Ana Bazo Reisman
Nota: Si tienes pensamientos suicidas o atraviesas un duelo por suicidio, puedes hallar contención, compañía y tratamiento. Al final de este informe, dejamos el contacto de espacios y líneas a los que puedes recurrir.

En el Perú, los decesos por suicidio se cuentan en cientos cada año. De acuerdo con el Sistema Informático Nacional de Defunciones (), solo en la última década fueron registradas 6.115 muertes bajo esta causa. Los años 2020, 2021 y 2022 (hasta el 15 de octubre) concentran el 31% de ese total. es la región con más casos desde el 2012, llegando a los 1.086. Lima es la segunda, con 775.

En las cifras solicitadas por la Unidad de Periodismo de Datos de El Comercio al sistema dependiente del Ministerio de Salud, también se identifican otras características, como el género y la edad de las víctimas. Del total de más de seis mil decesos en diez años, el 68% corresponde a varones, mientras que el 32% restante, a mujeres. El 54% de fallecidos por suicidio tenía menos de 30 años de edad. De este porcentaje, 21% tenía entre 15 y 20 años.

Dentro del mapa de América Latina, el portal de datos sobre Enfermedades no Transmisibles, Salud Mental, Daños y Riesgos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), señala que Perú registra 2.73 suicidios por cada 100 mil habitantes. En los últimos diez años, Uruguay es el país con la mayor tasa: hasta el 2019, registraba un aproximado de 18.8 casos por cada 100 mil habitantes. Le siguen Cuba, con 10.19, Argentina, con 8.14, y Chile, con 8.4.

Un riesgo tratable

En diálogo con El Comercio, Carlos Bromley, médico psiquiatra de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud, indicó que este año aumentó la atención en los establecimientos de salud del Estado por intento de suicidio. Además, agregó que los casos de conducta suicida recibidos por el Minsa suelen estar enmarcados en diagnósticos de trastornos de la salud mental, como la depresión y la ansiedad. Sin embargo, cabe aclarar que estos dos últimos no siempre son, en sí mismos, precondiciones para los intentos de suicidio.

“En el 2021, se atendió a 3.896 personas por lesiones autoinfligidas. En lo que va del 2022, ya esa cifra se ha superado: estamos en 4.164. Eso solo en los establecimientos del Ministerio de Salud. Por el lado de los trastornos de la salud mental que se atienden en general, tenemos –solo este año– 200.208 personas tratadas por depresión y 328.120 personas tratadas por ansiedad”, afirmó.

Consultado sobre la capacidad de médicos especializados en salud mental, Bromley indicó que, a setiembre del 2022, en el Estado existen 4.132 psicólogos y 593 médicos psiquiatras. En cuanto a , refirió que los centros de salud comunitarios también trabajan directamente en estos casos a nivel nacional.

La psicóloga y directora académica del Centro Contexto, Lucía Dodero, aclaró que la ideación suicida no responde siempre a un diagnóstico (el de trastorno depresivo, como se suele creer), sino a una conducta multifactorial, igual de tratable y superable.

“Puede relacionarse a algo más contextual, como la historia de aprendizaje o la situación actual de la persona. De hecho, muchas de las conductas suicidas que se terminan consumando ni siquiera tienen que ver con un diagnóstico [de trastorno de la salud mental]. Entonces, se necesita que las personas encargadas de asistir a quienes están en riesgo de suicidio sepan hacer una evaluación multifactorial del caso. Por ello, se recomienda la terapia dialéctica conductual, que da herramientas para resolver problemas y descartar al suicidio como una opción”, indicó.

La especialista reiteró que las personas con conducta o ideación suicida se encuentran en un cuadro de sufrimiento y no perciben medios distintos de la muerte para terminar con este. En ese sentido, no es que los problemas no se puedan resolver, sino que la persona generalmente no adquiere el soporte externo o interno para resolverlos.

Fiorella Roa, psicóloga, psicoterapeuta y subdirectora de Sentido-Centro Peruano de Suicidología y Prevención del Suicidio, refirió que el riesgo de suicidio se manifiesta de varias formas. Añadió que es importante normalizar la conversación con personas que podrían exteriorizar estas señales.

“Algunas alertas comunes son los cambios bruscos en la forma de ser, emociones más volátiles, excesos en ciertos hábitos. No todas las personas que pasan por esos cambios necesariamente van a considerar el suicidio como una opción, pero son situaciones en las que podría darse. Otros signos son la fijación en cerrar asuntos personales o despedirse. También está, por supuesto, la verbalización del deseo de no existir, que siempre se debe tomar seriamente. Hay mucho tabú alrededor del suicidio. Mientras haya menos tabú y se hable de forma más empática al respecto, sin etiquetas y sin juicios, más posibilidad habrá de que las personas pidan ayuda”, dijo.

