¿Quién dijo que para viajar y comer rico hace falta tener mucho dinero? Por lo menos en el Perú, las propuestas son vastas y las “Misias pero viajeras” lo saben. Fátima y Daniela, creadoras del popular canal de YouTube viajan mucho y por destinos muy diversos pero, como todo peruano que se respeta lo que más extrañan de nuestro país al estar lejos es la comida, en especial los huariques.
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“Mientras más viajamos, más nos damos cuenta de que comer rico es un privilegio que está reservado para algunas clases sociales en algunos países del mundo. Sin embargo, aquí en el Perú comemos rico indistintamente del estatus social. Es parte elemental de nuestro tronco como sociedad, no importa el presupuesto que tengamos en el bolsillo. Recién hemos aprendido a valorar eso. Comer con un presupuesto de dos o tres soles es un privilegio”, señalan las youtubers a Provecho de El Comercio.
Las “Misias pero viajeras”, quienes acaban de cumplir cinco años y que se han convertido en referentes del turismo, hacen énfasis en la importancia de compartir (“pasar el dato”) de los huariques porque este tipo de promoción impacta directamente en la economía del negocio. Muchos de estos locales aún no tienen redes sociales y mucho menos publicidad. ¿Cuáles son “las viejas confiables” de las reconocidas influencers?
1. Picantería La Dorita - Arequipa
Fátima y Daniela se encontraban caminando por las calles de México cuando se conocieron con la señora Lili y su esposo. Ellos las reconocieron y las invitaron a su picantería en Arequipa. Meses más tarde, cuando las “Misias pero viajeras” visitaron la ciudad blanca, acudieron al llamado de esta simpática pareja.
Para las Misias, las picanterías son los grandes bastiones de la gastronomía arequipeña, en estos lugares se preparan comidas de antaño. Las picanteras son la memoria viva de las tradicionales recetas, que se van pasando de generación en generación.
“En Picantería La Dorita, la señora Lili es picantera de cuarta generación y hay otras donde hay picanteros de octava y novena, incluso hay de undécima generación. Es increíble”.
Al ingresar a la picantería, el comensal ya se da cuenta que está en un lugar muy especial. La picantera luce un enorme sombrero y en las cocinas no hay balones de gas ni licuadoras sino fogones y batanes.
“En esta clase de lugares sobreviven platos ancestrales que si no fueran por las picanterías se habrían extinguido. La señora Lili nos contó cómo desde niña ha estado en la picantería viendo a su abuela y luego a su mamá y ella tuvo la vocación de continuar con el legado, además, toda la familia está involucrada en el negocio. Es un ambiente muy bonito”.
Picantería La Dorita tiene en su carta platillos que cuestan desde 14 soles y de los que hasta dos personas pueden comer. Además, todo se acompaña con chicha de guiñapo, que sirven en ‘doctorcitos’. También existe el reto ‘prende y apaga’ que consiste en tomar un shot de anisado y un vaso de chicha de guiñapo.
Durante las tres semanas que se quedaron, las Misias intentaron probar toda la carta, incluso los platos que menos piden las personas, Daniela señala que quedó fascinada con la torrejita de verduras, mientras que a Fátima le gustaron el adobo arequipeño y el chupe de camarones.
Picantería La Dorita está ubicada en Cuesta del Ángel 502 (a una cuadra de la plaza de Yanahuara), Arequipa.
Nota: las “Misias pero viajeras” recomiendan ir con buzo o un pantalón holgado para sobrellevar los embates de esta aventura culinaria.
2. Cuyería La Pradera - Cusco
El restaurante queda nada menos que en el ombligo del mundo y ahí el cuy se prepara al horno y acompañado con pastel de papas o papitas con cáscara y fideos artesanales.
“A veces no gusta mucho el look del plato, pero es un plato que atesoramos porque es tradición viva. Cada región tiene una forma de prepararlo. Los precios oscilan entre 25 y 30 soles”, indican las “Misias pero viajeras”.
Cuyería La Pradera la encuentras en la avenida 18 de mayo, en Cusco.
3. Mercado San Pedro - Cusco
En la capital del Imperio Inca también se encuentra uno de los locales favoritos de Fátima. En la sección de comidas y caldos del Mercado de San Pedro se sirve la popular chanfaina combinada con ceviche, tallarín y huancaína.
