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El Perú entrará a las elecciones generales 2026 en circunstancias muy distintas a las que marcaron el contexto de los comicios del 2021. La diferencia más notable, evidentemente, es la coyuntura inmediatamente posterior a la pandemia que imprimió en la ciudadanía de entonces sentimientos justificados de enojo, frustración y protesta. Parte de esto se reflejó en las ánforas. Adicionalmente, decíamos ayer en este espacio, la evolución económica del 2025 había superado las expectativas y, de hecho, la inversión privada alcanzaba niveles sorprendentes. El contraste aquí con el 2020 no podría ser mayor.
Aún así, según resume un informe del Instituto Peruano de Economía (IPE) publicado en este Diario, existen al menos tres puntos de preocupación que han ganado notoriedad en este quinquenio y que merecerán atención especial de los partidos que aspiran a gobernar.
El primero, y posiblemente el más importante, es el avance del crimen y la violencia. Hoy esto ha pasado a ser la primera preocupación ciudadana, con indicadores de percepción de inseguridad peores que en México, Brasil o Colombia. En la campaña que viene, los candidatos deberán ser capaces de transmitir un delicado equilibrio entre firmeza y eficacia contra la delincuencia, de un lado, y el respeto por la institucionalidad y el Estado de derecho, por otro.
El segundo problema que ha crecido notablemente en importancia para esta campaña –vinculado al primero– es la minería ilegal. De acuerdo con el informe del IPE, el valor del oro ilegal exportado alcanzaría este 2025, por primera vez, al de origen legal. La minería ilegal, además, trae violencia y otros crímenes graves, ocupa áreas protegidas y bloquea proyectos mineros formales por más de US$10.000 millones. La superposición de permisos Reinfo sobre todo el mapa nacional debería enviar varias señales de alerta. El riesgo mayor que enfrenta el país es la potencial captura política del Estado precisamente por los grupos criminales a los que debería estar combatiendo.
Finalmente, una preocupación adicional de esta campaña será la consolidación de la situación fiscal, hoy en una trayectoria más complicada gracias a leyes dispendiosas del Congreso y la falta de reacción del Ejecutivo. Esta semana, el presidente José Jerí lideró el llamado Acuerdo Fiscal para sumar esfuerzos en este sentido, pero se requerirán acciones más concretas.
La mayoría de los candidatos ha tomado nota de estas nuevas preocupaciones, pero no necesariamente tienen ideas, hoja de ruta ni equipo para atenderlas. Con la campaña ya iniciada, la ciudadanía deberá demandar que se ponga el foco donde corresponde.

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