Gran expectativa causó la inauguración del ferrocarril que unía Lima y el Callao (Ilustración: Giovanni Tazza).
Gran expectativa causó la inauguración del ferrocarril que unía Lima y el Callao (Ilustración: Giovanni Tazza).
/ Giovanni Tazza

Ha tocado su término en esta ciudad el ferrocarril, a los once meses dieciocho días de haberse colocado la piedra que servirá para perpetuar la memoria del ferrocarril entre Lima y el Callao: a las diez y media de la mañana de hoy pasaron por delante de ella los trenes que minutos antes habían salido del Callao.

Dentro de ellos no se advertía otra señal de fiesta que el toque de una gaita que soplaba uno de los constructores del ferrocarril: muchas personas vinieron del Callao en los coches, porque se había esparcido allá la voz de que una gran reunión estaba dispuesta a celebrar aquí con músicas y grandes señales de regocijo, el inmenso acontecimiento de poder llegar desde el muelle del Callao hasta San Juan de Dios en menos de un cuarto de hora, pero no habiendo encontrado más que los curiosos de costumbre se regresaron inmediatamente.

De hoy en adelante saldrán los trenes desde el antiguo convento de San Juan de Dios, y aunque falta bastante para que este local esté enteramente concluido, los viajeros obtienen en él muchas más comodidades que las que han logrado hasta aquí en el despacho de los boletos y en la pieza que servirá de descanso.

Enfoque

La estación de San Juan de Dios estaba ubicada en parte de la actual Plaza San Martín. El recorrido del ferrocarril entre Lima y el Callao era aproximadamente de 14 kilómetros y se hacía en 28 minutos. Había estaciones intermedias en La Legua, Bellavista, Santa Rosa y Chucuito. El último tren al Callao salía a las 9 de la noche.


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