Y pensar que todo empezó por un tema de salud. Lorente, quien se graduó de médico a los 21 años, pero siempre adoró la educación, arribó al Perú invitado por el político y empresario nacional Domingo Elías. Se dedicó a enseñar en el Colegio Guadalupe, donde aplicó un nuevo plan de estudios. Pero una afección pulmonar lo llevaría a buscar el amigable clima de Huancayo.
En su nuevo hábitat, Lorente adquirió un terreno de 5.808 metros cuadrados, en donde levantó el colegio que denominó Santa Isabel, en homenaje a su madre Isabel Ibáñez. El primer año se matricularon 109 alumnos, quienes no solo fueron instruidos en las asignaturas oficiales, sino que también aprendieron cursos de educación universitaria, que Lorente instituyó para elevar la categoría del centro educativo.
Así pues, un cuerpo docente competente, que hizo marcar época y otros factores contribuyeron a que dicho colegio fuera nacionalizado por decreto el 23 de noviembre de 1852, durante el gobierno de José Rufino Echenique. Pero en 1854 estalló la revolución de Ramón Castilla contra Echenique y el colegio entró en receso.
Lorente, un liberal convencido, se une a Castilla y entra con él como vencedor a Lima en 1855. El Gobierno lo envía a Centroamérica y Nueva Granada como Secretario, y luego para estudiar los sistemas educativos más modernos viaja a Europa. Retorna en 1865 para reorganizar la Universidad de San Marcos, publica varias obras y muere en 1889.
Durante la Guerra del Pacífico, el colegio Santa Isabel fue clausurado y durante la Campaña de la Breña las fuerzas de ocupación lo convirtieron en cuartel destruyendo la biblioteca y el archivo. Muchos isabelinos se sumaron a las fuerzas de defensa del país. Reabierto el colegio en 1891, fue nombrado rector Federico Gálvez Durán, aunque la guerra civil obligó a un nuevo receso en 1895.
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En su edición del lunes 6 de diciembre de 1852, El Comercio dio cuenta del decreto supremo que declaraba Nacional al colegio Santa Isabel de Huancayo. Y cuando cumplió 100 años de labor educativa en su columna editorial el decano afirmó: “El país se siente grandemente halagado ante el fervor con el que el espíritu isabelino ha celebrado el centenario del Colegio”.
En 1952, con motivo de su centenario, la institución mudó su sede histórica, ubicada en la esquina de los jirones Amazonas y Cusco, a su nuevo local, una unidad escolar de arquitectura más moderna, en el barrio de Pichcus, donde en la actualidad estudian más de 3 mil alumnos.
No debemos olvidar que una visión altruista de Lorente fue la que empujó la implementación de esta compleja empresa: Instruir en todos los grados a los jóvenes de Huancayo y de todas las provincias aledañas, como a los jóvenes de la costa que por su salud tenían la necesidad de afincarse en la sierra.
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