Frases célebres para olvidar
Hay frases que pasan y frases que se quedan como testimonio de su tiempo. Estas nos dan una señal de lo que la vida puede ser bajo la fuerza de gravedad y que el Perú sería mejor si es que…. Entre paréntesis también va mi reflexión:
1. “Ya ves, candidateas al Congreso y colocas doce paneles publicitarios con tus ahorros de meses en varios distritos. Sudor, heridas, noches, sacrificio y muy pocas horas después una autoridad te arranca diez. Todos los paneles al depósito. Cero soles y la postulación al hoyo. Lanzarte al vacío, querido amigo, ay tú” (Sí pues. Fue aparentemente la medida de una autoridad local que golpeó a muchos postulantes al Congreso. Pero esperemos que, como en todas, en estas elecciones municipales se apliquen las mismas reglas sobre instalación de paneles. Hay que ver).
2. “Mira la portada de tu libro, quedaría así ¿Te gusta? La semana entrante te entrego todos los ejemplares” (Julio de 1997. Aquella sería la ópera prima del joven poeta. Pagado un porcentaje, el editor Fernández -solo tengo memoria de su apellido- se difuminó en el aire tras las excusas de ley. El poeta aún se pregunta si tal editor existió o fue una tortuosa fabricación de su mente. El poeta habría de publicar recién en el 2007, con otro editor, su primera edición literaria a la que llamó “La tentación infinita”. Luego vendrían “La invención del reino” y “Retratos de mi padre”).
3. “Compra el aparato y te instalamos todo gratis” (No preciso la tienda ni el asunto ni el año, solo que no había instalación ni instalador de tal mecanismo en el Perú). “Deberías ir a Indecopi o que te devuelvan la plata, querido amigo” (Senderos tortuosos por el arrebato de comprar).
4. “Nunca enseñes todos tus títulos para impactar, que pensarán que pides u ofreces algo aunque en realidad no sea así; nunca fanfarronees de tus logros que nadie se alegrará y nunca celebres frente a los demás, pues pocos son los que en el fondo celebrarán por tí” (Cuestiones de la condición humana que me recuerdan el juicio de Maquiavelo y Hobbes sobre la humanidad).
5. “Nunca aguardes ¿Ya ves?. Malas noticias. Resígnate, amigo, esa entrada al espectáculo ya no llegará. Sé que tu buen amigo se las dio a A, B, C, D y F e irá con ellos. No sé por qué a tí no te regaló, eran seis entradas y así es el fútbol, pues”. (Palabras del amigo aquel aquella lejana vez que esperé de un similar una entrada que nunca llegó. De que duele duele y no por el espectáculo).
6. “Nunca contesto mis correos a desconocidos ni sirvo a los extraños” (El Padre Juan, joven y entrañable sacerdote, me miró con gesto de extrañeza frente a las palabras del amigo en común y luego replicó: “Jesús se esconde en los extraños”). A lo que el insolente amigo duplicó: “Tampoco les contesto a mis conocidos cuando de solicitudes o favores se trata, así que no es un tema de discriminación”.
7. “Me puedes ayudar con un dinero” (Frase de un viejo amigo al que socorrí, pese a que en las mismas circunstancias se hizo negar. Son algunos según la necesidad y no según el principio).
8. “No te voy a ayudar, yo también fui un joven abogado y nunca recibí ayuda de nadie para practicar, así que deberías pasarla tan igual del mal como yo la pasé” (La justicia igualitaria suele ser, en ocasiones, bastante extraña).
9. “No te preocupes, yo te pago la semana que viene” (Han pasado diez años desde aquella frase, la deuda y la causa que la originó la olvidé, tanto como al rostro del deudor, que, desde luego, la pasa muy bien. No obstante, perdonar agravios como perdonar deudas es cerrar un círculo, primer paso para la libertad).
10. “Si te haces ilusiones no ocurrirá” (Se lo escuché a un similar en mis nueve o diez años de edad, mal tiempo para las huellas que pronto se habrían de imprimir. Pero, racionalmente, es todo lo contrario. La clave de lograr cosas reside en creer…en un próximo post te explicaré por qué).
11. “Dedícate a escribir valses” (Dardos con poderoso curare para un jovencísimo poeta que lindaba sus pasos en el patio de Letras. Pronunciadas por una jefa de práctica que no tenía la menor idea sobre el efecto Pigmalión o su contrario. Con palabras puedes desalentar o retrasar vocaciones como impulsar talentos. Tú, maestro. Sí tú, tú eliges)
Palabras, palabras, solo la terca levedad de los vocablos que se van y se quedan a la vez: “Cuídate de las palabras de unos, que nada hay peor que una buena inteligencia y una mejor labia encima de un mal hígado y una peor entraña”, “De lo que hay en tu corazón reportan tus palabras”, “Debes aprender a defenderte con las palabras, pero en una batalla mejor es quedarte callado. Siempre habrá ocasión para el arrepentimiento por las malas palabras que dijiste contra otro, nunca para el silencio y el aguante”, “Las palabras son semillas, siempre ten en cuenta eso”. Bueno, estas últimas sobre las palabras solo son la muestra de la sabiduría paterna. Estas, desde luego, no son para olvidar.