Cuando se trata de vehículos sorprendentes, destaca ampliamente una estructura de la . El transporte en cuestión no es solo un , es una proeza de ingeniería capaz de mover 3.000 toneladas de peso, y lo hace con un apetito por el combustible que te dejará sin palabras: casi 700 litros por cada kilómetro.

Este titán, diseñado en los años 60, ha sido modernizado y sigue siendo la columna vertebral logística para el lanzamiento de cohetes espaciales. Su lentitud es su fortaleza, garantizando la estabilidad de las cargas más delicadas. A continuación, te contamos todos los detalles.

¿CUÁL ES EL VEHÍCULO DE LA NASA QUE CONSUME CASI 700 LITROS POR KILÓMETRO?

Se trata del Crawler Transporter-2. Esta monumental estructura sobre orugas fue diseñado en 1965 y desde entonces ha sido fundamental para el éxito de innumerables misiones de lanzamiento de cohetes. A pesar de su antigüedad, ha recibido significativas actualizaciones, incluyendo millones de dólares en inversiones durante la última década bajo el programa Artemis, para adaptarse a las exigencias modernas.

Crawler Transporter-2. | Foto: NASA
Crawler Transporter-2. | Foto: NASA

Con unas dimensiones impresionantes de 40 metros de largo y 34,7 metros de ancho, este coloso está diseñado específicamente para mover cohetes desde el Edificio de Ensamblaje de Vehículos (VAB) hasta las plataformas de lanzamiento. Su sistema de propulsión diésel mueve ocho orugas, cada una con 57 eslabones de acero de casi una tonelada de peso.

La extrema delicadeza de los cohetes que transporta, como el SLS o el histórico Saturno V, justifica su lentitud (apenas 1,6 km/h con carga) y su elevado consumo. Un sistema de nivelación automática garantiza que estas valiosas cargas permanezcan completamente verticales, evitando cualquier inclinación que pueda comprometer la misión.

Crawler Transporter-2. | Foto: NASA
Crawler Transporter-2. | Foto: NASA

¿CÓMO MOVILIZA LOS COHETES EL CRAWLER TRANSPORTER-2?

El Crawler Transporter-2 de la NASA moviliza los cohetes mediante un proceso meticuloso que se inicia en el Edificio de Ensamblaje de Vehículos (VAB) del Centro Espacial Kennedy. En este lugar, los cohetes son ensamblados en posición vertical y, una vez listos, se sitúan sobre una plataforma móvil que, a su vez, descansa sobre el propio transportador gigante.

Crawler Transporter-2. | Foto: NASA
Crawler Transporter-2. | Foto: NASA

Una vez que el cohete está asegurado, el vehículo inicia un lento trayecto de 6,4 kilómetros hacia la plataforma de lanzamiento LC-39B, una distancia que le toma más de ocho horas completar. Durante este desplazamiento, cientos de técnicos supervisan constantemente parámetros críticos como la temperatura, las vibraciones y la alineación del vehículo. El recorrido incluye paradas programadas para realizar ajustes milimétricos, garantizando la precisión y seguridad de la carga espacial.

Al llegar a la plataforma, el cohete permanece en posición vertical durante varias semanas, permitiendo a los técnicos realizar los ensayos finales, tareas de abastecimiento y la verificación exhaustiva de todos los sistemas antes del lanzamiento, según explica la plataforma AutoBild.