Venezuela

La esperada reunión de cancilleres de países de América Latina en respuesta a las acciones emprendidas por el régimen del presidente de , Nicolás Maduro, contó ayer con la participación de representantes de 17 países.

A la cita, llevada a cabo en el Palacio de Torre Tagle en la capital peruana, llegaron -entre otros- representantes de Chile, México, Canadá, Argentina, Colombia, Brasil, Panamá, Costa Rica, Guatemala, Honduras y Paraguay, y contempló la suscripción de un manifiesto de 16 puntos denominado Declaración de Lima.

Entre las enunciaciones más destacadas figura la que condena la ruptura del orden democrático en Venezuela y el no reconocimiento de la Asamblea Nacional Constituyente, promovida por el chavismo.

Menciones adicionales, e igual de relevantes, merecen los tópicos en los que se condena la violación sistemática de los derechos humanos de los venezolanos, así como el compromiso de mantener un seguimiento de la situación en Venezuela, a nivel de cancilleres, “hasta el pleno restablecimiento de la democracia en ese país”.

Teniendo en cuenta que cada país evaluará internamente qué medidas adicionales tomará en respuesta a la evolución de la crisis política y humanitaria de Venezuela, ¿la suscripción de estas y el resto de exhortaciones estuvieron a la altura de lo que se esperaba de la reunión?

Para el ex canciller Luis Gonzales Posada, es resaltante que el canciller peruano Ricardo Luna y los demás representantes de los países que acudieron a la cita hayan calificado de “dictadura” al gobierno encabezado por Nicolás Maduro.

“Esta es una expresión de repudio al gobierno de Venezuela. Es muy importante que se le haya calificado así y que no se reconozca los actos jurídicos que emita la Asamblea Constituyente. Hay que destacar que se persiste en aplicar la Carta Democrática, y que se acordó no apoyar las candidaturas venezolanas en el contexto internacional”, comenta el abogado a El Comercio.

En ese sentido, considera que la Declaración de Lima contempla acciones firmes y fuertes, las mismas que denotan una posición dura y que invitan a otros países, sobre todo a los que han mostrado indecisión, a sumarse a esta expresión de rechazo.

De otro lado, el analista de temas internacionales Juan Velit valúa que las expresiones hayan estado en concordancia con lo referido esta semana por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la misma que responsabiliza a Venezuela de un "uso de la fuerza extendido y sistemático" contra opositores en el marco de la crisis en el país petrolero.

“Se debe felicitar la convocatoria y que hayan asistido tantos representantes. Esto habla de un protagonismo del Perú en el escenario político de la región […] Con esto empieza a sentirse una corriente democrática en América Latina respecto al espíritu de la Carta Democrática”, resalta el internacionalista en diálogo con este Diario.

-Falencias y complicaciones-
Pese a las congratulaciones del caso, también se advierten obstáculos. Como ejemplo de ello, Velit apunta que es necesario admitir que este es solo un primer paso hacia el camino que facilitará el cese de conflictos en Venezuela.

“Es un primer paso lírico. Pone presión al gobierno de Nicolás Maduro, porque lo que sí no se puede hacer es una intervención. No hay que olvidar que la solución a este impasse en el que están inmersos les compete únicamente a los venezolanos. Ellos tienen que buscar una fórmula para salir de este entrampamiento”, considera.

Por su lado, el analista político Luis Nunes sostiene que una de las exhortaciones más complicadas a ejecutar de la Declaración de Lima es la que hace referencia al apoyo, en el marco del respeto a la soberanía venezolana, de todo esfuerzo de negociación creíble y de buena fe.

“Esa es la parte que veo más dudosa, ese llamado a la negociación. Lamentablemente, las cuatro o cinco veces que la oposición se sentó con el régimen de Maduro no estuvieron respaldadas de intenciones creíbles ni de buena fe. Ha sido una especie de mareo y no ha resultado en ninguna de las soluciones que la oposición planteó”, dijo en Canal N.

Gonzales Posada afirma que la principal traba a un proceso de paz recae en que el mandatario Nicolás Maduro hace caso omiso a las convocatorias realizadas por referentes de su país y de la región.

“Él es una suerte de Stalin latinoamericano, refleja autoritarismo y crueldad. Ha sido expulsado de Mercosur y ha cargado de insultos a cuatro países. Al Perú lo ha ofendido más de una vez, a nuestro presidente. Seguirá caminando así, aplicando la violencia. Veo muy difícil que Maduro cambie”, señala.

El ex canciller indica, en torno a la reunión que sostuvieron ayer los representantes de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de América Latina (ALBA), que los países que se desnudan como dictadura “utilizan frases como conspiración, intervención del imperialismo”.

“Veo muy difícil una salida en el corto plazo”, acota Gonzales Posada, una estimación que dista de lo deseado por los firmantes de la Declaración de Lima pero que lleva impregnada, de por sí, el duro peso de la realidad.

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