Se lo pregunto solo a usted y no a la señora Fujimori por dos razones bastante obvias.
Primero, porque la distancia que lo separa de la otra candidata parece demasiado grande como para ser revertida. Aunque lo inesperado pasa en el Perú, y usted lo ejemplifica.
Segundo, porque a la candidata Fujimori la conocemos bien. No nos remontemos siquiera al gobierno de su padre, en el que ocurrieron cosas positivas en varios temas, pero que vinieron acompañadas de una ola de corrupción, abuso de poder y violaciones de los derechos humanos. Basta remitirnos a lo que ha hecho. Así, ella es la responsable de la agudización de la crisis política desde el 2016, debido a la bárbara conducta destructiva de su bancada en el Congreso, que llevó a una crisis política mayúscula, que contribuyó a una mayor fragmentación y desconfianza en los políticos; posibilitando así el ciclo de profunda inestabilidad y demanda de ‘que se vayan todos’, que le abre a usted la chance de ser presidente.
La otra mancha que hace a Keiko Fujimori tan repudiada son los procesos de corrupción, el más avanzado de los cuales está ya en juicio y del que no parece nada fácil pueda salir absuelta. Eso que nos impacta a muchos, a usted no debe impresionarlo. Después de todo, su socio Vladimir Cerrón está condenado por corrupción y usted mismo ha ofrecido indultar a Antauro Humala, que purga prisión por el asesinato a sangre fría de cuatro policías.
Había una sola candidata, entre los siete enanitos que llegaron con viabilidad al final de la primera vuelta, que era perfecta para que usted pudiese ganar las elecciones. Triplicando en rechazo a todos los demás candidatos, perdía en segunda vuelta holgadamente con todos ellos. Y las circunstancias hicieron que le tocara a ella, en suerte. Se sacó el boleto premiado de la lotería, profesor.
Siendo así, cada vez más peruanos querrán conocer quién es usted realmente.
Dice usted, por ejemplo, que es un rondero más, uno de aquellos que se enfrentaron a Sendero Luminoso e impidieron que llegaran al norte de Cajamarca. Muy cierto el rol de los ronderos. Siendo así, díganos por qué los traicionó estableciendo estrechos vínculos con líderes del Movadef, como abrumadoramente prueban documentos, huellas digitales, viajes conjuntos, videos, fotos y hasta usted, con puño en alto, cantando el himno del Conare.
Usted no solamente fue un compañero de ruta en el 2017, sino forjó una alianza que se prolonga en el tiempo con miembros del Movadef: organización senderista que no oculta que su ideología es “el marxismo, leninismo, maoísmo, Pensamiento Gonzalo” y que su objetivo es conseguir la libertad de Abimael Guzmán.
No solamente eso, usted ya logró algo que jamás ellos solos habrían podido, a saber: que el 28 de julio, el movimiento más sanguinario y cruel de nuestra historia tendrá una bancada propia. No me refiero a todos los de Perú Libre, sino a aquellos de los que ya conocemos su identidad.
Y hablando de Perú Libre, qué opina de lo que dice Vladimir Cerrón, autor del plan de gobierno con el que postuló, sobre que el poder se toma para no dejarlo, y que pone como ejemplo a Nicolás Maduro, a quien fue a visitar a Caracas hace poco para darle su apoyo. “Salvo el poder, todo es ilusión”, le gustaba decir al “presidente Gonzalo”.
Nos dice ahora que no piensa como él, que solo usted puede hablar en nombre de su candidatura. No su plan de gobierno, no el partido, no sus congresistas, no otros dirigentes, solo usted. La verdad, parecen declaraciones de zar ruso. Y sostiene, desdiciéndose de sus propias declaraciones, que limitará sus cambios a lo que la Constitución permite y solo la reemplazaría si lo logra dentro de la institucionalidad.
¿A quién le creemos? ¿A Pedro I o a Pedro II? ¿Está usted traicionando a sus fieles de primera vuelta o mintiendo a sus electores de segunda?
En medio del fracaso del Estado en mitigar los efectos de la pandemia, del empobrecimiento adicional de millones de personas, del profundo desencanto con todos los políticos y de la búsqueda de alguien nuevo, y teniendo al frente a la rival ideal de todo candidato en segunda vuelta, el 41% del electorado está optando por usted.
Lo siguen los que no saben, no dicen, votarían blanco, viciado o no irían a votar con alrededor de 35%. Y, en tercer lugar, bastante atrás, la candidata Fujimori, alguien que tiene como única estrategia de campaña el convencernos que usted es peor que ella. Que no muestra vocación sincera de rectificación y solo nos dice que el pasado fue mejor.
Además, y parafraseando a Hubert Lanssiers, siendo los fujimoristas los que llevaron el ‘terruqueo’ a categoría de bellas artes, cuando un caso certificadamente cierto es denunciado, muchos ya no creen.
¡Vaya que el destino se la viene poniendo fácil, señor Castillo!
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