La posvención: qué queda después de un suicidio

La pérdida de un ser querido por suicidio suele venir cargada de una culpa particular y afectar la salud mental en una proporción distinta de otros tipos de duelo. En algunos casos, puede incluso llevar a los deudos a un riesgo de suicidio. Así lo explicaron las especialistas consultadas por este Diario. La posvención, entonces, siendo un concepto relativamente nuevo, apunta a la creación de un espacio seguro y de apoyo para deudos por suicidio, a fin de que puedan sanar su duelo, eliminando así los riesgos de réplica.

“Perder a alguien por suicidio implica un duelo no solamente incomprendido, sino también profundamente estigmatizado. Uno de los grandes problemas del estigma es que te separa, te discrimina y te maltrata. Eso, en las personas que han perdido a alguien por suicidio, genera un miedo a recurrir por ayuda. Es ideal un espacio profesional en el que la persona en duelo se sienta acogida, validada y comprendida”, señaló Fiorella Roa.

, del que Roa es parte, ofrece y aplica estrategias de posvención para personas en duelo por suicidio. La organización tiene un grupo de apoyo conformado por personas con experiencias de pérdida, que recibe herramientas de contención para sobrellevar lo vivido. Dicho grupo se activa de manera mensual y gratuita.

“Las personas suelen pensar que el duelo por suicidio es como un duelo normal. Y no es un duelo normal, sino uno bastante complejo. Si alguien fallece por suicidio, su entorno queda extremadamente vulnerable. Los niveles de estrés tras la pérdida de un ser querido por suicidio son equivalentes a los que se experimentan en un conflicto bélico, por ponerlo de una manera. No solo hablamos de un entorno mínimo y cercano el que queda afectado, sino de decenas de personas que pueden entrar en riesgo”, comentó la psicoterapeuta Lucía Dodero, quien también es coordinadora de Entrenamiento en Habilidades DBT.

Columna: ¿Cómo podemos prevenir suicidios y/o ayudar a quienes han perdido a alguien por esta causa?, por Álvaro Valdivia*

“El suicidio tiene un sinónimo que quizá conozcas: sufrimiento. ¿Por qué? Porque las personas que piensan en suicidarse se sienten muy mal, sufren mucho, y lo que hacen para intentar sentirse mejor no siempre les funciona. En ese contexto, comprender que alguien piense en suicidio para eliminar ese sufrimiento (y no para morir en sí) es más comprensible, empático y realista que reducir todo a mitos como ‘la persona sólo quiere llamar la atención’, o ‘no se debe preguntar pues eso le dará la idea’, entre otras tantas ideas equivocadas.

Quienes hemos perdido a alguien por suicidio debemos lidiar con ese doloroso suceso, traumático y extremo, además del juicio social y de los constantes recordatorios de cómo la persona que falleció sufría, o cómo nadie pudo hacer algo.

El suicidio es una de las muertes más prevenibles, donde la sociedad completa configura al agente encargado de evitarlo, desde la investigación hasta la prevención y la intervención terapéutica. Este fenómeno es un problema de salud pública que amerita un trabajo articulado, y aquello se realiza desde la suicidología, área que interviene en la prevención y posvención del suicidio.

Enseñar esto, de manera abierta, natural y genuina, desde la empatía y la solidaridad, es la mejor forma de educar a las personas con respecto al tema (especialmente a preguntarle a alguien si piensa en suicidarse). Es en la educación en donde encontramos la mayor fortaleza de ayuda, pues con información certera, respetuosa y basada en evidencia, todos y todas sabremos qué hacer, y es allí donde el gobierno y los ministerios necesitan apuntar, favoreciendo políticas públicas educativas y, por supuesto, de acceso a tratamiento”.

*Álvaro Valdivia es psicólogo clínico y director de Sentido.

IMPORTANTE
Puedes pedir ayuda

Si tienes pensamientos suicidas o atraviesas un duelo por suicidio, puedes hallar contención, compañía y tratamiento en estos espacios y líneas teléfonicas:

  • Ministerio de Salud: Línea 113, opción 5.
  • La Voz Amiga, un servicio gratuito, confidencial y anónimo: 0800-4-1212.
  • Sentido, Centro Peruano de Suicidología y Prevención del Suicidio: 01 498-2711. Instagram: @sentido.prevenciondelsuicidio.
  • Contexto, Centro Especializado en Terapias Contextuales: informes@centrocontexto.com. Instagram: @contexto_dbt.