Al mundo de la belleza y el glamour de “Emily in Paris”, decidieron agregar indignación y escándalo. Lily Collins es la protagonista de la serie y una mujer muy romántica, enamorada de dos hombres, pero la cuarta temporada de la serie da paso al segundo personaje más interesante, Sylvie, interpretada por Philippine Leroy-Beaulieu. Su pasado de secretos cambia la esencia cliché de la serie.
En la temporada anterior, dos conflictos se interponen en la felicidad de Emily. El chef Gabriel (Lucas Bravo) espera un hijo de su ex novia, Camille. Y los planes de estar con la mujer que ama se frustran. En tanto, Emily intenta descubrir qué hay detrás de lo que siente por otro hombre, Alfie, el británico que se perfila como el galán de la serie y es otro personaje con emociones profundas.
(Cuidado, esta reseña contiene spoilers)
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El productor de la serie de Netflix, Darren Star, retoma la cuarta temporada con la continuación del triángulo amoroso en la parte 1. La primera mitad de las serie expone un caso de acoso sexual que involucra a la dueña de la empresa de marketing, Sylvie, quien teme destapar ese oscuro pasado.
Sylvie lo cambia todo
El personaje de Sylvie siempre ha aportado la parte cómica a “Emily in Paris”, porque es un pared contra la que Emily se choca todo el tiempo, cuando no sabe hablar francés, tiene reparos sobre el modo de amar de los franceses o por sus ideas son demasiado improvisadas. Muy parecida a una Cruella de Vil o una dama de hierro de Vogue, Sylvie abraza su trabajo y cuida el camino que ha cimentado en la industria publicitaria por años.
En la cuarta temporada, Sylvie se encuentra con su madre, otra seria y superficial mujer francesa que, a pesar de su edad adulta, tiene energía para sostener un negocio nocturno. Pero, además del lado familiar del personaje, hay mucho que entender sobre la dueña de la empresa de marketing. En sus primeros años de carrera, fue víctima de Louis, un importante millonario, a quien pocos le conocen las mañas de depredador sexual. Un escándalo se desata en Francia, cuando Sylvie da su testimonio a la prensa.
Combinar el romance y los trajes de diseñador de “Emily in Paris” con una trama dura sobre una mujer como Sylvie es una apuesta arriesgada para la cuarta temporada, pero eso da un toque de variedad a la serie. Si en un inicio la serie era demasiado ‘coquette’ (romántica) y mostraba croissants, moda de lujo y Francia como la capital del amor, ahora el globo se pincha, porque también se muestran situaciones polémicas.
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¿Qué pasó con Emily?
Por alguna razón, Lily Collins nunca asombra con un semblante muy afectado por sus problemas. Su personaje, Emily, una mujer positiva en todo sentido, no tiene tiempo para llorar cada cinco minutos que le rompen el corazón. A veces, parece que ni le duele. Ese espíritu la lleva a superar con rapidez la ruptura con Alfie, otro interesante personaje de la serie.
En su primera aparición en “Emily in Paris”, Lucien Laviscount atrajo miradas por su papel, Alfie, pero su personaje también generó antipatía. ¿Cómo un ser tan seco puede sentir amor? Era la pregunta. Se enamoró de Emily y después fue muy valiente para salir de esa relación tóxica, aunque todavía no puede superar a la joven estadounidense. Ese triángulo amoroso entre ella, Alfie y Gabriel, el verdadero interés de la protagonista, duraría poco y, en los primeros cinco episodios de la cuarta temporada, es cada vez más difícil de resolver.
Por su parte, Emily retoma salidas románticas con Gabriel, mientras la exnovia del chef francés, Camille, presume su embarazo y vive el duro golpe de la relación entre Emily y su ex, y debe lidiar con las exigencias de su nueva novia. La nueva temporada es una luz de esperanza para los románticos que quieren ver al príncipe y la princesa del cuento besarse de nuevo, pero vuelve a ser muy cliché, pues es lógico que próximamente veamos que tanto amor solo vendrá con otro traspié.
Veredicto: “Emily in Paris” es una excursión de lujo y dramas
“Emily in Paris” siempre ha sido una excursión por Francia y su Torre Eiffel, el campo de lavanda de Provenza o los jardines de Claudet Monet. Es lindo ver la serie. Por su lado, la parte 1 de la temporada 4 de “Emily in Paris” tuvo un buen arranque. Regresó con vestuarios elegantes, franceses letrados, amores complejos y otras banderas culturales de Francia flameando. Claro que, si el espectador busca un drama muy elaborado, por desgracia este no es el espacio indicado. Sin embargo, la serie todavía tiene una oportunidad para acabar la cuarta temporada con otras tramas secundarias interesantes, como Gabriel y su pasión por la cocina o Mindy y su relación con Nicolás, mientras que Emily aún tiene mucho por vivir en Francia.
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