País combi desde una combi
Hay un buen libro sobre comportamiento cívico que conviene leer y titula “País combi”, de Pedro Morillas. Lo releía ayer subrayando algunos de nuestros males y cotejándolos con la realidad. El libro toca diversos temas, desde el tráfico (común a varias ciudades peruanas) hasta la corrupción y el sistema de justicia. Mientras repasaba sus líneas, pensaba en lo importante de estas iniciativas. En el Perú faltan denuncias y una mirada crítica honda y persistente.
En esta suerte de crítica urbana no falta razón y para comprobarlo me monté en una combi en la peor hora del día: embotellamientos sin guardia a la vista, combis anclando en las esquinas sin reparar en las prisas de sus ocupantes, congestionamiento en los mismos tramos donde siempre lo hay (en el Perú las cosas se arreglan solas o no se arreglan nunca). En uno de los recorridos, una pasajera conminaba al conductor a que la dejara descender en una esquina que no era paradero. Esta vez el chofer fue el héroe, pues resistió y dio pie al acelerador. La mujer estalló en llamas y golpeó al cobrador. Es decir, el mal no solo está al volante.
En el camino tortuoso pasaban tras de sí paredes pintarrajeadas. Los garabatos inexplicables me susurraban de una presunta maldad urbana, de unas ganas de destruir por destruir, como si Lima se hubiera divorciado violentamente de la belleza.
Los peruanos deberíamos leer dos libros para comulgar con una vida civilizada: el Manual de Carreño y, desde luego, esta interesante novedad que llegó a mis manos hace varias semanas: País Combi.
Tema aparte, confieso que pensé en algún momento en construir un blog de crítica social. Vivir mejor es posible con el respeto por delante. Si tienen algo que denunciar de su ciudad (Perú) escriban a raulantonio75@hotmail.com