Claudia Chiroque

“Claro pues, sobrino” afirmaba hace unos días desde Juliaca la versión YouTuber de la ministra Hania Pérez de Cuéllar. Pero, más allá de la intención de su ‘community’ con el formato de video que publicaron en redes, vayamos a lo importante: ¿es acaso un logro poner una primera piedra en una región que espera hace 50 años por servicios básicos?, sin desmerecer el optimismo del proyecto y deseando que su ejecución no tarde 50 años más. Sería muy injusto y no lo merecen los 480 mil juliaqueños que sueñan con tener agua y desagüe.

Hablar de servicios básicos en nuestro país es exponer la radiografía del olvido y de los grandes anuncios sin ejecuciones inmediatas, porque mientras la ministra colocaba la primera piedra en Juliaca, los vecinos indignados de 64 asentamientos humanos de Nuevo Perú y Ventanilla colocaban piedras, pero en la vía para bloquearla, en señal de protesta por no tener acceso a agua y desagüe. Detrás de ese reclamo hay una promesa incumplida hace 17 años porque hasta hoy no se firmó el contrato que beneficiaría a 50 mil pobladores de ambos distritos.

Y la pregunta es obvia: ¿por qué no hay coherencia entre el sentido de urgencia y justicia en una agenda que juraba ser reivindicativa? Paso a recordarle a la ministra que forma parte de un Gobierno que se decía “el Gobierno del pueblo”, que prometió atender demandas olvidadas por los “grandes gobiernos” y recordarle al ciudadano que tener acceso a servicios básicos era un derecho y no un acto de fe. Y que ha tenido la gran oportunidad de marcar la diferencia con sus antecesores que se repartieron el Ministerio de Vivienda como quisieron. Y que su protagonismo lamentablemente ha sido no la ejecución de esa agenda, sino la vocería y la defensa acérrima de la señora Boluarte en sus momentos más cuestionables.

Vamos al epicentro de la ejecución, aunque recordar un mensaje presidencial de cinco horas sea más que imposible. Sobre lo que a Vivienda compete: ¿cómo hará la ministra Pérez de Cuéllar con el anuncio de la presidenta Boluarte del 28 de julio? La presidenta ha dicho que para el 2025 se tendrán 44 obras más en agua potable y saneamiento en zonas urbanas, pero ambiciosa ella también anunció 180 nuevas obras en 19 regiones y, por si fuera poco, la suscripción de contratos de ejecución de tres megaobras en Piura y Lima Metropolitana. He resumido lo que a agua concierne, porque el anuncio tiene muchos más números incluida vivienda social.

Como ven, hay mucho por hacer, poco tiempo el que les queda por andar y varias crisis por sobrellevar.

Dicho lo anterior, estimado lector: ¿acaso tener agua es un acto de fe?

Parece que esto último es a lo que apela, en sus últimas apariciones, la versión espiritual de la ministra Pérez de Cuéllar.


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Claudia Chiroque es Periodista y abogada