En un hogar peruano promedio, entre el aroma del aderezo casero y la algarabía de una sobremesa bulliciosa, siempre hay alguien rasgueando una guitarra, entonando un huayno o marcando el ritmo con los nudillos sobre la mesa. Y si no es así, la música se cuela de cualquier forma: a través de una radio que chisporrotea en la cocina o de un parlante que alguien ha conectado en la sala.
La música en el Perú no es un accesorio, es un huésped permanente, un ruido de fondo que se mimetiza con la rutina. Basta con salir a la calle para comprobarlo: el conductor del bus sintoniza una cumbia mientras, en los asientos traseros, varios pasajeros se aíslan con sus audífonos. En los mercados, las bocinas compiten con el pregón de los vendedores; en las obras de construcción, la retumba entre la música, el cemento y el fierro como un estimulante necesario.
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Y es que trabajar con música no es solo una costumbre: según un estudio de Tomas Chamorro-Premuzic, publicado por la Universidad de Harvard, la música de fondo puede potenciar el rendimiento en tareas cognitivas como las pruebas de capacidad verbal o espacial, al menos durante períodos breves. En el Perú, sin embargo, parece ser más que eso: es el compás que marca la vida cotidiana que hoy en día se puede estudiar en una universidad.

Pero, a diferencia de otras profesiones con siglos de respaldo académico, la idea de estudiar música en la universidad es todavía un concepto joven en el Perú. Apenas en la última década ha empezado a consolidarse como una opción legítima frente a un oficio que, históricamente, ha privilegiado la destreza innata y la experiencia en el campo sobre cualquier diploma. Durante generaciones, los grandes intérpretes y compositores del país han aprendido en la práctica, moldeados por el oído crítico del público y la exigencia del escenario, más que por aulas y certificaciones.
Frente a este panorama, la pregunta es inevitable: ¿vale la pena invertir tiempo y dinero en una formación universitaria cuando tantos músicos autodidactas han labrado carreras exitosas sin un título? ¿Es la educación formal una ventaja real o un lujo innecesario en una industria donde el talento sigue siendo la moneda de cambio más valiosa?
Talento con aprendizaje
Para Franco Francisco Chui Agama, docente de la carrera de Música en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), la rentabilidad de estudiar música no es una cuestión de fe, sino de hechos concretos.
“Hoy en día estudiar música puede ser tan rentable como estudiar cualquier otra carrera profesional”, afirma con seguridad, respaldando su argumento con cifras. “Solo en la UPC, nuestra carrera se encuentra en el mercado desde el 2010 y hoy en día más del 90% de nuestros egresados trabaja en la música”.
“Hoy en día estudiar música puede ser tan rentable como estudiar cualquier otra carrera profesional”.
Franco Francisco Chui Agama, docente de la carrera de Música en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
No es un secreto que ser músico profesional sigue siendo un camino plagado de incertidumbre, pero el contexto ha cambiado. La universidad ya no es solo un espacio de formación técnica, sino una plataforma de conexiones, acceso a convenios internacionales y herramientas que el aprendizaje autodidacta difícilmente puede garantizar.
“Estudiar música en nuestra universidad proporciona formación integral, red de contactos, convenios internacionales, etc. Algunos músicos autodidactas han encontrado maneras de llegar a la industria por diversos medios, pero sin garantías certeras”, advierte Chui.

