No. No es el Brasil de las Confederaciones 2013. Hace casi un año el mismo once que Scolari alineó en aquella final en que golearon a España dejó muchas dudas en su debut ante Croacia en el Mundial 2014. La cosa no mejoró en el siguiente partido. Un buen México desnudó las falencias brasileñas y por poco le gana y le complica la clasificación a octavos. El partido ante Camerún no cuenta mucho para el análisis por lo débil del rival, aunque aun así siguió sin gustar el cuadro de Scolari.
¿Qué cambió en un Brasil que en teoría debería ser tan buena o mejor como la de la Confederaciones? Hay varios puntos para comentar. Lo primero es que el equipo perdió equilibrio. Paso de ser un cuadro compacto, que unía muy bien sus líneas, a uno que por momentos queda muy mal parado, sufre con los pases largos a las espaldas y deja espacios impensados en la mitad de cancha.
Lo segundo, y que probablemente está relacionado con el primero, es que hay notorio bajón futbolístico en hombres claves. El caso de Dani Alves es el más crítico. Siempre fue un lateral con gran proyección ofensiva, pero nunca antes como ahora había sido una puerta abierta en defensa. Desbordarlo no es un problema para quien lo enfrenta. Y esa es una de las razones por las que el Barza ya no lo quiere. Con Paulinho pasa algo parecido. La dinámica y agresividad para la marca, y esa capacidad para estar siempre presente en el armado del ataque, de pronto se esfumaron.
Tambien se extraña el desborde de Hulk, su pegada. Y ahí podemos seguir nombrando: a Luiz Gustavo le ha quedado grande la tarea de ser el único contención. Hasta ahora esperamos ver al mejor Marcelo en ataque y a Fred ser el 9 goleador.
EL FACTOR NEYMAR
Si Brasil está en octavos y todavía es candidata para ganar el Mundial (aunque con mucho menos favoritismo que antes de empezar la Copa) es gracias a Neymar. No es la primera vez que lo digo. El jugador del Barcelona se transforma cuando viste la verdeamarela. Es como si el traje brasileño le diera poderes especiales.
Neymar juega suelto en Brasil. Si en el Barza parece estar atado, aquí se le ve libre. Y en todos los sentidos de la palabra. Aparece por todo el frente de ataque. Se recoge y organiza ataques. Cuando la tiene, es casi imparable. Encara, pasa, triangula. A pesar de su movilidad, y esto es algo que admiro de él, siempre aparece en el área para definir. No es 9 puro, ni está cerca de serlo, pero qué manera de llegar y quedar mano a mano con los arqueros.
Brasil tiene mucho que agradecer a Neymar. Scolari también. En tanto su sistema cuaje y el resto de hombres alcancen un nivel óptimo, la victoria ante Chile y el soñado título mundial caerán por su propio peso.