“Con todo, menos miedo”. Natalia Salas abraza esta frase y la repite cada vez que le abruma la incertidumbre y la frustración o se enfrenta al dolor. Cuando fue diagnosticada de cáncer de mama, la actriz le dio paso a una nueva versión suya, mucho más fuerte, renovada y capaz de luchar como nunca antes.
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Primeros indicios
Natalia descubrió que algo raro ocurría en su cuerpo cuando inició el destete a Leandro, su hijo de entonces año y medio. Al extraerse la leche manualmente vio que de un pezón le salía sangre y cuando este hecho siguió ocurriendo recurrió al médico.
“Mi ginecólogo me mandó con el ecografista y este me recomendó una resonancia. Salió que tenía una cosa grande, me asusté, entonces fui a un oncólogo, quien supuestamente es una eminencia en el rubro. Él sin siquiera hacerme una ecografía, me dijo que no era cáncer, y que en tres meses regrese para mi chequeo. Me fui a mi casa confiada de su diagnóstico, pero por suerte mi mamá y Anahí (de Cárdenas) no se quedaron tranquilas, me dijeron que busque otra opinión; entonces fui al que hoy es mi mastólogo y una biopsia arrojó que era un carcinoma”, narra la actriz de 35 años.
Ante un diagnóstico positivo, Salas Zuazo no pudo evitar quebrarse. Recuerda que estaba duchándose cuando recibió la noticia más desestabilizadora y preocupante de su vida, pues, aunque contemplaba la posibilidad de tener cáncer, hasta ese momento inconscientemente se negaba a aceptarla.
“Me enteré que tenía cáncer un lunes, estaba desnuda, en la ducha, vulnerable, cuando entró un mensaje de WhatsApp de mi doctor informándome lo que tenía. Lo primero que dije fue: ‘No me quiero morir, no me voy a morir porque quiero ver crecer a mi hijo’. Luego salí y le enseñé el texto a mi marido, me abrazó fuerte, lloré mucho durante un día y medio, luego ya no”, recuerda.
La decisión radical
El diez de setiembre último, Natalia se sometió a una mastectomía y solo 19 días después subió a las tablas para el preestreno de una nueva temporada del musical ‘Las Chicas 4to C’, junto a Gina Yangali, Stephanie Orúe, Anahí de Cárdenas y Luciana Arispe. Aquel día, al culminar la obra, la actriz volvió a llorar, pera esta vez de emoción y gratitud, ante tantas muestras de cariño y respaldo.
“Dijimos con todo, menos miedo, y eso hicimos. Vino la operación, me colocaron un catéter, y no paré. Cuando le consulté al doctor si podía hacer función, me dijo que hay dos clases de personas: a las que les viene bien descansar y las que deben mantenerse ocupadas. Yo estoy en el segundo grupo, así que volví al teatro, a una obra de dos horas de duración, y esto se convirtió en una importante terapia para mí, me ayudó a olvidar temporalmente lo que estaba viviendo”, destaca.
“Necesitaba que la vida continúe, que no se haga esta carga lúgubre alrededor. Si tenía que cargar a mi bebe lo hacía, solo le explicaba que mamá tiene una herida y que no debe golpearse. También pedí que no me llamen para llorarme, sino para darme ánimos. Me convertí en una mujer más fuerte, empoderada”, añade.
Desde que Natalia fue diagnosticada de cáncer de mama, su familia se convirtió en su principal soporte emocional, sobre todo su hijo Diego y su esposo, Sergio Coloma. La actriz Anahí de Cárdenas, quien superó un cáncer en 2020, también viene siendo un importante apoyo para la artista.
“La red de apoyo de una persona con diagnóstico positivo es muy importante porque sin querer te vienen dudas, hay mucha información que tienes que procesar porque se trata de un lugar inhóspito, con terminologías desconocidas, todo es nuevo y súper grande. Necesitas mucha contención, porque te choca también el lado emocional. Nosotros estamos con una psicóloga que nos ayuda en este proceso. Hay que aceptar esas emociones, agradecerlas y dejarlas ir. Anahí, quien es una de mis mejores amigas, ha sido crucial en esta etapa. Cuando fui al primer mastólogo, ella me acompañó, entramos juntas”, detalla.
Asimismo, asegura que lo más duro de esta enfermedad crónica que está asociada con la muerte es el dolor físico.
“A nadie le gusta que las cosas le duelan y el postoperatorio de la mastectomía ha sido dolorosísimo, el catéter también duele, cansa. Además, las agujas y yo nunca hemos sido buenas amigas”, cuenta tras aclarar que el factor económico hasta el momento no le ha representado mayor problema gracias a que tiene un seguro oncológico que le cubre al cien por ciento la enfermedad.
Tras la mastectomía, Natalia inició un tratamiento agresivo de quimioterapia, radioterapia y terapia hormonal. “Científicamente ya no tendría el mal en mi cuerpo, porque me quitaron la mama y los ganglios; pero para prevenir, para que no quede ni una minucia del cáncer, me están realizando todos los tratamientos posibles”, explica.
Detalla, además, que desprenderse de su cabello no le representó mayor problema ni incomodidad. “De todas las cosas que me he desprendido con este diagnóstico créeme que desprenderme del pelo es lo que menos me importa, me falta una teta y no me importa, el pelo crece”, subraya.
“Al fondo hay sitio”
Hace algunas semanas, Natalia Salas reapareció en “Al fondo hay sitio” interpretando a la intensa Andrea Aguirre, una las primeras enamoradas que tuvo Joel Gonzales luego de terminar con Fernanda de las Casas. Volver a cubrirse con la piel de este personaje y revivir una de las etapas más importantes de su carrera artística fue revitalizante para la actriz.
“Volví solo por una escena, pero fue importante porque salió un viernes y tres días después tuve mi primera quimio, fue una simbología bonita, romántica, súper potente; además se hizo tendencia en Twitter, la gente enloqueció. Verme así, con mi pelo corto, pasando por esta lucha con un personaje tan entrañable y que la gente haya reaccionado como reaccionó, fue increíble. Estaba escrito para que sea en off (fuera de cámara) y el guionista sugirió que tenia que ser en on (en cámara). Aún no he conversado sobre la posibilidad de volver, pero sería genial, estaría feliz que la tóxica vuelva con este personaje pasando por quimios y pelona”, asegura.
Embajadora de la FPC
Durante el mes de octubre, la Fundación Peruana de Cáncer desarrolló la campaña “#LuchoPorEllas”, con el objetivo de educar y concientizar a las mujeres sobre la importancia de la prevención y detección temprana para la reducción de muertes por cáncer de mama en el Perú. Natalia Salas y Anahí de Cárdenas fueron anclas de esta misión. Ellas también protagonizaron “Macarena de la Prevención”, un divertido video con los pasos de autoexamen de mama.
Cabe destacar que como parte de #LuchoPorEllas, el domingo 30 de octubre se realizó un full day de actividades recreativas 100% gratuito en el que se desarrollaron distintos talleres, con el objetivo de unir a las familias.
“Cuántas mujeres hay que están pasando por una situación parecida a la mía o están a punto de ir al médico para disipar sus dudas sobre un bultito y de repente el miedo las paraliza, y con esto que, además, es una onda muy lúdica, a través de La Macarena se busca concientizar a hacerse el autoexamen regularmente, que sea algo rutinario, parte de tu vida y que un diagnóstico positivo no sea el fin del mundo. Queremos quitarle esa cosa lúgubre, de muerte, decirles que si se detecta a tiempo todo va a estar bien”, subraya la actriz.