“Holland”: ¿Ver o no el thriller de Nicole Kidman donde está atrapada en la monotonía?

Ir a vivir a un aburrido pueblo de masividad hegemónica y costumbres floridas, como Holland, Michigan, trae sus ventajas. Para Nancy Vandergroot es la vida más feliz que podría desear junto a su familia. Ella es la protagonista de la película de Mimi Cave. La cineasta de thrillers dirige a Nicole Kidman para que sea la mujer perfecta y, al mismo tiempo, sucumba a juegos detectivescos detrás de un misterio. Aunque suene curioso seguir entendiendo esa trama, todavía está un poco enredada.

El título de Prime Video en marzo, “Holland”, promete ser un thriller psicológico con el sello Kidman y la participación de Matthew Macfadyen y Gael García Bernal, y solamente por eso es atractivo. En el trailer parecía intrigante la trama, pero en el transcurso de la película se entienden varias otras ideas. Recurrente, como en su filmografía, Cave prioriza la abstracción de la noche, el pesar de sus personajes femeninos y el uso de imágenes inquietantes para sumergirnos en su universo.

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Esta vez, la protagonista es Nancy Vandergroot (Nicole Kidman), una profesora de repostería atrapada en la aparente perfección de su vida: un esposo cariñoso y exitoso oculista (Matthew Macfadyen) y su amado hijo Harry (Jude Hill), con quienes se mudó a la ciudad de Holland. Son una familia modelo en una colonia holandesa, de molinos de viento y un famoso Festival de Tulipanes, y allí ellos viven en paz. Sin embargo, en esta burbuja de orden y costumbrismo, la monotonía la ahoga hasta el delirio. La llegada de Dave (Gael García Bernal), un profesor mexicano de bajo perfil, se convierte en su única vía de escape para Nancy, pero lo que comienza como una amistad sincera pronto toma un rumbo más peligroso.

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Kidman, quien también es productora de la película, intenta salvar su película. Con su estilo característico de susurros jadeantes y miradas desconcertantes, la actriz se sumerge en el abismo de Nancy, una mujer que oscila entre la desesperación y el deseo. Cave refuerza esta sensación con un lenguaje visual melódico y perturbador: planos amplios de las casas folclóricas del pueblo, una cámara que deforma la realidad en los sueños de Nancy y pequeños gestos simbólicos, como una salpicadura de kétchup en su rostro, presagiando el horror que se avecina. Sin embargo, el problema es que la historia nunca define bien si la verdadera amenaza es su esposo, su amante o la propia Nancy.

La película intenta combinar varias líneas narrativas, pero lamentablemente —da pena decir una verdad negativa sobre una directora mujer en Hollywood, porque existen menos que hombres—, pero Cave fracasa. Su foco se pierde. Hay un misterio que rodea a Fred, el esposo aparentemente perfecto; una tensión racial latente en el pueblo, donde Dave parece ser uno de los pocos forasteros tolerados; y un romance que se mueve entre la obsesión por descubrir el misterio del esposo de Nancy y la paranoia a la que está arrinconada. Cada una de estas tramas podría haber sido el eje de la película, pero al mezclarlas sin un rumbo sólido, el resultado es un rompecabezas en el que no queda claro a dónde debemos mirar.

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Macfadyen, por su parte, experto en interpretar hombres encantadoramente inquietantes, cuenta con algunas de las características de Tom Wambsgans en “Succession”, la serie con la que ganó un Emmy. En “Holland”, es el esposo sumiso que esconde una autoridad implacable. Su dinámica con Kidman se torna inquietante de ver. En el caso de García Bernal, logra transmitir mucho con pequeños gestos, como ha ocurrido a lo largo de sus interpretaciones desde “Amores perros”. La relación de su personaje, Dave, con Nancy termina de despegar más allá de ser un interés romántico ambiguo, pero la película no es sobre amor finalmente.

El montaje fragmentado no ayuda. Una escena del sueño abstracto de Nancy, donde Holland está sumergida en el agua, ocurre en la mitad de la película sin la fluidez necesaria. En otro momento, el suspenso se eleva cuando la pareja Dave-Nancy entra al consultorio de Fred, y al día siguiente, amanece con naturalidad en el supuesto hogar feliz. Son secuencias que no están mal hechas, pero aburren. La película se siente como una de fin de semana, que se puede ver mientras se hacen otras cosas sin perderse demasiado. Si bien el desarrollo de temas como el amor, la rutina y la infidelidad cobra cierto sentido al inicio, el clímax final es lo que realmente trae las escenas más intensas. Nos intentan dar demasiada información sobre la verdad de Fred en pocos segundos, y los hechos siempre se descubren con la mágica intuición de sus protagonistas, para después llevarnos a otro espacio fuera de la ciudad. En el cine, la atención nunca despierta imponiéndola en un par de escenas finales.

Sin embargo, que “Holland” tenga una falta de tensión real no significa que sus momentos sean para reírse. El thriller está lleno de pistas que sugieren un peligro inminente, y estas nunca terminan de concretarse en una amenaza palpable; por lo mismo, el espectador está atento a todo. En su mejor momento, la cinta explora la desesperación femenina dentro de un entorno hermético, como su ciudad, que de hecho es bastante turística fuera de la ficción. En su peor momento, es un relato inconexo que deja demasiados cabos sueltos. Pero, vamos, es Nicole Kidman. ¡Es Gael! ¡Es Macfadyen! Hay un esfuerzo por construir sus personajes, aunque el guion no dé el peso necesario a ninguno de sus conflictos. Con más foco en el guion y la edición, podría haber sido un thriller memorable. En su estado actual, es una película que se desdibuja en la monotonía de su propio relato.