Al mismo tiempo que el gobierno de Venezuela anunciaba que rompía relaciones diplomáticas con la Cuba de Castro, en el Perú un testimonio estremecía a todos los ciudadanos. El 11 de noviembre de 1961, Dante Tosso O’Connor admitió en el diario El Comercio que había formado parte de una conspiración para invadir el Perú a fines de los años 40.
El plan sería ejecutado por un grupo de militantes del Partido Aprista Peruano (PAP) que radicaban en Colombia. Este hecho se conoció luego de que un periodista denunciara que hubo algunas maniobras de ese partido político para provocar un conflicto con el país vecino en 1949, cuando ya estaba en el poder el general Manuel A. Odría.
Todo empezó a principios de noviembre de 1961, cuando El Comercio publicó un documento escrito por Esteban Pavletich, un hombre de prensa, cercano a la embajada peruana en Bogotá, Colombia. El manuscrito explicaba un plan conspirativo desarrollado por miembros apristas residentes en el municipio de Leticia, en la frontera amazónica con el Perú. Esta versión fue corroborada días después por los generales Carlos Miñano, Augusto Villacorta y Juan Mendoza Rodríguez, tres exministros de Estado.
Ellos argumentaron que el hecho se habría dado cuando Víctor Raúl Haya de la Torre, líder del PAP, permaneció asilado en la embajada de Colombia en Lima en 1949. Sin embargo, no se hizo público “porque era una vergüenza nacional pensar que hubiesen peruanos capaces de entregar la Patria”. Además, reveló Villacorta, las pruebas de tal traición habrían sido entregadas ese mismo año de 1961 al entonces ministro de Guerra, Alejandro Cuadra Rabines, quien habría tenido todo el material inédito.
El 8 de noviembre de 1961, un nuevo protagonista ratificó la autenticidad del documento enviado por Pavletich. “He tenido esta mañana, al leer la publicación que hace el diario El Comercio, una profunda indignación, pues mientras aquellos días, los miembros del Ejército peruano, oficiales y tropa, cumplíamos con el deber sagrado de defender las fronteras de la Patria, elementos de este grupo político trataban de provocar la invasión y llevar al Perú a una guerra con Colombia, e infiltrarse en los institutos armados y favorecer el triunfo del enemigo”, dijo el general Orbegoso Sarmiento, quien por esos años (1949) era Comandante General de la División de la Selva.
Carta de un testigo clave
Días después, el 10 de noviembre de 1961, El Comercio publicó la carta de un testigo que confirmaría esta conspiración política de fines de los años 40. Se trataba de Dante Tosso O’Connor, un afiliado aprista que vio su nombre involucrado en la denuncia. “Al regresar de mis habituales tareas fuera de la ciudad, he sido sorprendido con ver mi nombre envuelto en la denuncia sobre el plan aprista para facilitar la invasión del Perú por fuerzas colombianas”, iniciaba la carta.
Tosso relató que se unió al partido en Tarapoto, por idea de su tío. Desde allí viajó a Leticia como ayudante de un técnico en máquinas de escribir y fue en un restaurante que conoció a Humberto Campos Panduro, jefe de la célula aprista del lugar. En ese momento, Campos Panduro era conocido como “Capel” (Célula Aprista Peruana en Leticia) y este confundió a Tosso como miembro del “Ejército de Resistencia del Partido” y le habría mostrado un gran número de archivos (cartas) enviados por Haya de la Torre. En los manuscritos, el líder político habría dado varias instrucciones para el supuesto plan.
“Fue en esas circunstancias que pude enterarme del tenebroso plan para poner en marcha el Ejército Interior del Perú para apoyar a las tropas colombianas. Como yo era afiliado al Apra, pero había también recibido de mi tío, el General O’ Connor, enseñanzas inolvidables de amor a mi Patria y a la tierra de mis mayores, escandalizado logré librarme del severo control que se ejercía sobre todos los peruanos en Leticia, para dirigirme a Bogotá y poner en conocimiento de nuestra embajada la horrenda conspiración”, dijo Tosso O`Connor.
Para salir de Leticia, Tosso tuvo que pasar por un “filtro” de preguntas que realizaba Campos Panduro. Este era el encargado de impedir todo contacto de los apristas con peruanos que llegaban o salían de esa ciudad. Luego, tomó un avión militar colombiano y viajó a Bogotá. Allí lo esperaban Ernesto García Vela y varios investigadores colombianos, quienes revisaron sus papeles. García era el Secretario General de la Célula Aprista en la capital colombiana.
Tras ser sometido a varios interrogatorios, se le extendió un carnet de transeúnte para facilitar su alojamiento. Después fue llevado a la misma pensión donde vivía el secretario general del partido. Esto le permitió a Tosso extraer un documento que probaba el plan. Ese manuscrito le fue entregado a Esteban Pavletich, quien horas después ayudó a Tosso a escapar. Luego García, ya tarde, se dio cuenta de la falta del documento.
El sábado 11 de noviembre de 1961, Dante Tosso O`Connor visitó las instalaciones de El Comercio para dar una entrevista. Allí explicó que en 1949 simuló su muerte por indicación del PAP. Esto le permitió actuar fácilmente como miembro del Ejército de Resistencia de Colombia, que se organizaba en esos momentos en la frontera con ese país.
“El aviso de mi defunción que publicó el diario El Comercio con fecha 26 de noviembre de 1949 y que el periódico ‘La Prensa’ reproduce el día de hoy, me fue dictado por el Dr. Gonzáles Willis, dirigente aprista del Comité de Iquitos, para que, precisamente, pudiera viajar a Leticia a incorporarme al Ejército de Resistencia, que en esos momentos se organizaba en esa región fronteriza y poder obrar yo, aunque civilmente estaba muerto, con más libertad en el plan de invasión a nuestra Patria que se había planeado y concebido personalmente por Haya de la Torre, desde la Embajada de Colombia en Lima”, explicó Tosso.
En esa ocasión, dijo que estaba dispuesto a aclarar todas las acusaciones en su contra y que tenía información detallada de la conspiración. Después de esas declaraciones de 1961, distintos diputados exigieron al ministro de Guerra que entregara las pruebas que tenía en su poder. Estas fueron puestas a disposición del Senado, aunque no se reveló su contenido.