Guido Bellido no suelta prenda. Por nada me dice si hubo y cuál fue el detonante de su renuncia a partido y bancada. Prefiere dar a entender que no hubo gota que derramó vaso alguno. “No me voy a poner a ventilar nada contra el partido, esto es como un tren, ya le dimos el impulso, ahora me voy al campo popular”. ¿Se sumará a otra bancada, fundará un partido, acaso está solo en esto? “No descarto que más adelante salga algo con congresistas de Perú Libre [PL] o de otras bancadas; pero no me voy a sumar a una bancada, eso sí”. ¿No va a formar una nueva bancada con Carlos Anderson, Roberto Chiabra y Ed Málaga? “Eso no existe”, sonríe. Quería ver la sonrisa cachacienta de ‘Puka’.
¿Está fundando un nuevo partido?, insisto. Vuelve a esquivar la pregunta y no hay indicios que permitan afirmar que recientes reportes de bases limeñas renunciando a PL, se relacionen con su salida. Bases disconformes porque no obtuvieron acceso al poder o porque no ven los cambios prometidos, las tienen todos los partidos asociados al gobierno. Pero no descartemos que un ex premier que suele expresar su disconformidad con el gobierno actual, genere simpatía en esos compañeros limeños y sobre todo en los de la sierra sur y centro, que son su electorado original.
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Bellido sí se jacta, en la conversación de algo: “los que han triunfado en el corredor minero, eso es nuestro trabajo”. En efecto, en varios distritos con conflictos mineros, han ganado alcaldes que postularon por PL. En Livitaca, provincia de Chumbivilcas, Cusco, cuna de Guido, su hermano Richar Bellido Ugarte, ganó con holgura. He ahí base, territorio, conflicto y programa; tremendo ‘campo popular’ para fundar lo que quiera.
Cuotas
Ya que el experulibrista no confiesa una razón explícita de porqué y para qué se va, sí podemos adivinar una entrelíneas. ¿Está de acuerdo en que se mantenga la cuota del Minsa o sería mejor que el partido y la bancada prescindan de ello?. “No me gusta que se vea como una cuota”. ¿Qué fue su rol como premier? “Una participación política”. Suena mejor que lo que habrá sonado a la flamante ministra de Salud, Kelly Portalatino, escuchar el presidente Castillo decirle en público: “Su cabeza como ministra va a estar al frente del gobierno si usted no hace efectivo el hospital de San Juan de Lurigancho”. Una cuota es una cabeza en una bandeja que se canjea por cargos y obras. La de un ministro vale un hospital o una grna unidad escolar. Al menos, así es para el presidente.
La ‘cuota’ no es un concepto inventado por PL, ciertamente. Es una mala costumbre de frentes de izquierda que se hacen del poder, ya sea en un país o en un centro estudiantil, y a falta de plan específico de gobierno (antes que gobernar, quieren hacer la revolución, recuerden), se concentran en repartir ‘cuotas’ de poder entre los socios. Es el caso del Perú castillista, reservándose la cuota más grande para los amigos y familiares.
Volvamos a lo que Bellido prefiere no llamar ‘cuota’, pues ahí la charla incluyó revelaciones del inicio del gobierno. Le recuerdo que lo que considera ‘participación política’ la tuvo con un gabinete que ya estaba armado antes de que se lo ofrecieran. ¿Es cierto que se enteró horas antes de que iba a ser premier?. “El premier iba a ser Roger Nájar, eso ya estaba decidido”. ¿Y cayó por las denuncias que se hicieron sobre su vida familiar (tuvo relaciones con una menor de edad)?. “Cayó por las 40 firmas [de congresistas] que movieron las del Partido Morado y Ruth Luque [de Cambio Democrático, ex JPP]. Es que pensaban que si caía Nájar, Verónika Mendoza tenía chance. Éramos 4 posibles, Verónika, Richard Rojas, Dina Boluarte y yo; pero el presidente me dijo el 28 que yo iba a ser, que ya era un acuerdo de partido”. ¿Y Verónika estaba disponible?. “Claro, por eso viajó a Ayacucho [a la juramentación el 29], hasta última hora pensaba que tenía chance”.
Ya que estamos evocando el inicio del gobierno, le recordé que Aníbal Torres y Pedro Francke, cada uno por distintas razones, se negaron a jurar. “No me conocían. Me reuní personalmente con cada uno, conversamos, y aceptaron jurar al día siguiente”. En realidad, Bellido no puso a ningún ministro y cuando quiso sacar a uno y lo anunció, fue desautorizado por el presidente. Castillo se aferró a Íver Maraví, el profesor ministro de trabajo que formalizó a su Fenatep, descubierto con serios antecedentes policiales de violencia política asociada al senderismo. Bellido también es investigado al respecto, sobretodo por declaraciones polémicas que destilan tolerancia o velada simpatía; pero de eso –que ya negó en su momento- prefiere no hablar en el tiempo que nos queda, sino de sus orígenes en Perú Libre.
