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Las montañas ganaron
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Desde el 2015, que demandé a RWE, la empresa alemana generadora de energía a través de la quema de combustibles fósiles y gran emisora de gases de efecto invernadero en el mundo, he comprendido con esfuerzo y humildad que el camino hacia la justicia climática es largo, pero no imposible. Ha sido un proceso de diez años que, entre victorias y frustraciones, me empujó a llevar un resultado alentador para mi comunidad. Lo que a primera vista parece una pérdida, en realidad es un juicio de gran importancia: es un precedente de gran relevancia.
Esta demanda tiene un trasfondo superior a mi bienestar particular. Con esta demanda hemos ganado todos. Todos me refiero porque, hoy en día, un tribunal de gran importancia en Alemania ha comprendido y ha establecido la base para que personas vulnerables ante los impactos del cambio climático puedan demandar a grandes emisores. Y estas personas vulnerables podemos ser todos: desde los que vivimos al pie de la laguna Palcacocha hasta quienes habitan una isla que tiene peligro de inundación por incremento del nivel del mar.
Tampoco hay que ser un genio para comprender que quien causa un daño a alguien está obligado a repararlo. Y esto lo establece nuestro Código Civil Peruano y otros códigos y normas en el mundo, como el Código Civil Alemán. Así que queda aún más claro que si una empresa, por su actividad productiva, es gran emisora de gases de efecto invernadero, incrementando así el calentamiento global y, por tanto, los impactos del cambio climático, entonces debe ser responsable de los daños que provocan sus actividades.
No es un favor para nadie que una empresa genere energía a costa del ambiente y el bienestar de la humanidad. Esta gran casa, que es el planeta, es de todos y todos debemos cuidarla. Desde cualquier actividad que realicemos; sea lucrativa o no.
Han pasado muchos años desde que inicié esta demanda. Yo soy guía de montaña. A veces el camino es complicado, hay piedras, obstáculos que hacen el camino más difícil. Pero al final, llegando arriba, hasta la punta, se ve que ha valido la pena. Siempre hay que tener optimismo y las cosas van cayendo solas por su propio peso.
A pesar de que el tribunal decidió rechazar la demanda por falta de evidencia en mi caso particular, considero que hemos ganado. Así que, en suma, yo también he ganado. Me alegro de saber que estamos en el camino correcto hacia la justicia climática.

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