Era una noche del 9 de octubre del 2022, cuando tres chicos se reunieron a las afueras de la ciudad de Mariano Acosta, en Argentina. Se habían encontrado en un lugar cercano y juntos habían partido hacia un terreno baldío, con el fin de compartir alrededor de una fogata. O eso es lo que parecía.
Nicolás Cernadas fue encontrado en la tarde del lunes 10 de octubre por un vecino de la zona. Su cuerpo boca abajo y semicalcinado llamó la atención del lugareño, quien inmediatamente llamó a las autoridades.
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Fue cuestión de horas para que la noticia apareciera en todos los medios de comunicación. Radio, prensa escrita y televisión. La policía estaba buscando a quienes pudiesen reconocer el cuerpo y ahí fue cuando Héctor Miranda -el tío de Nicolás- y su esposa Sandra se dieron cuenta de que, por la ropa del cadáver, el protagonista de la historia era su pequeño sobrino.
La pieza clave fue la camiseta gris y negra que estaba a medio quemar. Desde ahí, poco a poco, todo comenzaba a cuadrar. Pero no fue sino hasta que la tía del niño vio la marca de nacimiento en su espalda, que pudo confirmar que realmente era el menor que estaba bajo su custodia.
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Sin embargo, aún no podían creerlo. No tenían la menor idea de por qué o quién le haría tal cosa a un niño de 13 años.
Las primeras pistas se encontraron en una cámara de seguridad cerca al terreno en donde hallaron el cuerpo. Una cámara había grabado el momento en que la víctima estaba por su propia voluntad con los otros dos niños.
Juntos caminaron tranquilamente. Lo que significa en un primer momento que Nicolás no sabía lo que iba a suceder.
Un caso que va más allá de la matonería escolar
Los acusados son dos menores de edad. El más chico, de 14 años, se entregó en la comisaría sexta de Merlo, en la ciudad de Mariano Acosta, dos días después del crimen. Mientras que el adolescente, de 17, fue detenido el 13 de octubre.
Según su familia, Nicolás sufría de acoso escolar, debido a que sus compañeros se burlaban de él y su historia de vida. El pequeño había quedado a los cinco años en custodia de sus tíos maternos, cuando su mamá dejó de estar en la capacidad de cuidar de él. Por otro lado, jamás llegó a conocer a su padre, razón por la cual su única familia era Héctor, Sandra y su prima Johana.
“Nicolás nos contaba que en el grupo le decían que era un ‘huérfano de m…’ y eso lo ponía mal. Ellos lo llevaron hasta ese lugar sabiendo que lo iban a matar, lo planearon todo”, aseguró Johana para el medio argentino ‘El Perfil’.
Juntos vivían en una casa en Merlo, con todas las comodidades posibles. Aun así, Cernadas solía escaparse de su hogar, no porque se sintiera incómodo, sino porque siempre estaba en busca de su mamá. Esta fue la razón por la cual, cuando desapareció aquella noche, su familia no emitió ningún tipo de alarma o denuncia.
Sin embargo, jamás esperaron que una tragedia así pudiera suceder. Héctor le contó a la agencia Télam que esos dos chicos ya habían tenido un altercado con el menor de 13 años, en la Escuela Primaria Nº 30 Federico José Zorraquín.
“Hubo un problema entre Nicolás y este chico de 14 años por una chica que es amiga de él. Ella quedó en hablar con Nicolás y a este muchacho le dio celos, no sé”, comentó. Tras esto, los dos niños se encontraron en un ‘mano a mano’, donde los dos salieron heridos.
Días después fue cuando el asesinato se llevó a cabo. Las pruebas no solo recaen en los testimonios que aseguraban que el chico sufría de matonería escolar, sino que también está en los teléfonos de los victimarios.
Uno de ellos grabó todo el proceso. En el video se puede ver cómo el joven arrodillado está al lado del fuego, hablando con ellos. Además, las autoridades también encontraron una conversación de Instagram, en donde uno de ellos escribió: “Gato, lo encontraron donde lo dejamos”.
La charla continuó y dejó en evidencia que los dos fueron los autores del crimen.
Los dos jóvenes implicados
El homicidio fue investigado por la fiscalía del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, en donde la fiscal Aldana Zingg fue la encargada del caso.
La autopsia reveló que Nicolás fue quemado vivo, luego de haber sufrido varias lesiones por un objeto cortopunzante. Después, según el informe realizado por el médico forense que examinó el cuerpo, el menor falleció por un “paro cardiorrespiratorio traumático, provocado por lesión alveolar difusa causada por la exposición a una fuente de energía calórica”. En otras palabras, su tráquea quedó calcinada al inhalar el humo de la fogata.
El menor de 14, acompañado por sus padres, fue quien confesó el crimen en la comisaría sexta de Merlo. Este, como lo dicta la ley argentina, fue sobreseído y permanecerá internado en un centro educativo de menores, según indicó el medio ‘Infocielo’.
Por otro lado, bajo el delito de homicidio simple, la Fiscalía de Responsabilidad Juvenil N° 2 dictaminó que el joven de 17 años permanecerá en un centro de detención cerrado de Mariano Acosta.