¿SOY UNA ‘GILERAZA’?
Me han llamado de formas bonitas en la vida -mejor dicho, que en algún momento me gustaron-, algunas cursis, otras casi ridículas, pero a los oídos enamorados no hay nada que los haga dejar de escuchar esas palabras hechas melcocha. “Reina”, “princesa” (y toda la corte), “linda”, “guapa”, “preciosa” (con “c” española”), bebita (y sus derivados), en fin, los clásicos y otros que me da aun más vergüenza escribir. Pero claro, se trataba de gente con la que mantuve algún tipo de relación, por lo general, relaciones con ya un grado alto de intimidad.
En los últimos dos meses, tengo la sensación de que me están insultando muy seguido y, lo peor, por gente que ni conozco; pero la última es que me digan este tipo de cosas desagradables en la cara.Estaba en un bar el sábado con dos amigas. Ya era un poco tarde pero estábamos sobrias y habíamos decidido jugar a levantar la mano cuando viéramos un chico guapo. Las tres levantamos la mano por un mismo chico, que terminó acercándose a nosotras. Cuando tocamos el tema de este blog se quedó observándome un rato (yo me di cuenta apenas porque toda mi atención estaba puesta en una bronca de chicas a mi costado; hace tiempo no veía una pelea de borrachas con botellazos y todo) y me dijo: “Es paja tu blog, pero yo pensé que eras una gileraza”.
Uno de mis defectos es un efecto un poco retardado para responder cuando no entiendo lo que me dicen. Así que al toque volteé hacia una de mis amigas para preguntarle qué demonios era una gileraza. Resulta que su definición fue que gilera, a secas, puede variar entre coqueta y regalada, pero gilerAZA ya implica mañas, estrategias y experiencia para conseguir lo único que se propone: levantarse a cualquiera.
Entonces me miré a mí misma de arriba abajo. Pinta de ruca no tenía: si me hubiera puesto zapatos negros de lacito en vez de mis converse hubiera parecido una monjita de clausura. Tenía una blusita con lazo en el cuello y hasta un collar de perlas, un moño en lo alto de la cabeza y nada de maquillaje. Además, veníamos del teatro y de cenar; estaba sobria compartiendo una divertida noche de chicas.
Entonces pensé, ¿esa es la impresión que doy con los posts que escribo? No lo sé. Si creo que las palabras de ese chico son verdad, gileraza significa exponer de manera pública un poco de las cosas que he vivido desde que tenía 12 años y algunas reflexiones a partir de ellas. La sobriedad, como siempre, me hizo pensar más de la cuenta, ponerme de mal humor, quitarme las pilas y largarme a mi casa. Manejé mi carro como si el demonio me estuviera persiguiendo. Me acosté sin poder definir por qué me jodía tanto que un desconocido hubiera asumido una definición para mí por dos motivos. Primero, me llegan las definiciones, y segundo, debo admitir que el verbo gilear no me gusta, además de no ser un término de mi generación, creo -o se puso de moda cuando no estaba acá-. Además, pensé que un gil era un lorna o algo así.
¿Hubiera sido una gileraza si me iba con él o con otro esa noche? ¿Si me ponía un top talla xxs que dijera “eat me”? ¿O, por último, si me hubieran dado ganas de coquetear con alguien que me gustara me hubiera puesto automáticamente ese sello en la frente?
Y aquí mi respuesta a mis propias interrogantes: si hubiera hecho cualquiera de esas tres cosas hubiera sido yo haciendo de mi vida lo que me da la gana. ¿Ustedes qué opinan?