Politzer y la política
Guido Bellido dejó muy joven a la comunidad de Livitaca donde nació en 1979, y estudió ingeniería electrónica y economía en la Universidad San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC), núcleo de la política cusqueña. En la universidad leyó a Georges Politzer, psicólogo y filósofo marxista que murió fusilado en la segunda guerra mundial. Su versión del materialismo dialéctico encandila a Bellido: “Todo es como la vida, con ella nace la muerte. Cuando juré como premier ya sabía que había empezado mi cuenta regresiva. Así le he dicho a Kelly Portalatino, que ya empezó su cuenta regresiva como ministra”. Bueno, Kelly que se apure, porque el presidente ya puso nombre de hospital a su cabeza.
No militó –según su relato- en ningún partido pero con otros estudiantes formó un movimiento regional, el Desarrollo Integral Andino Amazónico (DIAA). No lo tuvieron inscrito a tiempo para postular a las elecciones y del 2014 optaron por asociarse a PAPA (Partido Andino Perú Adelante) cuyo líder, el ex alcalde cusqueño Luis Flores ‘Papa Lindo’, se había partado de aquel. No les fue bien en las elecciones. Tras ellas enfrenaron el dilema entre seguir con Papa o volver a Diaa. En ese trance, quisieron hacer un evento con líderes de izquierda de proyección nacional y ninguno les hizo caso.
El único izquierdista no cusqueño que dio pelota al grupo de Bellido fue Vladimir Cerrón. Se comprometió a participar en el evento que organizaban y en el camino se enteraron de que venía solo y no tenía bases cusqueñas. Bellido hizo clic con él hasta la semana pasada, cuando lo llamó a él y solo a él –Waldemar no cuenta para Guido- para contarle que dejaba el barco. Cerrón ha contado, en entrevista con Mario Ghibellini en Canal N, que “se lo veía venir” y que solo mantuvieron una corta discusión. Ni él ni Bellido han abundado en el contenido de ese intercambio.
Una vez que se conocieron en Cusco, Guido organizó las bases de PL –en una época se llamó Perú Libertario- en varias regiones del Sur, desde Apurímac hasta Puno, Tacna y Moquegua. Participó en las decisiones de las campañas pasadas y en el esfuerzo abortado por nuclear a la izquierda con la inscripción de PL y la candidatura de Verónika. También estuvo en la búsqueda de candidato presidencial para el 2021, luego de descartar a Ricardo Belmont y a Daniel Mora. Según contó en los primeros días de gobierno, él fue de los que propuso y favoreció que fuese Pedro Castillo. Hoy ambos se mantienen distantes pero no peleados. Eso sí, rechaza la vacancia y me dice que cree que Castillo durará hasta el 2026 porque no hay votos para vacarlo y porque –hace cálculos en una hoja- basta un crecimiento de 3% al año para mantener las cosas en paz con el pueblo.
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Reiteradamente, Bellido me repite que él es, fundamentalmente, “un organizador”, esquivando así mi pregunta sobre sí el apartarse hoy de PL puede tener el propósito de forjarlo como candidato independiente mañana. Sin embargo, a diferencia de Guillermo Bermejo, quien ya tiene un partido, Voces del Pueblo; a Bellido, como ya dije antes, no le conocemos pruebas de ese afán.
Sin ají
La cuota de Cerrón en el Minsa entraña una gran contradicción. Todo su discurso crítico sobre la agenda revolucionaria descartada por Castillo choca con el celo con el que coloca a su muy leal Portalatino de ministra y le pone de secretario general a Loly Herrera. Este no solo ha defendido judicialmente a su madre Bertha Rojas y ha sido funcionario del gobierno regional en Junín, sino que tuvo el mismo puesto clave en el Ministerio de Energía y Minas cuando fue cuota de PL. Esta reducción del plan de gobierno a la cuota, muestra la cara miserable del discurso de grandilocuente radicalidad. Le quita ideología, ají y hasta libertad para votar en el Congreso como les venga en gana.
Pero hay un tema mucho más complicado y enojoso que ser contradictorio en política; un asunto grave y dramático. La fiscalía ha pedido 36 meses de prisión preventiva para él y que se continúe con la investigación de sus cómplices. Se le acusa de lavado de activos y pertenencia a la organización criminal que habría lavado fondos de mafias montados sobre el gobierno regional de Junín como La Gran Familia y Los Dinámicos del Centro. Esos fondos sucios, según la hipótesis fiscal, se han lavado en la campaña presidencial última. Guido Bellido ha renunciado a bancada y partido, pero mantiene con Vladimir, con Waldemar y con varios de sus excorreligionarios, el más enojoso de los lazos: estar comprendido en la misma investigación por lavado y organización criminal. Hay cosas que trascienden la política.