La creencia establece que el orden correcto para evitar problemas estomacales es primero la fruta y luego la leche. (agnieszkawanda0|Pixabay)
Qué va primero en el desayuno ¿el jugo de naranja o el café?
Redacción EC

La costumbre de tomar con y jugo de en el se contradice con la creencia de que la leche y la frutas no combinan bien y pueden causar malestar estomacal. El radica en que la leche se “corta” a causa de los ácidos de la naranja y otros cítricos lo que, según el mito popular, puede provocar vómitos, diarreas y otros síntomas irritantes.

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Parece que en algunos casos, sobre todo en personas con problemas digestivos, no es muy ideal tomarlos en el , pero no es tanto por el orden en que se toman sino al hecho de que sean precisamente esas dos bebidas. Uno por ácido y el otro porque requiere un largo proceso digestivo.

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La creencia popular establece que el orden correcto para evitar problemas estomacales es primero la fruta, en este caso el jugo de naranja, y luego la leche, en este caso en el . Hay quien afirma incluso que es mejor dejar que pasen entre cinco y veinte minutos entre la fruta y la leche u otros alimentos.

Cuánto tardan en digerirse

La creencia sostiene que el zumo de la naranja es muy ácido y se digiere con mucha mayor rapidez que la leche. Especialmente lenta de procesar en el estómago a causa de la gran cantidad de proteínas y grasa que esta contiene. Si se toman al mismo tiempo, el zumo de la fruta acabará estando demasiado tiempo en el estómago antes de ser digerido y puede causar acidez y malestar en el estómago.

La ciencia concluye que, no importa cuál sea el orden en que las tomemos en el desayuno, y aún así no se tome zumo de cítricos, la leche acabará cortándose en el estómago debido al accionar de los jugos gástricos, especialmente el ácido clorhídrico, mucho mas potente que el ascórbico de la naranja.

Aunque no hay que tirar por la borda la creencia popular, que se basa más en cuestiones prácticas. Tiene su lógica tomar antes el jugo porque no conviene inicie su proceso de oxidación y pierda sus propiedades. También resulta más lógico beber antes algo que está frío y se toma en un par de tragos, que un café con leche, que se mantiene un rato caliente y se bebe a sorbitos saboreándolo.

La leche que tomamos, sea con o sin zumo, siempre se corta en nuestro estómago. (JorgeReynal|Pixabay)
La leche que tomamos, sea con o sin zumo, siempre se corta en nuestro estómago. (JorgeReynal|Pixabay)

Un proceso natural

Cuando se dice que la leche se “corta” significa que esta se altera por la acción de microorganismos que crecen en ella, degradan la lactosa y producen ácido láctico. Cuando este aumenta mucho, las proteínas de la leche, llamadas caseínas, no se mantienen solubles y precipitan, es decir, se separan del líquido.

¿Cómo ocurre? Es fácil de comprobar si se mezcla en un vaso de zumo de una fruta ácida y leche. En pocos segundos, arriba quedará un líquido blanquecino, y abajo una masa más sólida y grumosa, que son las proteínas. De hecho, ese mismo principio es el que se emplea para hacer .

Pues bien, un proceso similar sucede en nuestro estómago cada vez que tomamos leche, por el efecto del ácido clorhídrico. Es decir que la leche que tomamos, sea con o sin zumo, siempre se corta en nuestro estómago. Y no siempre nos causa malestar, a excepción de las personas con intolerancia a la lactosa.

TRUCOS DE COCINA QUE TE AYUDARÁN A AHORRAR

Evita las verduras ya cortadas

Ser un poco perezoso en la cocina suele salir caro, así que a la hora de ahorrar lo primero es tener un cuchillo y demostrarte a ti mismo que eres capaz de cortar esa cebolla o zanahoria. No te harás millonario, pero si practicas mucho eso del corte puede que te ahorres algunos centavos para un gustito.

Nada de desechar verduras y frutas: cremas y batidos

Aquí no se desperdicia nada, como diría la abuela, y más si queremos ahorrar. Las que estén un poco marchitas pueden tener una segunda vida en forma de sustanciosas cremas y refrescantes batidos. ¿Un plátano mustio? A la batidora con un yogur y tenemos un delicioso batido.

