Bolívar lava
Hay cosas que no son inherentes a la naturaleza, pero necesarias. Cosas que despreciamos, pero que crecen debajo de la mesa. Este Alianza que clasificó anoche a los octavos y que así como juega lindo, juega feo; es un equipo en construcción y con fallas dentro de su geografía, pero fértil en épocas en que nadie se atreve a minutos de ensueño y prefieren mostrarse austeros. En la mayor capacidad de variantes está la diferencia.El clásico y el triunfo de anoche dejaron claro que Alianza puede desdoblarse en dos personalidades. El equipo esquemático que jugó ante la ‘U’ y que antepuso lo táctico y desagradable por no resignar una derrota a pesar de la desventaja de hombres, al equipo de los 6 minutos iniciales que se paró ante Bolívar en el mismo escenario; rápido, de pressing, letal.
Es que en el clásico Gustavo Costas dejó zambullida la inventiva de sus jugadores por volverlos hombres mecánicos que componen los errores a martillazos. Y entró al juego característico de su rival que fue similar a muchos clásicos que culminaron a favor de la ‘U’ o que bien pudieron ser al revés: sin supremacía de nadie, de lanzamientos obsoletos y de fuerza por encima del talento.
Nadie ganó ese partido y la excusa perfecta estaba en la semana copera que está culminando. Alianza cumplió su objetivo con todo lo complicado que esto significaba, pero lo hizo donde tenía que hacerlo, en casa, con apenas un gol bien hecho, pero estableciendo su caminar serio y firme al ubicarse puntero de su grupo a una fecha de terminar la fase de grupos.
Ante Bolívar el ataque duró breves minutos, pero frente un equipo modesto fue suficiente. A nadie le gustó lo que siguió después, y es que no se puede estar conforme con un rendimiento carente de ideas y de jugadas de gol concretas. Asumo que esto se dio por el miedo al fracaso y la ansiedad de que llegase pronto el pitazo final que los ponga en los octavos de final, como sucedió después de todo.
Tampoco creo que Bolívar haya estado cerca del empate, pero ilustró lo que es una regla: en la Copa Libertadores no hay equipo fácil, no hay distancias abismales que no se achiquen en una jugada sucia, no hay estrellas vs. bloques de adobe.
Aquello de que Alianza necesita espacio no llega a ser una verdad irrefutable porque ‘Zlatan’ Fernández hizo su gol de cabeza en los minutos que Bolívar más encaprichado estaba en asentarse en su área. Todo fue un desequilibrio de Aguirre y dicho esquema se rompió. Pero luego Alianza optó por retroceder sus líneas y no ir al ataque con la misma frecuencia, destiñó sus colores y el marcador que venía consiguiendo. Al final ganó, clasificó, pero mucha de la parcialidad grone no quedó conforme con lo expuesto en el campo. Y no sé. Será que eso es ser de Alianza. Hay un triunfo de por medio, pero siempre se quiere mejor trato de pelota y que nunca se renuncie a la esencia de jugar bien. No critico la obtención blanquiazul; por el contrario, creo que hace crecer la ola y lo aplaudo. Total, es el único equipo peruano realmente clasificado y reconocido. El único que la mete.