Aurelio Miró Quesada Sosa: Entre tinta y papel
Aurelio Miró Quesada Sosa siempre será recordado como un amigo y un extraordinario señor. Don Aurelio dejó huella como periodista, académico, investigador y viajero. Integró la generación de los grandes representantes del pensamiento nacional junto a Raúl Porras Barrenechea, Jorge Basadre y Víctor Andrés Belaunde. A quince años de su muerte, Huellas Digitales rinde homenaje al maestro y testigo de los grandes acontecimientos del siglo XX.
“Entre tinta y papel discurrieron mis primeros años”
Don Aurelio nació en Lima el 15 de mayo de 1907. Fue hijo de don Aurelio Miró Quesada de la Guerra y de doña Rosa Sosa Artola. Aprendió a leer a los cuatros años, ya que su madre era aficionada a la poesía. Estudió la primaria y secundaria en el colegio La Inmaculada donde empezó a escribir sus primeros artículos.
“Nosotros hemos vivido entre tinta y papel de manera que puedo decir que he nacido dentro del periódico, jugando con los tipos, ensuciándome con la tinta en una u otra forma.”
Durante más de dos décadas compartió la dirección de El Comercio con su primo Alejandro Miró Quesada Garland. Como director tuvo un trato muy cercano con los periodistas de esta casa editora. En su oficina siempre habían personas haciendo cola para pedirle una orientación o consejo.
“Siempre me he sentido hombre de San Marcos”
Un orgulloso sanmarquino así se consideraba Aurelio Miró Quesada Sosa. Se graduó como abogado en 1931 y obtuvo el título de doctor en Letras. Durante dos décadas dictó el curso de Historia y Literatura Castellana. Entre 1948 y 1956 se desempeñó como decano de la Facultad de Letras. Llegó al rectorado con una amplia victoria. Posteriormente fue nombrado rector honorario y profesor emérito.
“A través de los años me he acostumbrado a meditar sobre San Marcos, a alegrarme o a sufrir con San Marcos, a cumplir mis tareas de aprendizaje y de docencia, no sólo como un deber estricto, y en la extrema medida de mis fuerzas sino con cariño vehemente y creciente y con una honesta y total lealtad.”
“Tengo el carnet más antiguo de El Comercio”
En julio de 1927 empezó su larga trayectoria en El Comercio. Su primer artículo lo dedicó al escritor James Joyce. En ese entonces tenía 18 años. Luego dirigió la página “Arte, Ciencias, Letras” donde gracias a su gestión colaboraron Jorge Basadre y César Vallejo a quien conoció de casualidad en una calle limeña.
“Lo he conocido incidentalmente en Lima; fue un encuentro fortuito, cuando yo salía del colegio de los jesuitas y él venía de su calle (me parece que era Acequia Alta donde vivía). Tengo unas cartas muy hermosas de él.”
Orgulloso contaba que era el único que tenía un carné con la firma de su tío Antonio Miró Quesada. Su vocación periodística la combinó con su espíritu aventurero, pues viajó durante dos años alrededor del mundo para contar a los lectores de El Comercio sus experiencias en Japón, China y la India. Estas crónicas de viaje fueron recopiladas en el libro “Vuelta al mundo”.
Colaboró en “Mercurio Peruano”, “Mundial”, “Variedades”, “Boletín de la Sociedad Geográfica”, “Historia”, entre otras publicaciones. Además dirigió la revista “Mar del Sur”. Don Aurelio es autor de 45 publicaciones en diversos campos del pensamiento. Dirigió la Academia Peruana de la Lengua y fue presidente de la Academia Nacional de Historia.
“Me apasionaba lo que el Inca Garcilaso decía de sí mismo y me fui aproximando más a su persona”.
Durante un viaje al Cusco en 1927, don Aurelio se hospedó en una pensión sin saber que había sido la casa donde el Inca Garcilaso había vivido.
“Yo siempre he dicho que, quién sabe, a través de los muros de la vieja casona se fue filtrando en mí el espíritu garcilasista que hasta ahora no me abandona.”
Durante años investigó con pasión la vida de quien lideró la primera generación de mestizos en el Perú. En 1945 publicó su primer libro sobre Garcilaso. Además encontró el testamento de Chimpu Ocllo, madre del Inca, con el nombre de Isabel Suárez.
“La importancia de los periódicos está en su sentido espiritual”
Su abuelo José Antonio Miró Quesada escribió: “No muere quien perdura en el espíritu de sus continuadores”. Efectivamente, el legado de don Aurelio continuará vigente en el recuerdo de sus familiares, amigos, alumnos, periodistas y todas aquellas personas que tuvieron la suerte de compartir experiencias con él.
En la redacción de El Comercio sus enseñanzas siguen presentes no con una placa; sino con un artículo que resume el pensamiento del recordado `Lelo´: “Un periódico no es un simple instrumento, sino un órgano de doctrina, de docencia cívica, de afirmación de lo que atañe a la calidad y la dignidad de la persona humana.”
(Lilia Córdova Tábori)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio
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