Haz caldos

No sólo como ingrediente para otras preparaciones, sino para improvisar una sopa salvadora. Comprarlo hecho no siempre es buena idea. Pon un día la olla y preparar unos litros de caldo para, de paso, aprovechar algunas de esas verduras que ya no están para aguantar más tiempo.

Las verduras que estén un poco mustias pueden tener una segunda vida en forma de caldo. (jenvit keiwalinsarid | Pexels)
Las verduras que estén un poco mustias pueden tener una segunda vida en forma de caldo. (jenvit keiwalinsarid | Pexels)

Busca productos de temporada

El sentido común es básico a la hora de hacer las compras y pensar en el menú de la semana o el mes. Si somos de ir al mercado será fácil saber qué está de temporada porque será lo más económico. A partir de ahí, sólo hay que pensar qué cocinar con eso que hemos comprado a buen precio en el supermercado.

Cortes de carne más baratos

Ser carnívoro también es compatible con ahorrar. Es más cuestión de saber comprar que de saber cocinar y tener claro que no siempre los cortes más caros son los más exquisitos. ¿Has probado los contramuslos de pollo? Mucho más barato y sabrosos para, por ejemplo, acompañar con un cremoso puré de papas.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE CERNIR LA HARINA?

En principio, la principal función de cernir o tamizar los ingredientes secos es evitar que queden grumos en la masa. Generalmente, las harinas se guardan en zonas con algo de humedad, y estas comienzan a formar pequeñas bolitas que luego son difíciles de deshacer si ya se encuentran junto a los demás ingredientes de la receta. Por eso, al cernir este alimento, se evita que pasen estas formas indeseadas.

Cernir o tamizar la harina es muy importante para tu receta. (jacqueline | Flickr)
Cernir o tamizar la harina es muy importante para tu receta. (jacqueline | Flickr)

De la misma forma, cernir la harina ayuda a separar bien cada partícula e incorporar aire, esto ayuda a que la mezcla sea más ligera, quede mucho más esponjosa y crezca. De hecho, es importante revisar la cantidad de la harina antes de hacer la masa. Si la receta indica que se necesitan tres tazas de harina tamizada, no pueden pesarse las tres medidas y luego tamizarla, pues el volumen no será el mismo.

POR QUÉ NO SE DEBE GUARDAR LA LECHE EN LA PUERTA DE LA NEVERA

Pues porque es la zona de la nevera menos fría y más sometida a cambios de temperatura, esto debido al frecuente abrir y cerrar de la puerta, muy perjudiciales para unos productos tan delicados como la leche y los lácteos como el que no deben romper la línea de frío desde que los adquirimos.

Este espacio es ideal para productos con conservantes naturales, como la mayonesa, el ketchup, la mostaza y otras salsas envasadas, las mermeladas o los zumos. En las repisas más grandes de la nevera en la puerta se puede poner el agua, vino y otras bebidas embotelladas. Cocinados arriba, crudos abajo.

Entonces, ¿dónde se guarda la leche?

Su sitio es la parte media o baja del refrigerador, donde más frío hace. El mismo donde se aconseja dejar también los yogures, natillas y cualquier producto tan perecedero como éstos. También podría guardarse en el inferior, justo encima del cajón de las verduras, pero es mejor reservarlo para los productos frescos y crudos, como la carne o el pescado. Porque es precisamente la zona donde más frío hace.

Además de asegurarse una buena conservación, también se cuida la higiene, pues se evita que un goteo pueda contaminar otros alimentos situados debajo. Es imprescindible que la carne y el pescado estén bien envueltos y aislados para evitar que transmitan olores al resto de cosas almacenadas.

No se trata de colocar las cosas donde resulte más fácil cogerlas, sino de mantener cada producto a la temperatura conveniente. (Stephen Ransom Photography|Flickr)
No se trata de colocar las cosas donde resulte más fácil cogerlas, sino de mantener cada producto a la temperatura conveniente. (Stephen Ransom Photography|Flickr)

Las verduras al cajón inferior

Y el estante superior, ¿lo dejamos vacío? Pues no. Ahí es donde se debe guardar los alimentos cocinados, las sobras del día anterior, los fiambres y embutidos. Los quesos, excepto el curado, que está mejor fuera del frigorífico, como el jamón, acompañarán a la leche. Por último, está el cajón de las verduras.

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