Meditación de Thais
Si me tienta el difícil violín es por esta pieza magnífica que no por popular se debe desestimar. En manos de Maxim Vengerov la melodía toca el cielo y más aún en el marco de esta historia de amor para gimotear o disfrutar como se debe.
Pero la historia de Thais no es de amor sino de devoción. Massenet compuso la ópera Thais en 1894, tomándola de la novela de Anatole France. Thais no es una mujer enamorada como puede sugerir el violín inspirador, es una Santa real del siglo IV que devino de cortesana libertina (egipcia) a cristiana por una conversión espectacular.
En este tramo de la obra Thais medita, sí, pero su duda que se disuelve por un sí extraordinario se dirige a Dios. En el preciso instante que usted oye este intermezzo sinfónico para violín solista (segundo acto) Thais se sumerge en el conflicto que la haría finalmente abrazar a la divinidad. Este turbado momento se debe a la propuesta que Athanael, monje cenobita, le hace a Thais para que abandone la vida disoluta y se entregue a Dios y a la salvación de su alma.
La melodía se presta para el amor, para la nostalgia y el encuentro (como en el video); pero su origen y mensaje es celestial y trascendente.