Hugo Alonso Huanqui Locatelli, egresado de la misma carrera, tiene una visión más personal. Entró con la ilusión de “vivir tocando en los escenarios e ir de giras por todo el mundo”. Pero el camino lo llevó a descubrir otros matices de la profesión.
“Ahora tocar en vivo es lo que menos hago, ya que al conocer distintas ramas de la realidad de un músico profesional, fui enamorándome de otras especialidades en el camino”, confiesa.
"Al conocer distintas ramas de la realidad de un músico profesional, fui enamorándome de otras especialidades en el camino".
Hugo Alonso Huanqui Locatelli, egresado de la carrera de Música.
Su trayecto no fue lineal. Descubrió la producción musical y se fascinó con la posibilidad de convertir ideas en productos artísticos. Su caso es un ejemplo de cómo la universidad puede ampliar el horizonte de un músico, llevándolo más allá de lo que alguna vez imaginó. Pero no todo ha sido sencillo.
“Lamentablemente seguimos en una situación de desconocimiento sobre lo que abarca ser un músico profesional. Esta situación lleva al temor de no saber abordar distintas situaciones sobre todo en el campo laboral”, reconoce Huanqui.
En otra arista, está Milagros Pavia Melgar, quien es cantante musical de profesión, totalmente empírica y con una trayectoria que ella asegura fue la combinación de su talento y su constante movimiento en la industria, algo que la ha llevado a sus 30 años de edad a ser la voz femenina de la popular orquesta de salsa Bembé.
“Yo no he llevado clases como tal, sin embargo, me he preparado por años en esto. Siento de que la calle me ha enseñado un montón. La experiencia que he ganado allí es increíble. Yo he tocado en muchísimas orquestas nacionales e internacionales antes de estar donde estoy. Aprendí sobre el rubro y pude crear mi propia orquesta”, dice Milagros Pavia.
"Siento de que la calle me ha enseñado un montón. La experiencia que he ganado allí es increíble".
Milagros Pavia, cantante musical empírica de la popular orquesta de salsa Bembé.
Pese a ello, la artista peruana no desmerece el enfoque académico de las universidades de música. Ella está convencida de que dentro de la industria ambos aprendizajes hacen sinergia.
“A mí me parece que al momento de crear canciones nuevas de géneros diferentes, es en ese momento cuando se necesita de ambas cosas; tanto experiencia como teoría académica. Y no necesariamente tienes que ser el que más sabe, o el mejor de tu clase, por así decirlo, para triunfar dentro de esta industria”, defiende.
Más que cantar
Estudiar música en el Perú no es solo aprender a leer partituras o ejecutar con maestría un instrumento. Se trata de entender una industria que exige habilidades de autogestión, marketing y administración. Hoy en día, en las universidades donde se enseña música contienen estos conocimientos en su currículo.
“Hay muchas oportunidades laborales para los alumnos que decidan estudiar con nosotros, ya que la carrera promueve la autogestión desde el inicio de estudios superiores con programas de administración, gestión, marketing, etc.”, señala Chui Agama.
Sin embargo, la percepción de la música como carrera aún enfrenta escepticismo en muchos hogares peruanos. Hoy en día, existe una diferencia marcada cuando uno anuncia que estudiará una carrera tradicional, frente a quienes, con mucho valor, deciden estudiar una profesión artística.

Huanqui recuerda que sus padres, a pesar de apoyarlo, también lidiaron con el desconocimiento sobre lo que implica ser un músico profesional, encasillando la carrera en una sola rama, cuando la realidad es otra y la variedad es casi ilimitada.
“Tuve la suerte que mis padres fueron el mejor apoyo para mi formación y a pesar de que también fueron parte de este desconocimiento, estuvimos siempre en el camino juntos viendo que esto era posible”, confiesa.
"Mis padres fueron el mejor apoyo para mi formación, a pesar de que también fueron parte del desconocimiento".
Hugo Alonso Huanqui Locatelli, egresado de la carrera de Música.
No es una carrera tradicional como derecho, ingeniería o medicina; no hay una ruta predefinida ni certezas absolutas. Pero ¿acaso hay alguna profesión donde el éxito esté garantizado?
“Desde chico supe que quería ser artista, solo me faltaba encontrar una rama donde pueda combinar distintas habilidades. Cuando conocí la producción musical descubrí que podía explorar mi creatividad al máximo, ser un poco psicólogo y consolidar una idea en un producto artístico. Sabía que la única manera en la que podía ser feliz en una profesión y vivir todos los días trabajando feliz era convirtiéndome en músico profesional”, enfatiza Huanqui.
Para Pavia, no es cuestión de cantar y ya, sino, como en cualquier trabajo, es aprender a moverse dentro de tu rama y ser empeñoso y versátil al momento de buscar las oportunidades.
“Al final lo que cuenta es la determinación y perseverancia que uno tenga. Si uno ha estudiado en diferentes lugares, pero no toca puertas, no se mueve, no va a llegar a ningún lado. Lo mismo con quienes han aprendido en la calle. Si no agarras tu instrumento y no practicas, no te mueves, ni aprendes de donde sea; siempre te quedarás ahí”, recomienda.
“El reto es enfocarse y llevar tu talento más allá de lo que uno espera, como se hace en cualquier trabajo”, comenta la vocalista de Bembé.

Una mirada al extranjero
Hace unos meses, cuando el Grupo 5 estaba en su punto más alto, los medios se llenaron de reportajes sobre Christian Yaipén. Se hablaba de su voz, de su dominio del escenario, pero sobre todo de su paso por Berklee College of Music, la universidad que elevó su talento a otro nivel. La historia reforzaba una idea recurrente: para triunfar en la música, había que mirar afuera. Berklee, Juilliard, el Conservatorio de París. Los nombres pesan. Parecen llaves que abren puertas imposibles de franquear desde este lado del mundo.
Muchos jóvenes que sueñan con una carrera en la industria se plantean la misma pregunta: ¿vale la pena quedarse en el Perú o es necesario buscar formación en el extranjero? Chui Agama tiene una respuesta clara.
“Estudiar música en Perú no tiene nada que envidiarle al extranjero, hay universidades que siguen el modelo de grandes universidades musicales como Berklee College”, sostiene.
"Estudiar música en Perú no tiene nada que envidiarle al extranjero".
Franco Francisco Chui Agama, docente de la carrera de Música en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
No se trata solo de aprender a tocar un instrumento o afinar la voz; el modelo apunta a formar músicos integrales, capaces de componer, producir y gestionar su propia carrera en un mercado competitivo.
“El verdadero reto de cualquier universitario, incluso de quienes han estudiado en el conservatorio o cualquier universidad, es que luego que terminan la carrera, tienen que demostrar todo lo que han aprendido fluyendo, sin que haya nada establecido”, agrega Pavia.
La realidad es que, aunque estudiar en una escuela como Berklee es el sueño de muchos, los costos son un obstáculo casi infranqueable. Si hablamos de precio, 50 mil soles frente a los más de 200 mil soles que puede invertirse en una universidad en el extranjero por pensión y matrícula terminan siendo una diferencia importante al momento de tomar una decisión.

