Liz Truss en la cuerda floja: ¿qué tan posible es el retorno de Boris Johnson?

La lucha de Liz Truss por mantenerse como primera ministra británica no parece ir por buen camino. En un nuevo golpe a su frágil gobierno, la conservadora perdió a su segundo miembro de gabinete el mismo día en que se enfrentó a gritos de “dimisión” y abucheos de la oposición en su primera comparecencia ante la Cámara de los Comunes, mientras en las filas de su propio partido crece la presión para que abandone Downing Street.

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“Soy una luchadora y no me rindo”, dijo en su comparecencia semanal en el Parlamento la líder del Partido Conservador.

La tormenta política de Truss se remonta a la presentación a fines de setiembre de un paquete de medidas económicas que planteaba recortes de impuestos masivos y un colosal apoyo a las facturas energéticas que fueron recibidos con angustia en los mercados.

Con poco más de un mes en el cargo, Truss se vio obligada a desechar su propuesta y a cambiar a su ministro de economía y principal aliado, Kwasi Kwarteng, lo que llevó a algunos legisladores conservadores a pedir su sustitución. El nuevo representante de la cartera de Hacienda, Jeremy Hunt, desechó la mayor parte de su plan de reducción de impuestos.

La analista internacional Brenda Estefan que el gran tropiezo de Truss fue su política económica. “Anunció un programa de millonarios recortes fiscales sin justificar cómo se iba a financiar, de dónde saldría el dinero que se dejaba en el presupuesto. Esto generó un enorme nerviosismo en los mercados”, dice a El Comercio.

La política económica de Truss provocó una venta masiva de deuda del gobierno en pocas cuantas horas, la caída de la libra esterlina a su nivel más bajo frente al dólar. El banco central se vio obligado a intervenir y compró bonos del gobierno a largo plazo para poder tranquilizar un poco a los mercados.

“A los mercados no les gusta la incertidumbre y lo que dejó la propuesta de Truss fue una enorme incertidumbre”, añade la experta.

Enrique Banús, director del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Piura, se pronuncia en la misma línea: “Truss es una persona que después de un larguísimo proceso obtuvo el puesto y rápidamente se metió en un problema muy mal elegido, muy mal diseñado y muy mal comunicado”.

La crisis aumentó este miércoles -menos de una semana después de la salida de Kwarteng- con la renuncia de la ministra de Interior, Suella Braverman, quien dejó el cargo tras haber cometido el “error” de compartir información confidencial a través de su teléfono personal.

En la cuerda floja

Los dos cambios de ministros consumaron un duro golpe para Truss. Tanto Hunt como Shapp -quien reemplazó a Braverman- son de filas rivales a Truss dentro del partido y se opusieron abiertamente a las propuestas de la primera ministra.

Banús destaca que el nuevo ministro de Hacienda tiene una posición muy distinta a la de la primera ministra porque es del sector menos radicalmente liberal. “En realidad, era un oponente a Truss y hoy está jugando un papel muy importante”.

A esto se suman las especulaciones sobre la posibilidad de que los diputados conservadores puedan forzar la salida de Truss, cuya popularidad en las encuestas se ha desplomado.

El conservador William Wragg dijo que había presentado una moción de censura a la primera ministra. Hasta ahora, seis de los 357 diputados conservadores han pedido públicamente la dimisión de Truss.

Sin embargo, las normas del partido impiden convocar una moción de censura interna contra el líder durante su primer año en el cargo.

Para Estefan, lo que hoy está en el tintero es cómo harán los conservadores que no están contentos con el desempeño de Truss para lograr destituirla sin que se llame a elecciones, algo que sería catastrófico para el Partido Conservador, que en las encuestas está muy por debajo de los laboristas.

“Si bien se puede intentar cambiar la norma que impide que ella sea destituida antes de tener un año en el cargo, hay quienes dicen que si eso pasa el partido puede quedar a la deriva. La otra opción es la que ocurrió con Boris Johnson y que hoy empieza a sonar con más fuerza y que es que los ministros le empiecen a renunciar en cascada y que ella se vea obligada a hacerlo también”, explica.

Banús destaca que en la prensa británica se prevé que Truss renuncie. “Hay titulares que dicen que le cuestión no es qué va a hacer, sino cuándo lo va a hacer. Ella se ha mostrado combativa, ha dicho que no va a renunciar, pero puede sus palabras pueden ser manotazos de ahogado. La situación está muy complicada para ella”, dice el analista.

¿El retorno de Boris Johnson?

En medio de la crisis varios nombres rondan como posibles reemplazos de Truss si termina dejando el cargo, especialmente los que compitieron contra ella en la última elección, en especial el exministro de Finanzas Rishi Sunak. Incluso algunas encuestas mencionan al exprimer ministro Boris Johnson, forzado a dimitir hace menos de cuatro meses, en medio de escándalos.

¿Qué tan posible es el retorno de Johnson? “Yo creo que Sunak está observando de cerca cómo se mueven las cosas. Yo creo que antes que Boris Johnson podría llegar Sunak. Existe la posibilidad, pero no la veo como primera opción”, considera Estefan.

Banús enfatiza que, según la prensa británica, Johnson ha descartado la posibilidad de volver. “Viene siendo mencionado como una de las alternativas desde hace algún tiempo, él tiene jale y ese es el argumento básico para especular que podría retornar, pero él hasta hace poco lo descartó porque está optando por la vía de las charlas y las conferencias con las que está ganando bastante bien. Ahora, él es un animal político, pero su nombre no es el que más está sonando en los medios”, señala.

Agrega que si el sucesor de Truss es Sunak el primer ministro pasaría a ser una persona con un origen migrante -su familia viene de Pakistán. “Esto es interesante dentro de un gobierno conservador, pues los proyectos de integración han sido más propios de los laboristas”, apunta.