La vicepresidenta demócrata Kamala Harris y el exmandatario republicano Donald Trump estuvieron frente a frente por primera vez en un debate que, más allá de las frases polémicas y punzantes, ayuda a marcar el tono de lo que viene siendo una agitada batalla por la Casa Blanca. Aunque hay un consenso en que la exfiscal aprovechó mejor la oportunidad y provocó a su rival, ella y Trump tienen aún mucho que demostrar en las menos de ocho semanas que restan hasta la elección.
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Kamala enfocó su estrategia en provocar a Trump y cuestionó desde su carácter hasta la multitud que congrega en sus mítines. También marcó distancia del actual gobierno de Joe Biden, afirmando ser parte de una nueva generación de líderes. Por su parte, el republicano pareció estar a la defensiva. Por ratos enojado, se empecinó en traer a Biden a la discusión y se centró en la economía y la migración aún cuando no era preguntado sobre ello. También lanzó varias afirmaciones falsas, incluida la que señala que los migrantes comen “mascotas” en Springfield, Ohio.
Sin embargo, ninguno de los candidatos detalló sus planes para el país a profundidad y, con las encuestas marcando un empate técnico, las próximas semanas serán decisivas para saber si lograron llegar a alguien más allá de su electorado, especialmente en los estados bisagra, cuyos votantes indecisos y moderados resolverán la elección.
Estos siete estados decisivos son Nevada, Arizona, Carolina del Norte y Georgia (pertenecientes al llamado Cinturón del Sol) y Wisconsin, Michigan y Pensilvania (del Cinturón del Óxido). Harris lleva una ligerísima ventaja -llega a dos puntos en Wisconsin y Michigan en estos momentos- pero de ninguna manera es determinante y el camino hasta los comicios del 5 de noviembre aún es largo.
Para Rafael Mathus Ruiz, corresponsal en Nueva York del diario “La Nación”, lo que vamos a ver las próximas semanas es un desfile de los candidatos por cada estado bisagra en el que las encuestas le den una oportunidad. Recuerda que en el 2016, la campaña de Hillary Clinton insistía en la recta final de la contienda en que Michigan, Pensilvania y Wisconsin formaban un muro azul que iba a terminar por darle la presidencia a los demócratas.
“El día anterior a la votación, Trump de la nada inventó un mitin en Michigan, la gente se preguntaba por qué iba a Michigan si ese estado ya era de Clinton. Ocurrió que la campaña de Trump obtuvo información de que Clinton estaba en problemas en Michigan, entonces en un par de horas armaron un acto de campaña, Trump fue a Michigan y ganó Michigan. También ganó Pensilvania y finalmente ganó la presidencia”, dice a El Comercio. “Todo puede pasar y estamos ante una elección que se va a definir por miles de votos en un puñado de estados”, agrega.
¿Cuáles son los retos y desafíos que tienen Harris y Trump para conseguir esos votos? A continuación, repasamos los más importantes de ellos.
La economía: el desafío para Harris
Uno de los retos de Harris para el debate era presentarse ante el electorado que no la conocía bien y mostrarse como una candidata presidencial. En el frente a frente con Trump, la demócrata apostó por mostrarse como la candidata del cambio y marcar un contraste muy claro con Trump en sus propuestas y políticas. Uno de los temas que más le costó sortear fue la economía, sobre todo cuando el republicano afirmaba que tuvo tres años y medio para concretar sus propuestas y no lo hizo.
De hecho, la primera pregunta que le hicieron a Harris fue si ella creía que los votantes estaban mejor ahora que hace cuatro años, algo a lo que la vicepresidenta no respondió con claridad y abordó hablando de su vida como hija de una familia de clase media.
“El desafío central que arrastran Harris y todos los demócratas es que muchos votantes indecisos todavía piensan que estaban mejor cuando Trump era presidente. Los demócratas y Harris todavía no tienen una respuesta convincente para hablar sobre la economía y ese es un problema que deben resolver más temprano que tarde”, señala Mathus.
En la misma línea, Jaime Moreno, reportero de La Voz de América que cubrió el debate en Filadelfia, afirma que, por lo que dicen las encuestas, uno de los retos principales en lo que queda de la campaña es tener mayor claridad sobre cuáles son esas políticas económicas que podrían mejorar la condición de las personas en Estados Unidos.
“Venimos de un periodo en que la inflación fue bastante alta. Es cierto que ya bajó, ya se moderó, está otra vez en un nivel normal, pero ahora viene la amenaza de que la economía no está generando los puestos de trabajo que venía generando. Esos son los temas que le interesan a la gente, especialmente en los estados indecisos, al momento de tomar la decisión del voto”, dice a este Diario.
Mathus considera que las buenas noticias económicas en Estados Unidos llegan tarde para la campaña demócrata pues la idea negativa de cómo está la economía ya está bastante arraigada entre los estadounidenses. “Es cierto que la inflación en Estados Unidos baja mucho más rápido que en otras economías desarrolladas, pero lo que uno percibe cuando habla con los votantes es que pesa mucho más el hecho de que hoy el gasto del hogar es mucho más alto que hace cuatro años y ese es el principal punto débil de la campaña demócrata y de Harris. Lo que muestran todas las encuestas es que los votantes confían más en Trump que en Harris a la hora de manejar la economía”, explica.
Trump ante el reto de ampliar su base
Si la principal misión de Harris era intentar despejar las dudas de los votantes moderados o indecisos, el principal desafío para Trump en lo que queda de la contienda será no cometer ningún traspié que pueda acrecentar los reparos de esos mismos votantes que necesita en los siete estados en disputa, dice Mathus.
Para el periodista, Trump ha tenido un rasgo distintivo en toda su carrera política y es que tiene un piso muy alto y un techo muy alto. “Muchos estrategas comentan seguido sobre la fidelidad de su núcleo de seguidores. La fidelidad de su base de votantes es absoluta, van a votar por él sin importar lo que haga y más todavía después del fallido intento de asesinato en su contra. Muchos votantes creen que eso fue un acto divino, un milagro”, señala.
Sin embargo, apunta que Trump tiene enormes dificultades para ampliar ese respaldo a los votantes indecisos, moderados e independientes. “Muchos ven sus políticas con buenos ojos, pero dudan muchísimo de votar por él por todos los aspectos negativos que suelen acompañar a Trump, sus polémicas, sus problemas judiciales, el asalto al Capitolio, etc. Las campañas todavía tienen mucho trabajo por hacer, la elección está abierta”, afirma.
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