Cuando calienta el sol
Ya estamos en pleno verano, el calor es abrasador y, aunque a veces los días amanezcan nublados, los rayos solares no dejan de castigarnos de manera sutil y silenciosa. Sin embargo, la mayoría de nosotros no tenemos ni idea de esto ni de lo importante que es protegernos del sol. Creemos que porque no estamos en la playa o a la intemperie no necesitamos cuidar nuestra piel. O peor aún, creemos que lo mejor para curtir nuestra piel es una buena quemadura solar de un porrazo, de tal manera que el resto del verano ya no necesitaremos bloqueadores ni nada que se le parezca porque ya las siguientes exposiciones no nos molestarán. ¡Qué voy a estar gastando en cremitas y tanta cosa si solo te quemas una vez y ya! Craso error. Creo que no me cansaré de advertir y escribir acerca de lo peligroso que resulta para nuestra piel – y en general para nuestra salud- la irresponsable exposición al sol, sobre todo en nuestro hemisferio, en el cual la capa de ozono es cada vez menor por efectos de los aerosoles.
En esta entrega no quiero hablar sobre los daños producidos por los rayos solares porque estoy seguro de que la mayoría sabe que el melanoma es el cáncer de piel más agresivo y maligno que hay, y también estoy seguro de que saben que en Sudamérica la irresponsable exposición solar causa el 65% de los melanomas (en Australia, país con la más alta taza de melanoma en el mundo, la sobreexposición solar es responsable del 97% de los casos).Si ustedes creen que quemadura solar e insolación son sinónimos, la respuesta es categórica: NO. La diferencia es la siguiente: ambas son básicamente consecuencia de la exposición excesiva al sol, sin embargo, en la quemadura solar hay únicamente enrojecimiento, ardor y a veces ampollas que con los días desaparecen con una descamación fina de la epidermis. En la insolación las cosas van por un camino diferente. A pesar de que se produce por lo mismo, en este caso, además de lo anterior, se presenta una falla de los mecanismos reguladores corporales, lo que hace que no se pierda el exceso de calor en nuestro cuerpo, acarreando la presencia de otros síntomas (deshidratación, hipotensión, fiebre, dolor de cabeza) y haciendo de la insolación una quemadura solar más grave.
La exposición inadecuada al sol puede producir daños en nuestra piel y nuestros ojos, y no tenemos que estar en la playa para que esto suceda. Los rayos ultravioleta están presentes durante todo el año, lo que sucede es que en el verano son más intensos, por lo que es necesario protegernos mejor. Por esta razón es que es mejor evitarlos entre las 10 a.m. y las 3 p.m. No olvidemos que la mayor gravedad depende del tiempo y la hora de exposición. Está claro que la intensidad de la quemadura varía con el tipo de piel. No es lo mismo un finlandés que un keniano, por eso es que se han clasificado de claro a oscuro (del 1 al 6) los tipos de piel o fototipos y de acuerdo a cada fototipo se recomienda una determinada exposición solar en tiempo y hora del día. El fototipo 1, por ejemplo, prácticamente solo podría exponerse algunos minutos, mientras que el fototipo 6 casi no tiene problemas entre las 10 a.m. y las 3 p.m. La luz solar es responsable del envejecimiento prematuro de la piel hasta en 10 años. La radiación solar en exceso es responsable de la irritación de nuestros ojos, produciendo conjuntivitis y keratitis (inflamación corneal), sobre todo si estamos en el agua, ya que su reflejo incrementa hasta en un 80 % la luz ultravioleta y la arena hasta en un 50 %, por lo que se recomienda usar anteojos oscuros con protección frente a la luz ultravioleta.
Por todo lo expresado hasta aquí, creo que lo más importante es tener un cuidado con fundamento, por lo que les aconsejo que siempre que vayan a la playa, la piscina o estén al aire libre, lleven una buena sombrilla, sombreros, fotoprotectores con filtros pantalla (mejores que los filtros químicos) con factor de protección solar (FPS) por encima de 25 y que proteja contra la LUV A y B (ya que la primera es responsable del cáncer de piel mientras que la segunda es responsable de la quemadura, pigmentación y del fotoenvejecimiento). También les aconsejo respetar lo horarios según nuestro fototipo, mantener una adecuada hidratación bebiendo una buena cantidad de agua pura, no olvidar reponer el fotoprotector cada vez que salimos del agua y tener siempre a la mano cremas o lociones hidratantes de aloe vera para refrescar y mantener la textura de la misma.
Recuerden siempre que el daño solar es acumulativo y desde la infancia nos vamos perjudicando, por lo que a todos los niños debemos enseñarles a respetar y cuidar nuestra piel. Recuerden que una vez que se achicharraron en la playa, lo único que los dejará dormir tranquilos es la paciencia y el buen humor, ya que ni las compresas de vinagre de las abuelitas, ni las rodajas de tomate, pepino, palta o cuanto ingrediente, fruta o verdura se pongan encima va a evitar realmente el malestar y el ardor.
José Recoba
*Estimados lectores: Desde el 16 de junio del 2008, el autor del blog “Cuida tu salud” es el doctor Elmer Huerta. Este post escrito por José Recoba seguirá en línea pero sin opción de dejar comentarios.