“Hay que alzar la voz cuando hacemos el pedido y estar atentos a la pregunta de la casera: ‘desea la chanfaina sola o combinada’. Lo bueno es que el tiempo de espera es corto”, dicen las Misias.
El Mercado de San Pedro está ubicado en Thupaq Amaru 477, Cusco.
4. Huerta Chinén - Lima
Se trata de la “vieja súper confiable” de las Misias y la de muchos limeños, ellas llaman a este local cuando no cocinan.
“El nivel de la calidad de comida para el precio que tiene es espectacular. La señora no escatima en el tamaño de la presa. Se siente el sabor de la comida criolla peruana. La señora Angélica es una capa, incluso ha salido en Netflix. El menú está 12 soles. A Dani le gusta el arroz con pollo con papa a la huancaína y de entrada la causa. Se nos descalabran los cachetes de lo rico que es. Encontrar un menú rico y confiable en el mercado es un lujo”, aseguran. ¡Ya nos dio hambre!
La Huerta Chinén está ubicada en el puesto 602 del Mercado N°2 de Surquillo (Lizardo Montero 705).
5. La Barra D’ Ramiro
Cuando las “Misias pero viajeras” llegan del extranjero, lo primero que hacen es llamar a la Barra D’ Ramiro.
“En la barra siempre hay combos. Nuestro plato favorito es la causa acevichada, que cuesta 22 soles. Además, están abiertos a las críticas y nos llaman para saber cómo ha sido el delivery, los protocolos, etc.”, comentan las Misias.
La Barra D’ Ramiro está ubicada en jirón Manuel Irribarren 309, Surquillo.
6. La Carpita del Sabor - Lima
Algo huele bien en la avenida Los Lirios de San Juan de Miraflores, el barrio de Daniela. Ahí la mitad de la gente que va o regresa del Mall del Sur ha tenido que pasar por La Carpita del Sabor, donde se sirven diversos caldos.
“Es potente, pese a que hay la opción del caldo sin presa, la señora te pone su cariñito: una mollejita o menudencia. Y si te quedas solo con fideo, te aumentan caldo”.
La Carpita del Sabor está ubicada en la avenida Los Lirios 113, en San Juan de Miraflores (al frente del Mall del Sur)
7. Cevichería Caballito de Mar - Chimbote
Por último, pero no menos importante está la cevichería Caballito de Mar. Las “Misias pero viajeras” dan fe de que en este local se siente la frescura del pescado y que el tradicional plato se encuentra desde 15 soles.
“En Chimbote también es popular el ceviche de maruchita o palabritas. Allá se come mucho ceviche de noche, el plato estrella es el ‘combinoche’ (que lleva el ceviche de maruchita) y lo encuentras desde las 6 p. m. a 6 soles. En todas las avenidas principales lo venden”, subrayan.
“Que nos dejen el dato”
Las “Misias pero viajeras” se han ganado a pulso un lugar en los corazones de varios peruanos y de quienes las conocemos. Cuando se van del país las extrañamos y ellas también extrañan todo de aquí, en especial la comida, como ya lo habíamos comentado al inicio de este artículo.
“Un peruano desde niño come rico en su casa y de grande busca la misma experiencia. Estamos acostumbrados a que las cosas se hagan ricas. Cuando estamos en otro país extrañamos todo. En otras partes del mundo comer no es un placer, sino es parte de la supervivencia. Aquí (en Perú) esperamos que ya llegue la hora del almuerzo”.
“Nuestros suscriptores siempre dicen tener el mejor huarique y eso es obvio porque la oferta gastronómica es vasta. Por eso, siempre los invitamos a que nos dejen el dato. Todos los peruanos tienen un buen huarique. Los visitantes extranjeros se quedan impactados por el precio. Comer en Perú es bastante económico”, concluyen.
¿Y cómo lo hacen?
Aunque muchos envidiemos su trabajo, este no es para nada sencillo y requiere de mucha disciplina. Fátima y Daniela solventan sus viajes con las ganancias de la Tiendita Misia, un espacio -que por el momento solo funciona por delivery- donde se venden productos para viajeros que ellas mismas diseñan.
Todos los artículos son hechos en el Perú y las misias prueban los prototipos en sus viajes más largos. Luego del estricto control de calidad, los ponen a la venta. “Aunque los precios no son los más misios, los productos los van a acompañar hasta el fin del mundo”.
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