Una bebida rejuvenecedora
Recuerdo perfectamente haber estado en el colegio, en un día muy caluroso, abriendo mi lonchera luego de haberla dejado por horas en el patio bajo el sol, y descubrir que todo lo que estaba dentro era incomible. Un olorcito extraño me convencía de que debía regresar con la lonchera intacta a la casa. La mayoría de las veces era el jugo de fresa o alguna otra fruta fermentada, y no hacía más que tirar todo por el lavadero de la cocina. Hasta ese momento siempre relacioné la idea de fermentado con malogrado, con algo podrido cuyo destino sería siempre la basura.
Hace un par de meses, asistí a un taller de comida crudivegana en un lugar llamado “Árbol de la vida”, y nos enseñaron a preparar algunas recetas de cocina mediterránea sin cocer ningún alimento, todo totalmente “vivo”. La clase iba súper bien, habíamos preparado pizzas, paté y hasta fideos con salsa de tomate cruda, ¡toda una experiencia! Pero luego, llegó el momento de pasar a las bebidas. ¿Vas a acompañar tu almuerzo vegano, vivo y saludable con una Coca cola o un jugo convencional? Por su puesto que no, la idea era beber algo diferente.
Fue entonces cuando me di cuenta de que nuestro almuerzo estaría acompañado de una bebida que había estado durante 5 días en reposo, sin aire y sin luz, y que suele estar lista solo una vez que ha fermentado. Debo reconocer que tuve mis dudas al inicio. Comenzaron a pasar los vasos con este líquido rosado con burbujitas, y yo miraba hacia los lados buscando un bidón de agua o al menos un líquido un poco más “nuevo”. Finalmente cogí este vasito y probé la “champaña rosada con rejuvelac”, y me encantó. Me encantó el sabor, me encantó la textura, pero sobre todo me encantó saber lo que es capaz de hacer en nuestro cuerpo.
Saliendo del taller, pregunté a todos mis amigos vegetarianos si sabían qué era esta bebida rejuvenecedora tan antigua y que yo recién había descubierto. Resulta que el rejuvelac es una bebida fermentada que tiene enzimas que retardan el envejecimiento de las células, refuerza el sistema inmune, mejora la digestión, libera toxinas y ayuda a hacer un detox suave; y lo mejor es que se puede tomar mezclada con varias frutas y su sabor es súper bueno. Y yo creo que esta champaña rosada podría reemplazar tranquilamente a la cervecita que te tomas los viernes con tus amigas, servida en copa, funciona perfecto.
¿Por qué tenemos ese rechazo por los fermentados? Cuando hablamos de fermentos, hablamos de bacterias, y pensar en bacterias nos remite automáticamente a suciedad o enfermedades. Pasteurizamos todo, nos lavamos con jabón antibacterial, le ponemos cloro al agua y tomamos antibióticos de manera desesperada… Queremos desaparecer todas las bacterias de nuestra vida. Pero, ¿cómo creen que almacenaban nuestros antepasados los alimentos? No era en refrigeradoras, sino que muchas veces los fermentaban, no solo para mejorar la digestión y asimilación de nutrientes, sino que lo hacían también para lograr sabores más intensos.
Entonces, luego de habernos afanado tanto en desinfectar y purificar nuestra vida, ahora nos toca ponerle un poco de bacterias para equilibrar nuestro sistema digestivo, recuperar nuestras defensas y asimilar mejor lo que comemos. Aunque no lo creamos, muchas de las molestias que a veces enfrentamos, como la intolerancia a la lactosa o al gluten, alergias, asma, etc., son desencadenadas por la falta de estas bacterias buenas.
Muchos de nosotros ya consumimos alimentos fermentados, por ejemplo el café, el queso, el vino, el chucrut, la cerveza, hasta el chocolate pasa por un proceso de fermentación. Pero el tema es que al consumirlos procesados y envasados, no podemos estar seguros de que hayan seguido realmente el correcto proceso de fermentación, o si por el contrario han tomado el sabor fermentado con algún saborizante adicional. ¿Qué hacer entonces? El consejo es fermentar nuestros propios alimentos.
Y comiencen haciendo champaña rosada con rejuvelac. Les dejo la receta del “Árbol de la Vida”.
Champaña rosada
Ingredientes:
1 piña bien madura
2 manzanas
1 litro de extracto de granada
1 rama de canela
10 clavos de olor
2 tazas de quinua
Agua
Preparación:
La noche anterior, lavar la quinua y dejarla en remojo por 4 horas con abundante agua. Al día siguiente, lavar bien la piña con un cepillo para evitar que la cáscara quede sucia. Quitarle la parte del tallo y cortarla en pedazos grandes. Lavar la manzana (si no es orgánica, es mejor pelarla), y cortarla en pedazos grandes. Poner la piña y la manzana junto con la canela y el clavo en 2 litros de agua y calentar hasta que hiervan, luego enfriar. Colar el agua y colocar los pedazos de fruta, la canela y el clavo en un recipiente de vidrio de 4 litros de capacidad. Medir 6 tazas (1.5 litros de agua de piña), agregarlos al recipiente y completar con 6 tazas de agua filtrada. Colocar la quinua germinada (escurrida) en el recipiente, remover bien todo con una cuchara y tapar todo con un secador o un pedazo de gasa. La idea es que no entre luz al recipiente, se puede envolver con tela o colocar en un lugar oscuro. Dejar reposando por 3 – 5 días. El rejuvelac estará listo cuando el agua se torne más blanca y despenda un olor ácido. Luego, se deberá colar el líquido y ya contarás con 3 litros de rejuvelac. Mezcla el rejuvelac con el extracto de granada, y si quieres endulzarlo puedes usar stevia o panela. La champaña rosada puede estar en la refrigeradora por 2 semanas.