Paula Chávez: Líder indígena de Café Femenino
Paula Chávez Gómez es una líder indígena del distrito de Cañaris (Lambayeque) que se dedica al cultivo de café. Vive junto a su esposo en el caserío Naranjo Alto, centro poblado de Chiñama, donde ella es reconocida como una importante dirigente de su comunidad ya que se ha desempeñado como juez de paz, presidenta del Comité del Vaso de Leche, presidenta de la asociación de productores de su zona y en la actualidad es presidenta de la Asociación Femenina de Café y Quinua, que agrupa a 767 mujeres de la Central de Cafetaleros del Nororiente (Cecanor).
Cecanor comercializa café orgánico y de Comercio Justo para Café Femenino, una marca cuyos compradores en EE.UU., Canadá, Australia, Inglaterra y Europa valoran que las mujeres caficultoras pueda generar sus propios ingresos, los que, por lo general, destinan a la salud y la educación de sus hijos. Dicha marca hoy está presente en diversos países como Bolivia, Brasil, Colombia, República Dominicana, Guatemala, México, Nicaragua, Ruanda y Sumatra. Paula ha sido elegida como representante de las caficultoras de Café Femenino para asistir a la Specialty Coffee Expo, organizado por la SCA (Specialty Coffee Association), que se realizará del 11 al 14 de abril en Boston. Se trata de la feria de cafés especiales más importantes del mundo. Ella ha viajado a la ciudad norteamericana junto a Isabel Uriarte Latorre, gerente de la Promotora de la Agricultura Sustentable (Proassa), y cofundadora de Café Femenino en Perú, para fortalecer la relación con sus compradores. Durante los días de feria vestirá el atuendo tradicional de las mujeres de Cañaris que consiste en una falda negra, blusa blanca de manga larga con pechera y un sombrero de paja. Además de café, las mujeres peruanas de Café Femenino cultivan quinua como soporte de su alimentación ya que, según Isabel Uriarte, en el sector rural se han incrementado los casos de desnutrición y obesidad por la presencia y mayor consumo de comida procesada y chatarra. También siembran kiwicha y hortalizas. El programa, con presencia en Perú desde el 2004, ha promovido la reducción de los índices de violencia física y sexual en las zonas de extrema pobreza donde tienen incidencia, según Isabel, ya que las mujeres están organizadas y las hijas de las caficultoras tienen mayor acceso a la educación secundaria y superior.
Cabe destacar que las certificaciones en Café Orgánico y de Comercio Justo permite que el café ingrese a los mercados con un precio competitivo que resulta beneficioso para el productor. También es una garantía para los consumidores ya que indica que es un café libre de pesticidas y cuyo productor ha recibido un pago justo por su esfuerzo. De todo esto trata el café. Su valor va más allá de la taza y llega a transformar vidas.
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