Karachi. El salón de belleza de Bebo Haider es pequeño, luminoso y está decorado con tres grandes fotografías, las de modelos transgénero que se convirtieron en sus clientes, porque el salón Karachi es uno de los pocos en que los atiende sin juzgarlos.

Tarawah, en un barrio de clase media de la extensa ciudad portuaria del sur del país, es propiedad de Haider, una transgénero que llegó a Karachi en 2003 desde un pequeño pueblo rural en la provincia sureña de Sindh con el sueño de convertirse en una esteticista.

No fue fácil. Incluso cuando la dueña de un salón en un elegante barrio de Karachi decidió arriesgarse con ella, los clientes rechazaron sus servicios o no le devolvieron el salud, según contó a la AFP.

Dijo que pasaron dos años hasta que un cliente habitual del salón finalmente le devolvió el saludo, pero el deshielo, al menos para ese cliente, estaba completo.

“Después de ese día no se peinaría ni maquillaría con nadie más que yo en el salón”, dijo Haider a la AFP sin esconder su orgullo, sentada en su sillón de peluquería.

La esteticista transgénero Bebo Haider habla durante una entrevista en su salón de belleza en Karachi. (Ashraf KHAN
 / AFP).
La esteticista transgénero Bebo Haider habla durante una entrevista en su salón de belleza en Karachi. (Ashraf KHAN / AFP).
/ RIZWAN TABASSUM

"Los buenos modales te dan el mundo", comentó.

Las personas transgénero -conocidas en Pakistán como “khawajasiras” -un término general que denota un tercer sexo que incluye transexuales, travestis y eunucos- han luchado por sus derechos en el país profundamente patriarcal y conservador durante mucho tiempo.

Organizadas y políticamente activas, en muchos aspectos estas personas han logrado avances impresionantes.

En el 2009, Pakistán se convirtió en uno de los primeros países del mundo en reconocer legalmente a un tercer sexo.

El año pasado, el parlamento de Pakistán aprobó una histórica ley que otorga a las personas transgénero el derecho a determinar su propia identidad de género en todos los documentos oficiales, incluida la elección de una combinación de ambos sexos.

Un canal de televisión pakistaní puso en el aire el primer presentador de noticias transgénero del país en 2018, y varios también se han presentado como candidatos en elecciones.

Pero, a pesar de estos avances, muchos todavía viven diariamente como parias, a menudo reducidos a la mendicidad y la prostitución, sometidos a extorsión y discriminación o víctimas de violencia.

Haider tuvo que luchar duro para evitar ese destino.

Una vez que se afianzó con su primer trabajo, comenzó a crecer políticamente y se tornó activista, uniéndose a organizaciones de derechos transgénero y, finalmente, convirtiéndose en la presidenta de Sabrang, un grupo comunitario.

Cuando una organización holandesa dijo que quería financiar un proyecto para empoderar a la comunidad transgénero, ella y un socio aprovecharon la oportunidad de abrir su propio salón, que, dicen, es el primer salón de belleza de propiedad y gestión transgénero en Pakistán.

“Nunca miré hacia atrás”, dijo Haider a AFP.

Bebo Haider se prepara en su casa para ir a trabajar a Karachi. (Ashraf KHAN
 / AFP).
Bebo Haider se prepara en su casa para ir a trabajar a Karachi. (Ashraf KHAN / AFP).
/ RIZWAN TABASSUM

- Un símbolo -

Los transgénero a menudo son juzgados, acosados o incluso se les niega la entrada en otros salones, dijeron ella y sus clientes a AFP.

“Cuando nos sentábamos junto a las damas en el salón, se sentían nerviosas, confundidas e incluso sentían repulsión de nosotras. (Pero) también somos seres humanos”, dijo Mahi Doll, una cliente de Tarawah de 21 años.

El salón de Haider, dice Doll, es más que un espacio seguro para que sus clientes se arreglen y peinen. “Este es un símbolo de empoderamiento transgénero”, dijo a AFP.

El salón está localizado en el interior de un mercado muy popular, rodeado de supermercados y tiendas de leche. Cuando Haider abrió el negocio, dijo, los vecinos eran tan hostiles que sintió miedo.

“Cuando llegué a la tienda, lucía un aspecto duro para que la gente no se atreviera a meterse conmigo”, recordó.

Le advirtió a sus clientes que se vistieran de manera conservadora y desplegó la estrategia que había funcionado tan bien antes: buenos modales.

Y todo funcionó bien.

“Cada vez que ella nos ve, nos saluda con buen corazón y trata a todos muy amablemente”, dijo Mohammad Akram, de 40 años y dueño de una tienda de leche al lado del salón.

“No nos interesa cuál es su género”, agregó.

Bebo Haider  en su salón de belleza. (Ashraf KHAN / AFP).
Bebo Haider en su salón de belleza. (Ashraf KHAN / AFP).
/ RIZWAN TABASSUM

- “¿Me veo bien?” -

Muchas personas transgénero actualmente en Pakistán afirman ser herederos culturales de los eunucos que prosperaron en las cortes de los emperadores mongoles que gobernaron el subcontinente indio durante dos siglos, hasta que los británicos llegaron en el siglo XIX y los prohibieron.

Ahora, según varios estudios, las personas que se identifican como transgénero suman al menos medio millón en Pakistán, posiblemente hasta dos millones, de acuerdo TransAction, una organización de defensa de sus derechos.

Haider y otros activistas que la ayudan tiene la esperanza de que el salón sea apenas el primer paso en el camino hacia el empoderamiento económico de su comunidad.

“La conciencia ha comenzado a extenderse ahora de que podemos hacer trabajos (respetables) también”, dijo Haider, para quien iniciativas como su salón como una “forma práctica” de normalizar a las personas transgénero en Pakistán.

Durante la visita de AFP a Tarawah, la clienta Mahi Doll se sentó en una silla reclinable negra para un tratamiento de lavado y corte del cabello, y luego una manicura.

Seguidamente, Haider inició el proceso de maquillar a Doll, aplicando cuidadosamente el delineador. “El maquillaje de ojos es la esencia”, explicó.

Después de terminar los ojos de Doll, Haider se volvió hacia su propio reflejo en el espejo

“¿Me veo bien?”, dijo suavemente, casi como para sí misma. “Soy hermosa. ¿No lo soy?”

Fuente: AFP

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