En respuesta, las universidades peruanas han fortalecido sus programas, replicando estándares internacionales y ofreciendo oportunidades que, hace unos años, parecían impensables. Cada vez es más común encontrar docentes con formación en el extranjero, intercambios académicos y convenios con instituciones de renombre.
Hoy, formarse dentro de tu propio país ya no es sinónimo de resignación, sino una alternativa real para quienes buscan profesionalizar su pasión sin cruzar fronteras. La música siempre ha sido un territorio sin mapas, donde el talento abre caminos, pero la formación los pavimenta. Y en ese sentido, la oferta peruana empieza a ofrecer rutas más seguras para quienes deciden recorrerlas.
En contraste, quienes no pueden acceder a una universidad, tienen recursos en línea para perfeccionar su talento, al punto que puedan llegar lejos dentro de la industria musical.
"Ahora hay herramientas gratuitas que te permiten mejorar la técnica. Hoy en día hay información para quienes realmente quieren estudiar música".
Milagros Pavia, cantante musical empírica de la popular orquesta de salsa Bembé.
“Cuando recién salí del colegio te hubiera dicho que sí es caro estudiar la carrera de música, porque justamente yo quería matricularme en una universidad popular de música aquí en Perú. Sin embargo, hoy te puedo decir que hay herramientas gratuitas que te permiten mejorar la técnica. Hoy en día hay información para quienes realmente quieren estudiar. Por ejemplo en YouTube o Cursea hay muchas clases que te permiten aprender”, indica Milagros Pavia.
Autodidactas
Por otro lado, el músico autodidacta sigue siendo una figura predominante. En el Perú, donde la música está incluso, como costumbre, hasta en los velorios, el talento no siempre pasa por las aulas. Pero en una industria cada vez más competitiva, la formalización puede marcar la diferencia entre el músico que sobrevive y el que prospera. No se trata solo de tocar bien, sino de saber venderse, entender contratos, manejar redes sociales y crear una identidad artística sólida.
“Varios músicos profesionales autodidactas en la escena musical, comentan que siempre encuentran egresados trabajando en conciertos, academias, eventos, producciones y más”, resalta Chui Agama haciendo énfasis en esta sinergia.
Milagros Pavia es más realista y hace pública una verdad para nada incómoda dentro de la industria musical: dentro de los escenarios peruanos, el aprendiza empírico gana terreno.
“En Perú, la industria está llena de personas que tienen aprendizaje empírico, son pocos quienes han pasado por una universidad, ya que la mayoría de músicos que pasa por las aulas terminan por ser docentes o maestros de música”, señala en base a su experiencia; sin embargo, destaca la importancia de la base teórica dentro de las tarimas.
“En Perú, la industria está llena de personas que tienen aprendizaje empírico, son pocos quienes han pasado por una universidad".
Milagros Pavia, cantante musical empírica de la popular orquesta de salsa Bembé.
“Sí hay una diferencia y es bastante grande porque de por sí, sí tienen otras habilidades que yo no tengo. Y no porque no las pueda llegar a tener, sino porque hubo una preparación previa y de mucho tiempo que en cuestiones de la música es muy necesaria. Hay una preparación de técnica vocal, de instrumento y teoría musical que incluso pueden enseñar. Yo ahorita me estoy comparando con alguien que es egresada del conservatorio nacional como cantante y profesora de canto”, destaca.
Las oportunidades laborales para los egresados de música también han evolucionado. Ya no se limitan a ser parte de una banda o dar clases particulares. Hay espacio en producciones audiovisuales, en la industria del videojuego, en la composición para cine y publicidad.

Huanqui, por ejemplo, ha encontrado su lugar en la producción y la gestión musical, demostrando que un título en música no es una camisa de fuerza, sino una puerta de entrada a diversas oportunidades que únicamente se abren a través del conocimiento académico.
Sin embargo, la pregunta persiste: ¿estudiar música en la universidad garantiza el éxito? La respuesta es más compleja de lo que parece. La música es un arte y una industria al mismo tiempo. El talento sigue siendo crucial, pero ahora compite con la necesidad de profesionalización. En el Perú, donde la música fluye como parte del ADN cultural, cada aspirante a músico debe decidir si su camino está en la academia o en la experiencia del campo. Ninguna elección es errada, pero en tiempos donde las reglas del juego han cambiado, conocer las herramientas del mercado puede ser la clave para convertir la pasión en una carrera sostenible.
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