del 2023 fue linda, lo vi sonreír. A Cinthia, su esposa, le tocó ir a Madrid para pasar las fiestas con su hija. Ellos tenían una vida impresionante, muy hermosa. Pese a su enfermedad, Pedro ordenaba todo, se dedicaba mucho a su familia. Fue un hombre ejemplar, un gran amigo. Me quedo con su sonrisa, su sabiduría y con lo churro y sensual que era. Nunca tuvo poses”, remarca.
Talento emergente
Asimismo, la cantante celebra con entusiasmo el inicio de la carrera musical de Tomás Suárez-Vértiz, y reconoce en él un potencial artístico que, asegura, lo hará brillar con luz propia en los escenarios.
“Lo conozco desde que nació, tiene el carisma y sensibilidad de su padre. Es parecido físicamente, pero tiene un sello propio, tiene mucho para dar. Y María José, la hija mayor de Pedro, también es recontra musical. Sería lindo que secunde al hermano en algunas presentaciones. Los quiero mucho. Somos familia”, destaca.
Nueva etapa
Con más de 25 años de trayectoria y seis álbumes en su haber, Nina inicia una etapa en su carrera con “Enamorados”, y acompaña su nuevo lanzamiento musical con un video rodado en el Cañón de los Perdidos, en Ica, bajo la dirección de Tito Köster.
La también coach vocal de los sintonizados espacios “La Voz Perú”, “Yo Soy”, “Ponte play” y “Duelo de campeones” se presentará este 3 de mayo en el Cocodrilo Verde de Miraflores.
“La música es mi alimento, mi catarsis, mi terapia, mi refugio, mi medicina. Y la clave para mantenerse en este competitivo mundo es la persistencia, la disciplina y seguir nomás. Como decía el cineasta Chicho Durand: ‘Si no estás preparado para la frustración, no te dedicas al arte’. Es una frase fuerte, pero muy real”, subraya.